Un estudio de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) advierte que, tristemente, la xenofobia y el rechazo social son dos males que todos los días entran a las aulas de escuelas y colegios.
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La investigación fue hecha por la la Escuela de Ciencias de la Educación de la UNED y advirtió que los migrantes en Costa Rica “enfrentan serias barreras para acceder y mantenerse en el sistema educativo, particularmente en las zonas fronterizas del país”, asegura la investigación.
El estudio realizado por el Centro de Investigaciones en Educación (CINED) fue presentado por los académicos de la UNED Alejandro Sánchez Araya y Evelyn Siles García, durante el X Encuentro de Investigación Educativa: Políticas, Innovaciones y Competencias en Sociedades.
Frontera sur
En dicha actividad se analizaron las condiciones de inclusión educativa en el cordón fronterizo sur y reveló factores de exclusión que van desde la discriminación social hasta limitaciones estructurales.
“Los estudiantes migrantes, no solo en las zonas fronterizas, enfrentan rechazo de sus compañeros, burlas por su acento o forma de hablar, y estereotipos que generan distanciamiento y xenofobia, estas experiencias marcan su proceso de aprendizaje y permanencia escolar”, explicó Siles García.
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“Los docentes intentan nivelar contenidos, promover la inclusión y conocer los saberes previos de los estudiantes, pero el tiempo efectivo no alcanza, por eso, muchos procesos de inclusión y transformación de la cultura escolar quedan inconclusos”, añadió doña Evelyn.
Don Alejandro Sánchez explicó que, la condición migratoria irregular y las dificultades socioeconómicas de las familias, golpean directamente el desempeño académico y la participación escolar.
Comedores ayudan
En algunos casos, los comedores estudiantiles son la única fuente de alimentación diaria para los estudiantes, pero no siempre cuentan con financiamiento suficiente.
“Algunos docentes asocian la inclusión únicamente con la discapacidad, y no con la diversidad cultural. Aun así, la mayoría reconoce que la presencia de estudiantes migrantes enriquece el aprendizaje, amplía las perspectivas culturales y fomenta la empatía y la dignidad humana”, reconoce Sánchez.
¿Qué hacer?
Entre las estrategias que deberían implementar las instituciones se habla de talleres dirigidos al personal docente, administrativo y a la comunidad educativa, así como la participación de los estudiantes migrantes en actos cívicos, donde comparten aspectos de su cultura, comidas y tradiciones, iniciativas que buscan promover la convivencia y el reconocimiento mutuo.