¿Siente que cada vez que va al supermercado le alcanza menos la plata? Bueno, no se está volviendo loco, efectivamente los productos de la canasta básica han subido un montón.

Para probar eso, en La Teja hicimos el ejercicio con 13 de los 102 productos que la conforman y acá le contamos los resultados, cuánto han aumentado de enero a la fecha.

El café y el aceite son dos de los productos que más han subido en lo que va del año, pero otros alimentos tampoco se han quedado atrás y están golpeando fuertemente el bolsillo de las familias.

El ejercicio que hicimos fue usando ingredientes de un platillo muy típico de las mesas costarricenses, el casado, que ya sea en la casa o en la calle es uno de los favoritos en el almuerzo.

Según nuestras cuentas, solo en los materiales para prepararlo, el tico paga ¢2.480. Eso sí, como es obvio, entre más grande la familia, más cantidad necesitará y mayor será el dinero por cancelar.

En lo que llevamos del año, entre enero y junio del 2022, la bolsa de arroz de 1,8 kilos, de la marca Indiana y con un grano 80%, entero que es más baratico y por eso las familias de menos recursos lo compran más, pasó de ¢1.202,45 a ¢1.264, es decir, en solo seis meses subió ¢61,55.

Así lo indica el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) mes a mes.

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Otro ingrediente que no puede faltar en los hogares, tanto para el casadito como para el pintico de la mañana, son los frijolitos. La bolsa de 800 gramos de frijoles negros pasó de ¢1.128,69 a ¢1.340, una diferencia de ¢211,31.

La proteína de ese típico platico de almuerzo dependerá de cómo ande el bolsillo y podría variar entre un huevo, queso fresco o un bistec, así que vimos las tres opciones para que cada uno elija el suyo.

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Proteína

Por ejemplo, el cartón de 30 huevos cuesta ¢3.540 y es de las pocas cositas que han bajado de precio, ya que en enero estaba en ¢3.589,2.

Mientras que el kilo de bistec pasó de ¢6.806,30 a ¢7.250, o sea, ¢443,7 más. El medio kilo de quesito fresco pasó de ¢2.512,28 a ¢2.850, un aumento de ¢337,72.

El picadillito es otro “jugador” que le arrimamos al casadito y, si lo combinamos con carne molida, podríamos ahorrarnos la otra proteína y jugárnosla con esa. Un picadillo de papa o chayote con carne molida sin duda es un deleite al paladar y mata dos pájaros de un tiro.

Más que el kilo de papa blanca es otro de los poquitos productos que está más barato y ahora le sale en ¢1.500, a principio de año estaba en ¢1.619,40. El chayote quelite también está más barato, el kilo cuesta mil colones y en enero salía a ¢1.057,30.

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La que no ha corrido la misma suerte es la molida, cuyo kilo costaba ¢6.450,22 y en medio año subió a ¢7.150, siete tejitas más.

Falta otro elemento recomendado por los nutricionistas: la ensaladita. La de repollo o lechuga y tomate también le sale más cara.

Solo el kilo de tomate pasó de ¢1.675,61 a ¢1.995; y la lechuga criolla o americana subió ¢26,77, pasando de ¢498,23 a ¢525.

El repollo verde sí bajó un poquito, de ¢1.198,53 a ¢900, casi tres tejitas.

Y finalmente el madurito también le está echando la mano pues está ¢19,21 más barato, al bajar de ¢324,21 a ¢305.

Aceite por las nubes

Pero para cocinar cualquiera de estos platillos, la mayoría de los hogares escogen el aceite y, al menos el de soya de 950 mililitros, pasó de ¢1.246,67 a ¢2.170, es decir ¢923,33.

Así que en solo por estos 13 productos, una familia pasó de pagar ¢29.309 en la caja del súper a soltar ¢31.789, es decir, un aumento de ¢2.480. Y eso que hay demasiados artículos que no tomamos en cuenta.

Nelson Castillo, coordinador de la Unidad de Índices de Precios del INEC, nos detalló que en el IPC se conforma por 280 bienes y servicios y ahí incluye el costo de transporte, combustible, los servicios públicos y los alimentos y bebidas no alcohólicas.

“La división de alimentos y bebidas no alcohólicas incluye 102 productos y es la que tiene más peso dentro del indicador, porque representa el porcentaje más alto de gasto de los hogares”, explicó el funcionario del INEC.

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Un detalle que le podría servir para medir dónde comprar, según dijo Castillo, es que en las cadenas de supermercados son en donde los precios más fluctúan, mientras que en las pulperías y minisúper son más estables. Claro, esos cambios pueden ser de precios más baratos o más caros y ahí hay que aplicar la recomendación del analista financiero Daniel Suchar de caminar y comparar.

Otro bolado es preferir las ferias del agricultor para comprar las frutas y verduras en vez del supermercado, donde por lo general las venden más caras.