Stacy Mora, una joven de 22 años, se convirtió en la primera de su familia en obtener un título universitario. Ella recientemente se graduó de bachillerato en Comercio y Negocios Internacionales del Campus Sarapiquí de la Universidad Nacional (UNA).
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Su mamá, Tatiana Jiménez, no pudo aguantar las lágrimas del orgullo al ver a su hija graduarse, pues Stacy no tuvo una niñez sencilla, ya que pasaba enferma con un sinfín de condiciones.
La joven contó a La Teja que ella nació un poco antes de lo que debía y, además, los médicos monitorearon a su mamá constantemente, porque ella venía con un problema en el corazón.
“Nací también con una malformación en los pies. Usé zapatos ortopédicos toda mi vida. No podía jugar ni correr ni nada parecido, porque esos zapatos son muy pesados”, dijo Stacy.
Un año después de que naciera, contrajo citomegalovirus, que afecta el sistema inmunológico.
“Me acuerdo que pasaba con llagas en el cuerpo todo el tiempo. Mi gabacha del kinder siempre se llenaba de sangre. También tuve epilepsia; mi mamá me llevaba al hospital. Mi abuela me contó que una vez estábamos en emergencias y yo de la nada empecé a convulsionar en los brazos de mi abuelo. Lo primero que hicieron fue buscar para ponerme algo en la boca para no morderme la lengua”, contó.
Superó adversidades
Cuando Stacy estaba pequeña, a su mamá le dijeron que ella no se iba a desarrollar bien e iba a tener problemas de aprendizaje. Pero la joven rompió toda barrera y luchó hasta culminar el bachillerato universitario.
“Se me dificultaba hacer muchas cosas que los chiquitos ‘normales’ podían hacer. Aparte de lo que tenía en los pies, la bacteria y el corazón, mis brazos eran muy delicados. A cada rato me los quebraba”, contó.
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Incluso, ella tomaba medicamentos para sobrellevar todas las condiciones. Sin embargo, un día tomó la decisión de dejar de tomarlos porque creía que Dios la iba a “curar”, y así fue. Después de decirle a doña Tatiana que no le suministrara más medicinas, ella empezó a mejorar al punto de que ya no tuvo que usar zapatos ortopédicos y dejó de sufrir convulsiones.
Sus primeros zapatos comunes fueron unos tenis negros que empezó a usarlos cuando entró al colegio.
Un día memorable
Tras cuatro años de estudio, Stacy se graduó del bachillerato universitario en noviembre. Fue un día emotivo para ella y su familia, pues tras años de lucha, logró terminar una carrera universitaria.
“Cuando bajé después de recoger el título. Volví a ver para atrás; mami me estaba sonriendo y tomando fotos. Después de que me senté, volví a ver y mami estaba hecha un mar de lágrimas”, contó.
Al finalizar la ceremonia, doña Tatiana le dijo que estaba muy orgullosa de ella y que veía a la niña que le decían que iba a tener problemas de aprendizaje, pero que superó todas las adversidades.
Cuando vio a su mamá llorar, sintió el corazón en la mano y se esforzó por no llorar. Sin embargo, cuando su mamá le dijo que estaba orgullosa tras la ceremonia, quebró en llanto.
“No me echo flores, pero sé que soy una persona muy inteligente. Ahí es donde me doy cuenta de que, aunque los doctores digan cualquier cosa, el que tiene la última palabra es Dios. Siempre tuve buenas notas en la escuela y el colegio”, dijo la joven oriunda de Sarapiquí de Heredia.
Su día de graduación también fue muy memorable, porque utilizó tacones y no tuvo problemas para caminar con ellos.
“Para mí, era sumamente imposible usar tacones, porque yo me visualizaba usando zapatos ortopédicos toda mi vida”, comentó Stacy.
El apoyo de su mamá, su abuela y su novio fue muy importante para ella, pues le ayudó a seguir adelante.
“A pesar de que pasaron muchas cosas a lo largo de este tiempo, me esforcé mucho. Quería hacerla sentir a ella orgullosa. La admiro mucho por toda la fuerza y la valentía que tuvo para sacarme adelante con todos los problemas que yo tenía”, expresó.
Continuará estudiando
La joven tiene más planes para su vida; ella continuará estudiando en la universidad. Empezará la licenciatura en Comercio y Negocios Internacionales con énfasis en Calidad y Buenas Prácticas.
“En un principio, quería estudiar Relaciones Internacionales, pero acá en Sarapiquí, la universidad no ofrece muchas carreras. Entonces, opté por Comercio y Negocios Internacionales. El plan de estudios tenía ciertas cosas que me llamaron la atención, como la parte de derecho, de logística. En Sarapiquí existen muchas empresas piñeras y bananeras, donde más hay trabajo”, contó.
“Quiero poner en práctica todos los conocimientos que tengo”, añadió Stacy, quien actualmente trabaja en una empresa piñera.
La joven siempre tuvo interés por la política y por los negocios. Ahora espera que se inicie el año lectivo en la UNA para continuar sus estudios.
Stacy alentó a otros jóvenes a que no duden de su potencial, porque ellos son las únicas personas que conocen de su propio potencial.
“Si uno siempre confía, siempre cree y se rodea de personas que lo impulsen a ser mejor, uno está sobrado en la vida. Nunca dude de su potencial y de sus capacidades”, expresó.




