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Esto le pasa al cerebro de sus hijos cuando no les pone límites o les pone demasiados

El secreto está en el equilibrio y el educar con amor y disciplina

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La forma de crianza de los niños afecta mucho el desarrollo de su cerebro.

Los datos científicos comprueban este hecho y explican que una forma sana de convivencia con los menores de edad hace que el cerebro tenga un mejor desenvolvimiento.

Atziri Arroyo Ruiz, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Guadalajara, explica que debido a su trabajo le ha tocado atender niños que sufren por no crecer en un ambiente sano.

“Me ha tocado observar a menudo niños que tienen problemas para lidiar con la frustración y adaptarse a situaciones nuevas o inesperadas, lo que habla de dificultades en la flexibilidad cognitiva (que es la capacidad de cambiar de pensamiento) y control de impulsos.

“Es común observar que las familias de esos niños tienen límites débiles y por eso los chiquitos hacen lo que ellos quieran, ya que no son corregidos cunado hacen algo incorrecto”, manifestó la especialista.

Esto se relaciona con un menor desarrollo de células nerviosas y sus conexiones, lo que conlleva un desarrollo limitado en las funciones que se encargan de orquestar, regular y dirigir la conducta, así como de ajustarla al contexto y normas sociales.

Es fácil pensar que aquel adulto que vemos impaciente en la fila del banco; en el tráfico gritándole a otras personas o en un restaurante tratando mal a un mesero, muy probablemente fue un niño al que pocas veces sus padres le negaron algo o las cosas se le daban como las pedía.

La falta de cuidados y cariño hacia los niños también afectan su desarrollo, es común observar chiquitos a los que no les va bien en el estudio, con niveles muy bajos de motivación.

Tampoco soque mucho el mecate

Está demostrado que la falta de límites tiene efectos perjudiciales en los cerebros en desarrollo, sin embargo, no hay que dejar del lado el hecho de que el exceso de reglas y exigencia pudiera funcionar de manera muy parecida y resultar también contraproducente.

“El estilo autoritario básicamente consiste en un alto nivel de reglas y exigencia acompañado de poco o nulo cuidado emocional y compañía. Es algo así como los padres que trabajan en exceso, conviven poco y aunque se preocupen por sus hijos no lo demuestran tan palpablemente, al tiempo que exigen resultados académicos o deberes en casa con alto grado de demanda.

“Los chicos criados bajo este estilo experimentarán un alto nivel de ansiedad, pensamientos de preocupación, auto observación y auto exigencia”, explicó la educadora.

El exceso de preocupación por el cumplimiento hace que el cerebro esté todo el tiempo pensando en lo que se debe hacer y cómo hacerlo de manera correcta para evitar el castigo. El aumento de estrés en términos químicos hará que los menores ni siquiera puedan dormir bien y afectaría el aprendizaje, la memoria, la atención y el rendimiento en general.

El estilo democrático, conocido como el ideal para la crianza, es aquel que dota a los niños de confianza y soporte, acompañamiento y cuidados, pero también de llamadas firmes de atención y enseñanza de los límites sin llegar a ser violentos o agresivos.

No existe un fórmula mágica o perfecta para criar un hijo, lo más acertado que su puede hacer es educar con límites justos, con amor y con la intención de dotar de herramientas para la vida.

Rocío Sandí

Rocío Sandí

Licenciada en Comunicación de Mercadeo de la Universidad Americana; Periodista de la Universidad Internacional de las Américas, con experiencia en Sucesos, Judiciales y Nacionales. Antes trabajó en La Nación y ADN Radio.

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