En un hogar de Santo Domingo de Heredia había un silencio raro. La casa de don Marco Córdoba Rojas, de 65 años, estaba triste desde que en enero murió Cuantum, el rottweiler que lo acompañó durante una década y que, según él, se le llevó el cáncer que él padecía.
“Cuantum era mi amigo fiel, mi protector. Cuando me detectaron linfoma en el intestino, axilas, cuello y pecho, él estuvo ahí.
“Era especial con toda la familia. Yo siempre digo que ese perro cargó con mi enfermedad, por eso falleció, porque se llevó mi cáncer”, recuerda don Marco, quien el 24 de abril terminó su última quimio.
La casa necesitaba un respiro. Por eso, la familia (don Marcos, su esposa, Rosa María Bolaños Villalobos, sus hijos Rosa Victoria, Marco Antonio y José Ernesto, además de las nueras María José y Fabiana) hizo una encuesta: ¿volvemos a tener perro? Ganó el “sí” por goleada. Así fue como el destino apostó por Numa.
LEA MÁS: Perros y gatos sin hogar reciben una muy buena noticia desde la Asamblea Legislativa
Amor a primera vista
Numa llegó de apenas tres meses y con un carácter tan dulce como travieso.
“Nos la recomendaron por noble, pero también por ese espíritu fuerte que caracteriza a los rottweiler. Desde el primer momento sentimos que era ella”, cuenta don Marco.
El nombre salió de una ronda familiar de consultas. Pelotearon varias opciones hasta que Numa ganó por mayoría.
La perra se adaptó tan rápido que ni siquiera lloró la primera noche. Lo que sí hizo fue desarmar camas, roer huesos como si fueran galletitas y dejar claro que, además de perra, tiene genes de “cabra, canguro y conejo”, como bromea la familia.
Numa no sustituye a Cuantum, pero sí llenó el vacío que dejó.
“Llegó a iluminar la casa. Es importantísima para nosotros”, afirma el papá humano.
Guardiana con corazón gigante
A sus nueve meses, la rottweiler ya es una guardiana nata. Le ladra a todo lo que se mueve, no le tiene miedo a nada, ni a bombetas de turno y se planta firme ante cualquier perro que pase frente a la casa.
También es intensa. Mucho. Come un kilo de alimento al día y, según don Marco, “no come… devora”. A veces le dan un huevo crudo para fortalecer el pelo, un truco casero que la familia usa desde hace años.
Numa aprendió comandos básicos: echarse, detenerse, caminar, esperar para entrar a la casa y no tocar la comida hasta que se lo autoricen. Eso sí, por inquieta también ha dado sustos.
LEA MÁS: Dos gaticos llegaron a llenar de amor y maullidos un hogar en Coronado
“Una vez se nos escapó de la casa y salió corriendo a todo lo que daba. Se tiró a la calle, venía un carro y pegó contra él. Fue solo un susto, gracias a Dios no pasó a más. Desde ese día la sentamos y no se mueve hasta que se cierre la puerta. Eso sí, no dejamos de vigilarla”, reconoce.
Una guerrera que se recupera
Hace poco, Numa se lesionó un ligamento de la pata trasera derecha y tuvo que ser operada. La recuperación ha sido complicada porque no existe terapia que pueda detener su espíritu acelerado.
Este fin de semana tiene cita con el ortopedista para saber si necesitará una segunda cirugía. Aun así, sigue brincando por toda la casa como si nada.
Doña Rosa María pasa bastante tiempo con ella.
“Con mi esposa es un amor las 24 horas. Ella la entrena, le da de comer… Numa se echa solita para que le hagan cariño. Es demasiado especial”, dice el orgulloso dueño.
Consejos para cuidar un rottweiler
Aprovechando la historia de Numa, aquí van algunos consejos para quienes tienen, o quieren tener, un rottweiler:
Alimentación inteligente: esta raza come bastante, pero no todo le cae bien. Lo ideal es un alimento de alta calidad, rico en proteína, y porciones divididas si el perro es muy glotón. El huevo ocasional ayuda con el brillo del pelo, pero no debe ser una costumbre diaria.
Sencillamente, los amamos
Una familia cuenta cómo su bulldog inglés Theo hizo realidad un sueño en Navidad
Chuky: el gato que convirtió la soledad en ternura y enseñanzas felinas
Lazzie Marie, la perra que botaron dentro de un saco y hoy es la reina de una familia en Cartago
Frida es una perra que le devolvió los ladridos de amor a una familia que los había perdido
Cabeza fría ante una raza fuerte: un rottweiler necesita límites claros. No se trata de humanizarlo, sino de enseñarle reglas. Constancia, paciencia y comandos básicos evitarán sustos.
Ejercicio y estimulación: son perros poderosos, llenos de energía. Caminatas, juegos de fuerza controlados y mucha actividad mental previenen destrozos… como los de las camas de Numa.
Revisiones veterinarias frecuentes: por su contextura, estas mascotas pueden desarrollar problemas articulares. Mantener chequeos al día es clave para evitar lesiones graves o cirugías adicionales.
Numa es un ejemplo de lo que pasa cuando un rottweiler recibe amor, disciplina y compañía: se convierte en la chispa que ilumina una casa completa.





