El Colegio de Médicos y Cirujanos y la Asociación Costarricense de Psiquiatría confirman que tantísimas horas que pasamos los ticos en las presas terminan afectando la salud mental, de hecho, las consideran consideran como una nueva epidemia.
Desde la perspectiva de la salud mental, el doctor Francisco Golcher Valverde, psiquiatra y presidente de la Asociación Costarricense de Psiquiatría, señala un fenómeno preocupante.
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“En la cotidianidad de una presa, la preocupación por llegar tarde y la frustración por la inmovilidad desatan enojo y malestar.
“Asistimos a una situación similar a la fábula (don León de la Rueda), donde al subir al vehículo, algunas personas se transforman, gritando e insultando en una competencia por avanzar, lo que puede derivar en accidentes y situaciones lamentables. Esto revela una dificultad para manejar el estrés propio a las presas”, explicó.
Para el doctor Golcher, gritar y perder la calma solo agrava la situación y puede generar problemas con consecuencias serias.
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Por ello, recomienda estrategias prácticas para enfrentar el congestionamiento, como contar, respirar profundo o compartir el viaje, para conversar de temas positivos que ayuden a disminuir la tensión.
Además, reconocer que somos víctimas de una situación ajena a nuestra responsabilidad y tratar de relajarnos con música son algunas acciones.
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Ante esta realidad, el Colegio de Médicos hace un llamado urgente a las autoridades y a la población a tomar conciencia de esta “nueva epidemia” y a buscar soluciones integrales que mitiguen sus efectos en la salud pública.