Guardar el cepillo de dientes en la refrigeradora parece una idea innovadora, pero la evidencia científica muestra lo contrario: el frío no evita la proliferación bacteriana y puede incluso empeorarla. Un repaso de estudios especializados indica que el baño, bajo condiciones adecuadas, sigue siendo más seguro que el refrigerador.
Refrigeradora: un ambiente cerrado y húmedo
Según un artículo de revisión científica publicado en la base de datos PubMed Central (PMC), titulado “Toothbrush Contamination: A Review of the Literature”, los entornos húmedos y sin ventilación favorecen un aumento de hasta 70% en el crecimiento bacteriano en comparación con ambientes bien aireados. El refrigerador, al ser un espacio cerrado y con humedad constante, no ofrece ventajas comprobadas.
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Además, guardar un cepillo mojado dentro del refrigerador puede propiciar la aparición de moho y otros microorganismos resistentes al frío.
Un riesgo adicional señalado por Consumer Reports es la posible contaminación cruzada con alimentos, ya que las cerdas húmedas pueden entrar en contacto con superficies contaminadas dentro del electrodoméstico.
Baño: el riesgo está en la cercanía al inodoro
Si bien el baño no es un lugar estéril, la clave está en cómo se coloca el cepillo. Estudios microbiológicos, como el “Toothbrush contamination by toilet plumes: A comparative study in Chennai”, de la India, han demostrado que al accionar la cisterna, las partículas microscópicas del inodoro pueden dispersarse hasta dos metros de distancia.
Esto significa que los cepillos deben mantenerse alejados del inodoro y, de ser posible, dentro de gabinetes ventilados. Si el espacio no lo permite, cerrar la tapa antes de descargar reduce hasta un 90% la dispersión de partículas.
¿Cubiertas o estuches protectores?
El uso de tapas plásticas genera controversia. Algunos estudios (PubMed, PMC) encontraron que las cubiertas reducen la contaminación si el cepillo está completamente seco.
Sin embargo, investigaciones revisadas por la American Dental Association (ADA), una de las organizaciones odontológicas más grandes y reconocidas del mundo, indican que al cubrir un cepillo húmedo se crea un microclima ideal para bacterias.
La conclusión: si se usan cubiertas, deben ser ventiladas y colocarse solo cuando las cerdas estén secas.
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Secado y ventilación, la clave para la higiene
La ADA recomienda enjuagar el cepillo tras cada uso, sacudir el exceso de agua y dejarlo secar al aire en posición vertical. Secarlo con paños o toallas no es recomendable, ya que puede transferir microorganismos y dañar las cerdas.
Un estudio publicado en MDPI (Multidisciplinary Digital Publishing Institute), una editorial académica suiza, confirma que los cepillos guardados al aire libre y en lugares ventilados muestran menor carga microbiana que aquellos en cajas cerradas.
Consejos prácticos para almacenar el cepillo de dientes
- Mantenerlo en posición vertical para que escurra el agua.
- Guardarlo en un lugar ventilado, sin tapas herméticas.
- Mantenerlo a dos metros del inodoro o cerrar la tapa al descargar.
- Evitar colocarlo en refrigeradores o cajones cerrados.
- Usar cubiertas ventiladas solo cuando el cepillo esté completamente seco.
- Reemplazarlo cada 3 a 4 meses, o antes si las cerdas están deterioradas.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial y fue revisado por un editor para asegurar su precisión.