En El Carmen de Cartago vive una perra que, aunque no lo sabe, es un milagro con cuatro patas.
Su nombre es Lazzie Marie, tiene siete años, pasó de ser botada dentro de un saco en un lote baldío, enferma y al borde de la muerte, a convertirse en la consentida de toda una familia.
Todo comenzó en plena pandemia, cuando Mariela Bonilla, hija de Carolina De Franco, se topó en la página de Facebook “Asociación ResiDog Bienestar Animal Turrialba” con la foto de una perrita de mirada triste.
Lazzie había sido encontrada dentro de un saco en un lote baldío, enferma y sin fuerzas. Para quien la botó, su vida no valía nada, pero unos rescatistas decidieron darle una segunda oportunidad.
“Cuando fuimos a buscarla todavía estaba muy afectada por tanto descuido que sufrió. Los rescatistas ya la habían castrado y dado cariño, pero todavía estaba muy afectada.
“Aun así, desde el primer día la dejamos dormir en la cama porque estaba recién operada. Era demasiado temerosa, seguro la habían maltratado mucho, hasta miedo le daba cuando le hacíamos cariño”, recuerda doña Carolina.
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Amor a primera vista
Mariela, con 24 años y embarazada, no lo pensó dos veces. Vendió ropa para reunir lo necesario y, con la ayuda de su hermano Bryan, fue hasta Turrialba para adoptar a la perrita.
“Mami, voy a traerme a esa perrita”, dijo muy decidida. Y así fue.
Desde el primer momento, el lazo entre Mariela y Lazzie fue profundo. Tal vez por eso, hoy el hijo de ella, el pequeño Alessandro, siente un amor inmenso por la perrita que llegó a medio embarazo.
La reina de la casa
Al principio Lazzie tenía miedo a todo: a las escobas, a los palos de piso y hasta a las caricias. Pero con paciencia y toneladas de cariño, la familia la fue ganando.
“Poco a poco empezó a gustarle que la tocáramos. Ahora es la reina de la casa”, dice doña Carolina entre risas.
La perra aprendió a ser parte de la rutina familiar. Cuando suena el celular y doña Carolina no lo escucha, ella va y la toca con la patita, como avisándole. Cuando el esposo, don Henry Bonilla, llega en carro, Lazzie corre a subirse porque sabe que viene la vuelta de rigor, aunque sea solo para guardar el vehículo.
No es de juguetes, pero sí de huesos, que cuida como tesoros. Eso sí, cuando se trata de la comida de la casa, hay que tener cuidado porque si queda algo en la mesa o en la pila, ella se las ingenia para alcanzarlo.
Más que una perra
“Encontramos en ella el amor más puro que se puede encontrar: es incondicional. Cuando yo he llorado, ella viene con su patita, me toca y se queda conmigo. Ella cambió el brillo de la casa, hubo un antes y un después de Lazzie Marie”, confiesa Carolina.
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La familia ha aprendido a respetar su espacio como perrita, sin humanizarla en exceso, pero dándole un lugar especial en la mesa: su propia silla. No come ahí, solo se sienta a observar mientras todos cenan, como queriendo recordarles que también es parte de la familia.
Lazzie duerme en el cuarto de Mariela y, cuando ella se va a trabajar, se pasa al de doña Carolina porque no le gusta quedarse sola.
“Es hija perruna única, la chineada de la casa”, asegura su dueña.
Nobles, únicos y agradecidos
La historia de Lazzie también recuerda lo que muchos expertos destacan: los perros sin raza, conocidos como zaguates, suelen ser más fuertes y sanos que los de raza pura, además de nobles y agradecidos.
Según “blog.mascotaysalud.com”, al provenir de cruces naturales presentan menos problemas médicos y son compañeros fieles para toda la vida.
Cada zaguate es irrepetible. Ninguno se parece a otro, lo que los hace aún más especiales. Y, a diferencia de los perros de raza que pueden costar un dineral, los perros sin raza se adoptan y, de paso, se les salva la vida.
Ángeles para los animales
La organización que rescató a Lazzie, Residog Turrialba, es una asociación sin fines de lucro que se dedica a rescatar, rehabilitar, castrar y buscar hogares para perros abandonados o maltratados. También promueve la tenencia responsable y la importancia de la castración.
Quien desee apoyar puede hacerlo a través del SINPE Móvil 8757-7077 o consultando al mismo número por WhatsApp.
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Amor incondicional
Han pasado más de cinco años desde que Lazzie llegó a la vida de doña Carolina y su familia. Hoy, esa perra que un día fue desechada en un saco es la que llena la casa de alegría, la que acompaña en los momentos de tristeza y la que demuestra que el amor de un perro es de los más sinceros que existen.
“Mi familia la adora porque es un amor, es demasiado cariñosa y muy noble. Después de tanto cariño, usted no tiene idea lo agradecida que es. Por eso siempre digo que ella no solo nos cambió la vida, también nos enseñó lo que significa el amor verdadero”, concluye doña Carolina con la voz entrecortada.
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