El edificio Lehmann, antes lleno de libros y tranquilidad, era este jueves un hervidero de gente con ganas de conocer la tienda de moda que funciona ahora ahí.

La llegada de la marca ecuatoriana Eta Fashion al famoso edificio de la avenida Central josefina sorprendió a la gente que pasaba y que entró añorando los recuerdos de la librería que por 103 años estuvo allí, pero que también se sentía atraída por la novedad.

Los dueños adelantaron la apertura del local, prevista para este viernes, y en cuanto cortaron la cinta, dieron un coctel y se fue la prensa, el público empezó a entrar.

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A eso de las 12:15 de la tarde la tienda quedó abierta.

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“Lo que pasa es que teníamos todo montado, se cortó la cinta y estaba tan bonito que dijimos, abramos de una vez”, explicó Camila Camacho, jefe de Mercadeo de Eta Fashion.

Y entonces, allí sí, lo que antes era silencio ahora es una tienda que vende moda, con música reguetón a todo volumen, ofertas y mucho ir y venir de personas.

“Queremos que la combinación de la arquitectura de la fachada con lo moderno sea de satisfacción para los costarricenses porque la moda también es cultura”, dijo Camila.

Andrea Torres, de Tibás, entró pensando en la librería, pero luego quedó atrapada por un pantalón que para ella tenía buen precio. “Es otra cosa, antes pasaba uno a ver un libro y se quedaba un rato. Pero me gusta como quedó”, dijo.

Como el original

El principal cambio en el edificio, y el más evidente, es en la fachada, que recuperó la apariencia de 1914, cuando la obra fue construida por el arquitecto Gerardo Rovira.

Para volver a esa apariencia se utilizaron fotos del edificio de aquella época.

“La intervención se basa en información fidedigna y no en supuestos ni interpretaciones del autor, con el material fotográfico antiguo con el que se cuenta”, señaló Verónica Solórzano, arquitecta del Centro de Patrimonio Cultural.

Recordemos que el edificio Lehmann fue declarado patrimonio histórico arquitectónico en el 2016 y que apenas el 2 de setiembre pasado fue desocupado por la librería.

Entre las modificaiones hechas al edificio está la creación de un acceso para personas con discapacidad, una ruta de evacuación, servicios sanitarios para los clientes y se modernizaron las tuberías y el sistema eléctrico.

Además, el edificio se pintó por completo, los vidrios de la planta baja se cambiaron y se instalaron toldos sobre cada ventana para simular los que tuvo hace un siglo. Es la primera vez en mucho tiempo que las ventanas se pueden apreciar completas porque antes allí había vitrinas.

“Recuperemos este emblemático patrimonio josefino y lo podemos apreciar de forma muy similar a como fue construido hace un siglo”, dijo Diego Meléndez, director del Centro de Patrimonio Cultural.