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Maestra “caza” espantos para evitar que los olvidemos

Maestra hizo un libro que recoge historias paranormales de nuestro país

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Es de noche, un camionero queda varado en la ruta 32, por el túnel Zurquí, y espera ayuda encerrado en su cabina. De repente siente una presencia extraña, le mueven el tráiler y se lo golpean.

El hombre decide quedarse quedito hasta el amanecer y cuando revisa el camión, ya con la luz del día, descubre en la puerta algo que jamás olvidará...

Sussy Carballo, la cazadora de espantos

Historias así puede usted leer en el libro “La cazadora de espantos”, escrito por la docente Sussy Carballo, quien se dio a la tarea de recoger relatos de personas que han tenido experiencias paranormales en Costa Rica.

El libro habla de brujas, duendes, fantasmas, hospitales, monjas. En total son 30 historias y todas prometen pararnos el pelo.

Sussy, escritora del Club de Libros, visitó a personas que tenían historias paranormales para contar y les pidió relatar sus experiencias para luego ella darlas a conocer en el libro, que fue promovido por el Miniserio de Cultura y Juventud para recuperar el patrimonio oral de Costa Rica.

Es decir, esas historias que pasan de boca en boca de una generación a otra.

Hablamos con Sussy y nos dijo que las historias las cuenta un personaje creado por ella llamado Náyade y que en muchos casos se cambiaron los nombres reales de los protagonistas o de los sitios por petición de los protagonistas.

Sussy nos resumió tres de las historias que contiene el libro.

La primera se refiere al camionero del Zurquí, con el cual iniciamos esta nota. Al camión se le reventó la manguera hidráulica y quedó varado cerca el túnel. Al chofer le dicen que es peligroso estar allí, pero éñ decide quedarse cuidando el camión.

“Esa noche escuchó gritos por los paredones y cayeron piedras. Él no pudo identificar el grito pese a que sabe distinguir sonidos de animales porque ha vivido en sitios donde abundan”.

Después oyó que algo cayó cerca del camión y la cosa volvió a gritar, pero él no vio nada. “Sintió que era algo pesado y el grito le atravesaba el oído. Pensó que le estaban jugando una broma y se fue del lado de atrás del tráiler (por dentro), y sintió que algo brincaba y le golpeaba el vidrio de adelante. Después rasguñó el chunchote toda la madrugada”.

El relato termina cuando, a las cinco de la mañana, lo que fuera dejó de rasguñar el tráiler y el chofer pudo salir.

“Dice que quedaron marcas de garras, como si fueran cuchillas, en el tráiler”, dijo.

Nunca se supo qué fue.

La monja

No podía faltar una historia con alguna monja y esta además involucra un cementerio, el de Escazú, ciudad de brujas.

“Una monja que estuvo con indígenas del Perú y que aprendió algo de espíritus vino a Costa Rica y le pidió a una sobrina que la acompañara a rezar el rosario en el cementerio, a la medianoche. Cuando llegaron le hizo una advertencia: “Pase lo que pase, no mire hacia atrás”.

Cuando la monja empieza a rezar, la sobrina escucha voces que responden pero no se atreve a mirar. Cuando terminan, la monja le reitera que no vea para atrás.

“Van al portón, la monja cierra, se van para la casa y a la sobrina le queda ese recuerdo para siempre”, dijo Sussy.

Más que recuerdo fue duda porque jamás supo de dónde provenían las voces que oyó responder los rezos.

La tercera historia ocurre en un hospital nacional.

“Los muchachos de las cámaras de monitoreo ven que un guarda va a bajar unas gradas, pero se detiene y no baja, se queda allí y se devuelve”.

Cuando tuvieron oportunidad, los muchachos de monitoreo le preguntaron al guarda por qué no bajó y él dijo que oyó un ruido y sintió que algo lo agarró.

“Entonces fueron a las cámaras y pararon la toma en el momento exacto donde el guarda indicó que lo agarraron y se ve que la camisa se frunce, como si lo agarraran. A partir de ese momento, la cámara empezó a funcionar mal hasta que dejó de hacerlo. El hombre cree que era para prevenirlo de algo”, dice la maestra.

La tecnología

Sussy cuenta cómo se le ocurrió la idea de transmitir esas historias paranormales en un libro.

Sussy Carballo, la cazadora de espantos

Ella es maestra en la Escuela de Excelencia Juan Santamaría, en Curridabat, y un día les dijo a sus alumnos que harían una pijamada.

En una de las aulas, conocida como el Palomar, pero a la que ella llama la Torre Mágica, al poner sábanas en las ventanas queda oscuro, algo ideal para desarrollar su idea.

Cuando los chiquillos llegaron a la pijamada ella les pidió contar alguna historia de miedo. “Ninguno dijo nada. No sabían”, cuenta.

Allí se dio cuenta de que a veces no hay interacción entre los abuelos y sus nietos, como antes, que contaban historias de miedo y capturaban la atención de los jóvenes.

“Sí se reúnen con los abuelos pero cada quien pasa con sus celulares me dijeron. Entonces, les dije que les pidieran a sus abuelos que les contara una historia de miedo y volvíamos a hacer la pijamada”.

La segunda vez fue diferente. Los niños llegaron con historias y la actividad les gustó mucho y se repitió

“¿Por qué no recolectar estas historias?”, se preguntó Sussy. Y empezó a investigar, a hablar con señores, con abuelitos y fue recolectando las historias.

Todos tenemos o hemos oído alguna historia así. ¿Cuál es la suya?

Franklin Arroyo

Franklin Arroyo

Periodista egresado de la Universidad Federada. Integra el equipo de Nuestro Tema de La Teja. Trabajó en el Periódico Al Día, corresponsal del diaro Marca para Centroamérica y editor de la revista TYT del Grupo Eka.

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