La diputada Monserrat Ruiz, del Partido Liberación Nacional, pasó una de las noches más terribles de su vida, debido a un susto que le pegó su amado gato Milo, pero por fortuna la pesadilla tuvo un final feliz.
El felino se escapó de la casa y pasó toda la noche afuera pese a que lo buscaron por todo lado, pero por dicha este jueves en la mañana regresó, lo que devolvió la paz a la familia de la legisladora.
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Ella contó que el miércoles en la noche, cuando llegó a su casa, en Naranjo, se dio cuenta de que el animalito había desaparecido y se puso a buscarlo por todo lado, pero no logró encontrarlo.
El minino nunca sale de la casa, por lo que le sorprendió muchísimo que desapareciera.
“Mi hijo Marcelo llegó como a las ocho de la noche a la casa y se dio cuenta de que el gato no aparecía, la última vez que lo vieron fue como a las cuatro de la tarde.
“Cuando llegué y me enteré, de inmediato empecé a buscarlo dentro de la casa y, como no apareció, salí a buscarlo a pie a ver si lo veía, pero tampoco”, contó Monserrat con tono cortado.
Y es que el pequeño peludito se ha ganado el cariño de todos en su casa, pues en solo unos meses se ha vuelto parte fundamental de la familia.
“Lo adoptamos en octubre pasado, era un bebé, cabía en mi mano, lo fuimos a recoger a una casa cuna en Grecia, estaba muy malito, flaco y con enfermedades, pero con la ayuda del veterinario y los medicamentos que le mandó, se fue reponiendo. En un momento llegamos a creer que era un gatito enano porque no crecía, pero cuando se fue poniendo fuerte empezó a crecer y se hizo hermoso, es blanco y tiene la cola parda y antifaz pardo”, narró la legisladora.
Un gran chineado
Monserrat contó que Milo tiene en casa una camita en forma de cueva, juguetes y varios collares, tiene uno rosado y otro de flores porque en un principio creyeron que era una gatita, hasta le habían puesto de nombre Abba, pero ya luego el veterinario les dijo que era un macho y le cambiaron el nombre.
“Cuando se perdió andaba con su collar rosado. Vivimos un calvario mientras estuvo desaparecido porque nos preocupaba que le hubiera pasado algo. Como ayer llovió me temía que perdiera el rastro para regresar.
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“Ayer (miércoles) lo estuvimos buscando por todo lado, luego de que acosté a mi hijo volvía salir a la calle a buscarlo, los vecinos me preguntaban que qué pasaba, porque me veían caminar por todo lado y yo les decía que se me había perdido el gato, pero lastimosamente nadie lo vio”, relató la vecina de Naranjo.
La diputada también tiene un perro, se llama Oso y se lleva superbién con Milo, se han adaptado muy bien a estar juntos así que hasta el can estuvo triste porque su amigo de juegos no estaba.
“Prácticamente no pude dormir nada, me quedé en la sala sentada en un sillón, con la puerta abierta, esperando que el gato volviera, pero nada. Hoy (jueves) a las 3 de la mañana salí a buscarlo otra vez, pero no lo encontré, estaba desesperada.
“Pensé de todo, que quizá andaba perdido, que se lo había comido un bicho (hizo una pausa porque se le salieron las lágrimas), o que tal vez alguien lo había visto y se lo llevó para la casa”, dijo Ruiz.
Mucho dolor
Toda la familia de la diputada estuvo afectada por la desaparición del gatito. La hija mayor de Monserrat, Helena, quien tiene 18 años y vive en Heredia porque está estudiando en la Universidad, se puso muy triste cuando la llamaron para contarle, hasta le dijo que quería irse para la casa para ayudar a buscarlo.
“Le puse la caja de arena afuera de la casa y las tacitas de la comida y el agua también para ver si le llega el olor. Él se ha convertido en parte importante de la familia, duerme a los pies de mi cama y me hizo una falta increíble las horas que estuvo desaparecido. Además, es un gran chineado y no queríamos que alguien lo vaya a maltratar o algo así, por eso nos urgía encontrarlo.
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“Ayer (miércoles) me despedí de él porque ya sabe a qué hora salgo de la casa y también sabe a qué hora llego, por eso fue tan duro no verlo en la noche, siempre me espera”, relató.
Este jueves en la mañana, la muchacha que ayuda a la diputada en las labores de la casa se puso a buscar el gato por todo el barrio, hasta puso latas de atún en varios lugares para atraerlo. Luego de eso, el felino llegó solito a la casa.
“Llegó sucio, sin collar y con mucha hambre, pero gracias a Dios no está herido. Estoy feliz de que hayamos recuperado a nuestro Milo”, dijo Ruiz para concluir esta historia que por dicha tuvo un final feliz.