“En mis 37 años de vida, lo que siempre he sabido es que el cuerpo del pescado es basura, se bota todo y hasta contamina el ambiente. Jamás escuché a nadie hablar de sacarle provecho a ese tipo de basura.

“Es por eso que cuando nos hablaron del proyecto del cuerpo de pescado la sorpresa fue total, no terminaba de entender cómo nos hablaban de generar dinero cuando el cuerpo de pescado siempre va directo al tarro de la basura”.

Es el resumen que hace doña Mariela Umanzor Carballo, del barrio El Carmen de Puntarenas, quien ahora está metida de lleno en lograr ganar platica con el cuero de los peces. Ella necesitó varios días para terminar de entender para a dónde iba a agarrar el destino de más de 50 puntarenenses.

“Estamos aprendiendo. Vamos a prueba y error. Todos los días crecemos y aprendemos. Ya identificamos que el cuero de la corvina reina es más grande y grueso, también el del róbalo. Aprendimos que hay gran diferencia en el cuero entre un tipo de pescado y otro.

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“El proceso es de gran dedicación y atención. Se dura como diez días en lograr que un cuerpo de pescado sirva para lo que se quiere en el proyecto. Se saca el cuero, se limpia por completo, se seca y se curte (tiñe). En estos momentos nos turnamos porque hay que ir dos veces al día a mover los cueros para que el secado quede bien. A mí me gusta mucho el proyecto porque todos los días avanzamos”, explica doña Mariela.

Ya están trabajando en un catálogo para mostrarle al país y al mundo todo lo que se puede hacer con el cuero de pescado. Actualmente están afinando la forma en que se tiñe el cuero con diferentes colores para después comenzar a hacer zapatos, ropa, bisutería y hasta almohadas.

“Ya tenemos pieles con colores divinos. La idea es hacer bolsos para mujeres, carteras, billeteras, prensas para ropa, aretes, collares, pulseras, en fin, las posibilidades son enormes, estamos muy ilusionadas porque en realidad la zona ocupa fuentes de empleo”, se ilusiona doña Mariela, quien es casada y tiene dos hijos.

Falta el bretecito

Ante la escasa oferta laboral que enfrenta la provincia de Puntarenas, y con el fin de abrir oportunidades laborales a las familias del sector pesquero, un grupo de mujeres porteñas bien trabajadoras se metieron de lleno en la producción de cuero de pescado para la fabricación de artículos de moda como calzado, ropa y accesorios.

La iniciativa, promovida por Fundación MarViva, utiliza lo que era considerado como desecho, para transformarlo en una materia prima resistente, duradera y de excelente calidad.

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Como parte del proceso, 59 personas del sector pesquero, en su mayoría mujeres, recibieron una capacitación en temas de producción, mercadeo y tareas administrativas.

Además, el proyecto cuenta con la platica para el primer empujón, en busca de la consolidación de esta actividad, así como el acompañamiento por al menos tres años.

“Esta es una alternativa productiva que se alinea a las habilidades que ya poseen las personas asociadas al sector pesquero, además de aprovecharse un material que, hasta el día de hoy, se desechaba.

“Más allá de la generación de empleo, necesitamos condiciones justas para las personas de Puntarenas, que reciban pago por encima de lo que dice la ley y según el tiempo invertido”, dice Cristina Sánchez, gerente de Ciencias de MarViva y coordinadora del proyecto.

Islita, Fray Casiano, Bella Vista, Costa de Pájaros y barrio El Carmen son las comunidades beneficiadas con la iniciativa.

“El proceso para elaborar el cuero puede realizarse con los trabajos de pesca que realizan estas familias, lo que generará ingresos adicionales y así, mejorará su calidad de vida. Tenemos desde expeladoras de camarón y amas de casa, hasta mujeres con trabajos informales”, agregó Sánchez.

Gran necesidad

Según la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 34,7 % de la población de Puntarenas vive en condiciones de pobreza. El desempleo alcanza una cifra del 14,3 %, la cual es considerablemente mayor que el promedio nacional del 11,3 % .

El índice de progreso social en cuatro distritos de Puntarenas (El Roble, Puntarenas, Barranca, y Chacarita) muestra que la población asociada a la pesca tiene indicadores, como seguridad personal, acceso a conocimientos básicos, acceso a educación superior, menores que la de sus vecinos no pescadores.

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Ante esta realidad, un 59% de pescadores asegura que no desea seguir en la actividad, mientras que el 80% acepta que no desean que sus hijos se dediquen a ese oficio.