Dina Khalil, una joven modelo egipcia residente en Nueva York, Estados Unidos, tomó una decisión que marcaría su vida de manera irreversible. A los 17 años, decidió someterse a un procedimiento estético con el objetivo de cambiar el color de sus ojos, de marrón a azul. Lo que parecía un cambio cosmético simple se convirtió en un riesgo serio para su salud ocular.
El procedimiento se popularizó entre jóvenes y modelos por su promesa de transformar la apariencia de manera rápida. Sin embargo, la intervención no estaba exenta de peligros. La falta de regulación estricta y la información limitada sobre los riesgos contribuyeron a que Dina aceptara someterse a esta cirugía.
Qué es la queratopigmentación
La técnica que eligió Dina se llama queratopigmentación. Consiste en implantar pigmentos directamente en el iris con el fin de cambiar el color natural de los ojos. Aunque la técnica se desarrolló inicialmente con fines médicos, como corregir lesiones o daños del iris, en los últimos años su uso estético ha crecido.
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Especialistas en oftalmología advierten que este procedimiento, si no se realiza bajo estrictas condiciones médicas, puede generar complicaciones graves como glaucoma, inflamación ocular, daño en la córnea e incluso ceguera. A pesar de estas advertencias, la búsqueda de un ideal de belleza llevó a Dina a someterse a la cirugía, subestimando los posibles riesgos.
Secuelas graves tras la cirugía
A los pocos años de la intervención, Dina comenzó a presentar síntomas preocupantes. Dolor ocular, enrojecimiento constante y sensibilidad a la luz fueron las primeras señales de alerta. Posteriormente, los daños se intensificaron y los especialistas confirmaron que el procedimiento había comprometido gravemente su visión.
Para evitar la pérdida total de la vista, Dina tuvo que someterse a varias intervenciones quirúrgicas, que aunque lograron estabilizar su condición, dejaron secuelas permanentes. Su caso se convirtió en un ejemplo de los riesgos que implica someterse a procedimientos estéticos sin la información adecuada y sin supervisión profesional calificada.
El impacto de la presión estética
El caso de Dina Khalil pone de manifiesto la influencia de los estándares de belleza y la presión social en las decisiones personales. La exposición constante a imágenes perfectas en redes sociales y medios de comunicación puede llevar a jóvenes a asumir riesgos innecesarios con su salud.
Los especialistas recomiendan que cualquier persona interesada en procedimientos estéticos, especialmente los que afectan órganos sensibles como los ojos, se informe detalladamente, consulte a médicos certificados y considere alternativas menos invasivas, como lentes de contacto cosméticos, que permiten cambios de apariencia sin comprometer la salud.
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Aunque Dina logró conservar su vista, su experiencia sirve como advertencia sobre los peligros de la queratopigmentación estética. Su caso resalta la importancia de priorizar la salud sobre la apariencia, y de evaluar cuidadosamente cualquier procedimiento estético antes de tomar una decisión.
*Esta nota fue realizada con Inteligencia Artificial, con información de El Tiempo de Colombia y revisada por un editor.