El verbo “rendirse” no existe en el diccionario de Zenia Narváez, una nicaragüense, de 34 años, que pronto reabrirá su restaurante con un nuevo concepto en Curridabat, tras pasar un tiempo difícil.
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Junto con su pareja, Josué Sánchez, abrirá un restaurante fusión de gastronomía nicaragüense, pasta y pizza. Ambos decidieron combinar sus conocimientos culinarios para deleitar a sus clientes con su cuchara.
Zenia contó a La Teja que su pareja trabajó alrededor de 15 años en restaurantes italianos y allí adquirió experiencia en la elaboración de pastas y pizzas, mientras que ella fue salonera, pero siempre soñó con tener un restaurante en el país.
Ella vino a Costa Rica hace 12 años; su papá que se había mudado al país hace más de 30, la trajo para que ella pudiera buscar un trabajo.
“Mi papá ha trabajado acá en Costa Rica toda la vida. Él nos enviaba dinero a Nicaragua. Un día yo le dije que quería irme para Costa Rica a buscar trabajo, porque en Nicaragua es complicado encontrar uno y más una buena paga. Vine al país a los 21 años a trabajar”, contó Zenia, quien tiene dos hijos.
“Trabajé como salonera durante un año y luego me pasaron a administración en un restaurante de comida italiana. Comencé a ahorrar mucho para luego montar nuestro propio negocio”, añadió.
La cuchara nicaragüense
Zenia aprendió a cocinar al lado de su mamá y sus abuelas.
“Yo me crié con mi abuelita, que en paz descanse. Ella cocinaba todo lo típico de Nicaragua, somos de finca; lo hacía en la tierra. Ella me decía: ‘Ábrame un hueco ahí, meta leña y le pone dos piedras y luego, cuatro piedras a los lados’. Ahí ponía la cazuela y cocinaba sopa de res, sopa de gallina con albóndigas, sopa de mondongo y más”, contó.
Para ella, poder comer lo que uno quiere es una bendición.
“La comida es una de las cosas más bellas de esta vida. Comer rico es una de las cosas más espectaculares para mí, uno de los placeres más ricos y bellos. También es una bendición de poder comer lo que uno quiera comer y poder cocinarla, todavía más”, expresó.
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Una época gris
La pareja abrió el restaurante hace dos años, con un menú distinto. Durante este tiempo, tuvieron el negocio en Desamparados, donde el hampa se ciñó contra ellos. La pareja sufrió un robo y varios intentos de hurto.
“Se nos metieron a robar cuatro veces. La primera vez se llevaron una pantalla, una computadora y efectivo; caímos como pollitos porque dejábamos dinero ahí en la caja”, contó Zenia.
Las otras veces intentaron robarles, pero ellos ya vigilaban su negocio, pues colocaron cámaras para estar atentos a cualquier situación. Además, ya no dejaban efectivo en la caja para evitar más robos.
Sin embargo, esto no los detuvo ni a Zenia ni a su pareja; ellos se levantaron cada vez que trataban de robarles. Llegaron al punto en que decidieron cambiarse de zona.
“Cuando quiero algo, lucho hasta el final. Creo que lo único que me puede vencer es la muerte o una enfermedad, porque al estar en una cama no puede hacer uno nada. Pero mientras hay vida, todo se puede”, comentó.
Nunca se rindió
A pesar de los robos que sufrió, decidió continuar con su negocio, pero en otro lugar.
Después de entregar las llaves, pasó varios meses trabajando desde la casa, vendiendo la comida por medio de exprés. Esto le ayudó a la familia a continuar recibiendo ingresos, pues con el dinero que obtiene por medio de la venta de comida, paga sus necesidades.
“Abrí un espacio en mi casa. Puse una parrilla y una mesa de trabajo. Ahí comencé a trabajar durante cinco meses. Los clientes aún me pedían por WhatsApp y pasaban a recoger. Ahora que encontré el local que me gusta, así como la ubicación, ya nos pasamos al restaurante”.
La pareja consiguió un nuevo lugar en Curridabat, donde tienen su restaurante con un nuevo concepto.
“Le dije: ‘Amor, ¿y por qué ahora en el nuevo restaurante que abra con comida nicaragüense, no fusionamos? Usted haga pizza y pasta y yo mi comida nicaragüense’. Le encantó la idea; ese es nuestro nuevo concepto".
Entre los platos nicaragüenses, ella vende chancho con yuca, sopas, fritangas, tacos y más.
“Me encanta cocinar, me fascina la atención al cliente, que es algo que me caracteriza. Creo que alguien que emprende en estas cosas tiene que, sí o sí, gustarle la atención al cliente. Si eso le hace feliz, adelante”.
“Venimos para lograr nuestros sueños”
Zenia cree que toda persona vive para lograr sus sueños, no darse por vencida, y hacer lo que le hace feliz.
“Si uno tiene un sueño, hay que luchar por él hasta lograrlo. Van a haber muchos tropiezos, muchas cosas que lo desaniman a uno, pero, como todo en la vida, hay que respirar y continuar hasta lograr el propósito.
“Creo que venimos para lograr nuestros sueños, no darnos por vencidos y siempre hacer lo que nos hace feliz”, añadió.
Ella dejó un mensaje muy importante para sus compatriotas, así como otros extranjeros y costarricenses, que tienen un sueño que quieren hacer realidad, pero tienen miedo al futuro.
“Crean a diario que lo pueden lograr, que lo van a hacer. Repitan que sí pueden, que no va a haber un obstáculo. Tengan mucha fe, pídanselo de corazón a Dios porque las cosas sí se dan. Cuando uno quiere, con las ganas necesarias, todo se da”, promete.






