El informe del Colegio de Licenciados y Profesores en Letras, Filosofía, Ciencias y Artes (Colypro) confirmó, una vez más, la grave situación que viven los docentes en los centros educativos.
Resulta que el estudio de Colypro, en el que participaron 9.398 educadores, señaló que trabajan horas extras para realizar algunas tareas laborales, es decir, tienen sobrecarga laboral.
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El 60% de la muestra afirmó que dedica más de 40 horas semanales a sus funciones. Incluso, el 61% señaló que trabaja entre 4 y 10 horas semanales adicionales para preparar el material, revisar tareas y exámenes, entre otras actividades que no pudieron cumplir durante su horario laboral.
“En todos los rangos de jornada laboral, la mayoría del personal docente destina entre 4 y 10 horas semanales a tareas como planificación, revisión de materiales o evaluación. Incluso, entre quienes laboran 48 horas o más, un 57% continúa dedicando más de 8 horas a labores adicionales”, detalló Colypro.
El 93% de los educadores consideró que la carga administrativa, que implica trámites, elaboración de informes y uso de plataformas institucionales le resta tiempo para prepararse para la clase.
De hecho, este dato nos lo había comentado Jason Rodríguez, máster en administración educativa, hace unos meses cuando salió el informe del Estado de la Educación.
“Se pasó de una burocracia de papel a una burocracia digital. Ahora al docente no se le pide llevar las cosas en físico, pero le piden un sinnúmero de documentos y de informes que realmente deberían ser del área administrativa”, dijo el docente en aquel momento a La Teja.
Otra maestra, Luisa, quien prefirió no dar su nombre real para evitar represalias, afirmó que dentro de su horario regular es imposible que le dé tiempo hacer todo.
“La sobrecarga de trabajo, más que todo con trabajo administrativo, es bastante. Nosotras (ella y Marta, quien tampoco reveló su nombre real) somos de tres escuelas y tenemos que elaborar el planeamiento”, contó a La Teja en una entrevista realizada a mediados de este año.
Además, la exviceministra de Educación, Karla Salguero, aseguró que los docentes no se están capacitando ni se han actualizado en los últimos años, llevándolos a tener una sobrecarga laboral.
“La población docente está saturada y con el síndrome de burnout, están verdaderamente agotados por la labor”, comentó a este medio.
Colypro también confirmó el dato de la exviceministra. El 78% de los docentes indicó que su trabajo no les permite conciliar adecuadamente su vida personal, familiar y laboral, mientras que el 87% comentó que les genera un desgaste emocional significativo.
Casi la mitad del personal, es decir, el 48%, tuvo incapacidades médicas en el último año por estrés, ansiedad, afecciones de la voz y lesiones musculares. Una de cada cuatro personas (25%) fue diagnosticada clínicamente con burnout o agotamiento laboral.
Los docentes también afirmaron que no creen que tienen el respaldo de parte de la administración del Ministerio de Educación Pública (MEP) y la dirección del centro educativo donde laboran.
Salarios insuficientes para los docentes
La mayoría expresó que no está satisfecha con el salario que reciben.
El 46% reportó que se siente insatisfecho con la remuneración, pues varios indicaron que están endeudados porque el dinero no les alcanza y además, no compensa las responsabilidades laborales que tienen.
De hecho, esto provoca a que muchos busquen otro empleo para tener mejores salarios.
Por otra parte, los docentes (el 48%) señalaron que destinan más de la mitad de su salario mensual al pago de sus deudas.
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Debido a esto, los profesores piden a las autoridades que aumenten sus salarios para satisfacer adecuadamente sus necesidades.
El informe del Estado de la Educación, publicado hace unos meses, reveló que entre los años 2012 y 2024, el ingreso bruto y promedio de los docentes se ha mantenido estancado, sin aumentos significativos.
Docentes han sufrido agresiones
Un dato que llamó la atención del informe de Colypro es que muchos docentes (el 45%) afirmaron que han sufrido agresiones verbales o físicas por parte de estudiantes o familiares en los últimos 12 meses.
El 85% señaló que conoce, al menos, un colega que ha sido víctima de violencia física o emocional.
Asimismo, el estudio reveló que la mitad de la población docente expresó que siente temor frecuentemente a ser objeto de denuncias falsas. El 41% aseguró que tiene este miedo ocasionalmente.
En la Gran Área Metropolitana (GAM) se presenta el nivel más alto (51%) del temor frecuente de denuncias, seguido por Puntarenas (49%). Según Colypro, esto sugiere que, aunque exista mayor disponibilidad de protocolos o capacitación, no necesariamente se traduce en una disminución del clima de incertidumbre o riesgo percibido.
“Este indicador sugiere un ambiente en el que las relaciones con estudiantes y familias están atravesadas por inseguridades y percepciones de desprotección institucional”, expresó Colypro.
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