Una historia que empezó con un gesto noble terminó en tragedia y traición. Curtis Dixon, un hombre humilde que se hizo viral por ayudar a un desconocido, fue secuestrado por su propio sobrino luego de recibir una donación millonaria por su buena acción.
Lo que debía ser una oportunidad para empezar de nuevo se transformó en una pesadilla familiar digna de una película de terror.
Un acto de bondad que conmovió al mundo
Todo comenzó cuando Dixon se cruzó con Zach Dereniowski, un creador de contenido en TikTok conocido por sus videos sobre empatía y solidaridad. En uno de sus experimentos sociales, Dereniowski fingió ser ciego y pidió ayuda para cruzar la calle. Dixon no lo dudó ni un segundo: lo tomó del brazo y lo ayudó con total naturalidad.
El gesto fue grabado y difundido en redes, donde se viralizó rápidamente. Conmovido por su actitud, Dereniowski le entregó 1.000 dólares (poco más de 500 mil colones) y lanzó una campaña en la plataforma GoFundMe para ayudarlo. En cuestión de días, las donaciones superaron los 100.000 dólares (unos 50 millones de colones), además de recibir un auto nuevo como regalo.
Dixon, que pasaba por momentos económicos difíciles, creyó que la vida por fin le sonreía. Pero no imaginó que su propia familia convertiría esa bendición en una maldición.
LEA MÁS: Jennifer Rivas, joven presentadora y tiktoker hondureña, muere a los 21 años
La traición que vino desde adentro
Entre quienes se enteraron de la inesperada fortuna de Curtis estaba su sobrino Roland Terrell Chatmon, quien junto a varios cómplices ideó un plan para secuestrarlo y quitarle el dinero.
El 1º de septiembre, una mujer llamada Lecia López Martínez fingió tener problemas con su vehículo y pidió ayuda a Dixon. Fiel a su espíritu solidario, él accedió y la llevó en su camioneta. Sin saberlo, caía directo en una emboscada.
Minutos después fue interceptado por dos hombres armados que lo amenazaron y lo obligaron a subir a otro vehículo. Según la policía, los criminales lo forzaron a retirar 4.400 dólares de distintos cajeros automáticos, bajo amenaza de matar a su esposa si se negaba.
Luego lo llevaron hasta su casa, donde amarraron a su pareja y se robaron una caja fuerte. Finalmente, abandonaron a Dixon atado junto a su camioneta, que luego fue incendiada.
La esposa del hombre logró liberarse y pedir ayuda. Cuando las autoridades llegaron, encontraron a Dixon con vida, pero en estado de shock.
LEA MÁS: Estudiante de 13 años terminó arrestado en Florida tras hacer impactante pregunta a Chat GPT
La investigación reveló el terrible vínculo
Las primeras pistas llevaron a los detectives a revisar cámaras de seguridad en los cajeros donde Dixon había sido obligado a retirar el dinero. En las imágenes identificaron a varios de los implicados, incluyendo a Chatmon, su sobrino, quien había coordinado la operación con otros familiares y conocidos.
El caso se volvió aún más escalofriante cuando la policía halló grabaciones telefónicas que demostraban la planificación del crimen. En las llamadas, Chatmon hablaba con su hermano —quien ya estaba preso— sobre la necesidad de conseguir dinero “como fuera”.
Los investigadores confirmaron que, además de Chatmon y López Martínez, también participaron Kenneth Paul Anderson y las hermanas Ieasha y Dnequia Stroman, todos acusados de conspiración para secuestrar y asociación delictiva.
Las pruebas fueron contundentes: videos, registros de llamadas, mensajes y declaraciones de testigos. Todo apuntaba a una red bien organizada, dispuesta a traicionar a su propio familiar por dinero.
Una historia que duele y deja lecciones
El caso de Curtis Dixon estremeció a Estados Unidos y al mundo entero. No solo por la violencia del secuestro, sino porque detrás del crimen hay un lazo familiar roto por la codicia.
Dixon, que se convirtió en símbolo de bondad, terminó siendo víctima de su propia confianza. El mismo hombre que ayudó a un desconocido fue traicionado por alguien de su sangre.
LEA MÁS: ¿Cuál es el país más violento de Centroamérica?
En redes sociales, miles de usuarios expresaron su indignación y tristeza. Algunos destacaron la ironía de que la generosidad de Dixon —la misma que le cambió la vida— fuera usada en su contra. Otros señalaron la necesidad de ser cautelosos incluso con las personas más cercanas.
Expertos en seguridad consultados por medios internacionales coincidieron en que casos como este reflejan un fenómeno recurrente: cuando alguien recibe una suma importante de dinero, no solo cambia su realidad económica, sino también la percepción que su entorno tiene de él.
Mientras el proceso judicial continúa, el hombre intenta reconstruir su vida y superar el trauma. Las autoridades de Detroit aseguraron que el caso sigue abierto y que los responsables podrían enfrentar penas de hasta cadena perpetua si son hallados culpables.