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Radiografía de La Tagada: Conozca la historia del popular juego mecánico

Juego mecánico la Tagada se va de gira por todo el país

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Durante los pasados Festejos Populares de San José, desarrollados en Zapote, uno de los entretenimientos gratuitos de la noche fue ir a “tirarse el show” de los valientes que se montaban en La Tagada.

Por eso don Fernando Malavassi, encargado de Ciudad Mágica, la empresa a cargo del famoso juego mecánico, nos contó que es catalogada como un “juego espectáculo”, ya que ninguna vuelta es igual a la otra, siempre hay gente distinta y todo lo que sucede es diferente.

Su secreto es sencillo: es el único juego que disfrutan tanto los que se suben a menearse sin control, como los que están observando entretenidos cómo se van cayendo sus ocupantes o los que se agarran como un mono en un ventolero. Otros hasta van enseñando partes de sus cuerpos, cuando las prendas empiezan a ceder.

No era casualidad que en redes sociales abundaran los videos sobre los pachos de la noche.

La Teja conversó con Malavassi para conocer detalles sobre este gigante entretenimiento.

La Tagada llegó a Costa Rica en 1982 para unas fiestas que se realizaron en una plaza de barrio México, pero fue para probarla.

“En esas fiestas la usamos para conocerla porque como es tan ‘nerviosa’. Al principio nos asustó un poco porque la gente se golpeaba muy fácil, pero era porque ninguno de nosotros sabía manejarla bien. Ahí le fuimos agarrando la maña y la llevamos a las fiestas de Zapote, de ese año y fue un boom desde entonces”, recordó don Fernando.

Otro detalle que probablemente usted no sepa es que Costa Rica fue el primer país de Centroamérica que la tuvo.

“Fue todo un espectáculo. Ya en Europa nos lo habían recomendado porque era un aparato espectáculo, ya que no solo disfrutan los que están montados, sino también los que están viendo, siempre ha sido espectacular”, contó el empresario.

Donde más pega

Las fiestas en la Gran Área Metropolitana y en Limón son donde más personas se suben al juego mecánico, lo cual no sucede en Santa Cruz, San Isidro de El General o Guápiles, lugares en los que los asistentes a las fiestas como que le tienen miedo o mayor respeto, según contó Malavassi.

Los limonenses incluso se ponen bravos cuando se montan porque quieren que la máquina esté lo más chúcara posible y los saque del asiento, pero don Fernando reconoció que deben de tener cuidado para que la gente no se golpee más de la cuenta.

“Prácticamente todo el año pasa de gira y particularmente para la época de Halloween y a principios de diciembre que hay muchas fiestas privadas que la contratan para que los empleados hagan loco. Un par de ocasiones la hemos llevado a cumpleaños y ha sido bastante vacilón”, reveló.

Aunque no reveló el monto en el que la alquilan, dio a entender que no es cualquier menudillo el que deben desembolsar, pues aunque solo la vayan a usar cuatro horas, se necesitan dos días para montarla y otros dos para desmontarla, más obviamente el espacio suficiente para instalarla y que sea bastante plano y con acceso para los cabezales en los que la movilizan

24 toneladas

“Ella viene montada sobre un tráiler. Tiene unos pistones hidráulicos que la levantan y uno le quita las llantas con las que rueda por la carretera y toda la estructura queda a nivel del piso. El plato central se abre como a la mitad como una empanada y ya abierto se empiezan a instalar los asientos en todo alrededor con tornillos especiales muy fuertes para soportar el trajín. Luego se montan los accesos, las gradas y las barandas para que el público suba”, describió Fernando.

El peso total de la estructura, con tráiler incluido, es de 24,8 toneladas (24.800 kilos).

El empresario recordó que montarse en la Tagada en 1982 costaba ¢5 y ahora, 40 años después, el valor del boleto es ¢1.200.

Actualmente hay otras dos empresas que se dedican a la instalación de juegos mecánicos.

La segunda

Esta es la segunda generación, porque la primera que llegó al país se pensionó y en 1994 o 1996 fue sustituida por la que actualmente recorre el país.

“Esta fue construida en Italia, por una empresa que se llamaba SDC”, agregó.

En el caso de la operada por Ciudad Mágica, el operador tiene la instrucción de que la vuelta tiene que durar entre tres o cuatro minutos, porque más de eso lo que hace es maltratar a la gente.

“A veces se les va la mano (a los operadores) y quieren que una muchacha se caiga o que alguno que está haciendo el payaso, se resbale, pero esa no es la idea, sino que el que se montó quiera seguirlo haciendo porque lo disfrutó, al igual que los que se tiran el vinazo”, compartió.

La Tagada tiene una capacidad de entre 30 y 34 personas, pero se pueden hacer vueltas con un mínimo de 10 para que haga contrapeso y no sea tan brusco.

En otros países se ha puesto de moda una práctica que bautizaron como ‘tagadán’ que consiste en que un grupo de jóvenes bailan en el centro del plato mientras esta está en operación, pero en Costa Rica no se ha adoptado.

“El que usted ‘sobreviva’ a la Tagada depende del operador, más que de la persona, y deben saber que se tiene que agarrar duro, tratar de ser flexible y pedirle a Dios”, aseguró Malavassi al revelar algunos bolados.

“Es un aparato para los que les gusta sufrir y que los mueva para acá y para allá. La salvada es que cuando uno está joven, todo eso es entretenido”, puntualizó.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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