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¿Quién inventó los condones? Así eran de incómodos en el pasado

No existe un consenso respecto de cuál es el invento más importante del mundo, pero si existiese una lista, sin duda, el condón estaría dentro de ella

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No existe un consenso respecto de cuál es el invento más importante del mundo, pero si existiese una lista, sin duda, el preservativo estaría dentro de ella. Por muchos años, este dispositivo sirvió como método anticonceptivo de barrera y también como protector de enfermedades de transmisión sexual.

De acuerdo con el Servicio Nacional de Salud (NHS por sus siglas en inglés) no es 100 % efectivo, pero se acerca mucho: cuando se usa de manera correcta puede alcanzar hasta 98 % de eficacia. Aunque es cierto que cada vez más surgen nuevos métodos que permiten tener sexo seguro, la accesibilidad, practicidad y antigüedad de este dispositivo lo hace uno de los más usados en el mundo.

No en vano fue el segundo método anticonceptivo más utilizado en el 2019, de acuerdo con un estudio de la ONU, y acumuló más de 30 mil millones de ventas a nivel global para 2021. Aún hoy sigue prevaleciendo.

¿Quién inventó los preservativos?

El rey Minos de Creta es la primera persona de la que se tiene registro que utilizó un condón alrededor del año 3000 a. C., según el Centro Nacional para la Información Biotecnológica (NCBI por sus siglas en inglés). Se dice que el gobernante de Knossos mataba a cada una de las amantes con las que sostenía relaciones sexuales, debido a que eyaculaba “serpientes y escorpiones”.

Con el objetivo de protegerse así mismo y a las mujeres, fabricó un condón hecho con la vejiga de una cabra. Si lo portaba él u otra persona, ese sigue siendo un tema de debate entre los historiadores.

Un antiguo condón hecho de vejiga de cabra o de pescado

La historia apunta a que los egipcios fueron una de las primeras civilizaciones en hacer uso de este dispositivo que, en ese entonces, se fabricaba con lino. Su objetivo, más que prevenir los embarazos, era protegerse contra las enfermedades tropicales como la bilharzia. De hecho, cuando el arqueólogo Howard Carter y su equipo encontró la tumba del faraón egipcio Tutankamón se llevó una gran sorpresa: en medio de los distintos ajuares funerarios hallaron el que, según ellos, era el preservativo del entonces Rey egipcio.

Se trataba de una funda de lino fino empapada de aceite de oliva que, una vez analizada, arrojó que contenía rastros de ADN.

Los romanos, por su parte, tampoco se quedaron atrás e incluso fueron más allá. El NCBI recoge que, al igual que los egipcios, se valieron de lino para crear las fundas. Pero no solo eso, sino que usaron intestino y vejigas de animales, en especial de ovejas y cabras. La posibilidad de que hayan utilizado tejido muscular de combatientes muertos está puesta sobre la mesa, pero no existe evidencia sólida de ello.

Mientras que la civilización china fabricó dispositivos con papel de seda y los lubricó con aceite, la tribu Djukas de Nueva Guinea optó por una idea mucho más radical para la época: creó un condón femenino de aproximadamente 15 centímetros hecho con una planta específica.

Si de la historia del condón estamos hablando, no podemos dejar por fuera de la conversación a Gabriele Falloppio, quien desarrolló una funda de lino que tenía como objetivo servir de protección contra la sífilis. Su invento fue descrito en el libro De Morbo Gallico o en español La enfermedad francesa.

“Las vainas del renacimiento también estaban hechas de intestinos de cordero y cabra. Fueron elaboradas por carniceros, que entendieron la alta resistencia a la tracción asociada con los respectivos intestinos”, detalla la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Los soldados británicos que luchaban en la Guerra Civil Inglesa, al parecer, también recibieron preservativos elaborados con intestinos de pescado, ganado y ovejas. Hasta ese momento, se implementaban para frenar la transmisión de sífilis, pero pronto se le dio otro uso: la anticoncepción. Esta nueva perspectiva llegó de la mano del rey Carlos II de Inglaterra, quien pidió a su médico de cabecera, Lord Condom, fabricar un dispositivo para frenar el nacimiento de hijos ilegítimos. El resultado fue una funda de intestino de cordero ablandado.

Su nombre

No está claro de dónde proviene el nombre del condón, pero son muchos los expertos que afirman que está estrechamente ligado con el apellido del especialista (Lord Condom). Durante mucho tiempo, este método estuvo reservado para la población con altos recursos económicos, pero pronto comenzó a popularizarse en burdeles y entre las personas del común.

A la vulcanización del caucho por parte del inventor estadounidense Charles Goodyear sobrevino la expansión y popularización del condón. Los preservativos elaborados con intestinos de animales quedaron obsoletos en el siglo XIX y se abrió paso a la producción a gran escala en el año 1860.

Con la llegada de la Primera Guerra Mundial también vino una proliferación de sífilis y gonorrea entre los soldados estadounidenses y británicos , quienes no usaban preservativos. A diferencia del ejército alemán, que vio el despliegue de estos dispositivos, junto con armas y municiones.

La actitud reacia hacia este tipo de dispositivos se debía, en gran medida, a que durante un tiempo se prohibió tanto la venta de condones por correo como la publicidad pública de anticonceptivos en territorio estadounidense.

Para 1920 arribó el látex, el material más común para la fabricación de preservativos en la actualidad. Cuando se utilizan de manera correcta pueden reducir el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual, al servir de barrera contra la exposición a secreciones. De la misma manera, fungen como método anticonceptivo.

Después de la Segunda Guerra Mundial, tanto Estados Unidos como otras naciones europeas se abrieron al uso de preservativos. Sin embargo, su extensión estuvo impulsada por el descubrimiento del HIV en la década de 1980.

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