Nacional

Abusos y aislamientos forman parte de terapias de conversión a personas LGBTQIA+

130 agrupaciones se oponen a que puedan seguir practicándose por la libre

EscucharEscuchar

Las personas con una orientación sexual diferente son sometidas, en muchas ocasiones, por sus familiares a terapias de conversión que les “curarán”.

Por eso, un total de 130 organizaciones y más de mil personas se unieron para alzar la voz por esas víctimas, quienes desconocen que los abusos, aislamientos, dietas y violencia psicológica a la que los están sometiendo para que “entiendan” que lo que sienten está mal y puedan cambiar, no son normales. Por el contrario, violan sus derechos humanos.

Así lo explicó Shy Alarcón, vocera de Resistencia LGBTIQA+ de Costa Rica, quien expresó su repudio a las terapias de conversión que se han estado realizando en el país desde hace más de 30 años.

“Como organizaciones y personas defensoras de los derechos humanos, apoyamos el proyecto de ley 20.970 para prohibir todas aquellas ‘torturas’ dirigidas a revertir o modificar la orientación sexual y la identidad de género de las personas LGBTIAQ+ disfrazadas de ‘terapias de conversión’, que se discute, actualmente, en la comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa y que, acertadamente, buscan prohibir este tipo de actividades, que atentan contra la integridad física, emocional y psicológica de las personas con una sexualidad diversa”, explicó Alarcón.

Según compartió la vocera, estas son practicadas por algunos profesionales de la salud, como psicólogos o de forma clandestina por guías espirituales o religiosos a quienes acuden las familias para someter a sus seres queridos.

“Queremos que se detengan, porque al final las consecuencias de estas prácticas son nefastas, atentan contra la autoestima y el desarrollo integral de las personas que son sometidas a ese tipo de procesos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya determinó que no es una enfermedad; por lo tanto, no hay nada que curar”, agregó Alarcón.

Variedad de “ayudas”

Alarcón comentó que algunas de las víctimas de estas “torturas” fueron sometidas a terapias de shock, privación de comida o agua, golpes; también, se les prohibió el contacto con otras personas, e incluso, la posibilidad de seguir estudiando en la escuela, colegio o universidad, o hasta practicar deportes. Se les amarró dentro de la casa y se les hizo creer que eran culpables de las afecciones de salud o situaciones de pobreza y vulnerabilidad de sus familias.

“Las personas con mayores condiciones de vulnerabilidad caen en este tipo de estafas que le pagan a otros que han montado un negocio con mitos, estigmas y temores para que, por determinada cantidad de dinero, “curen” a sus seres queridos que tienen una orientación sexual diversa”, explicó la defensora de derechos humanos.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.