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Murió la churchilleta, ¡pero el churchill sigue vivo!

El tradicional granizado porteño reina en el paladar de los ticos

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La churchilleta, producto estrella de Los Paleteros, descansa en paz, pero el famoso churchill porteño sigue vivito y coleando para fortuna de los costarricenses.

El famoso helado consiste, como sabemos, en un granizado de diferentes tamaños con dos leches (en polvo y condensada) y una bola de helados arriba. Esa es la versión más tradicional y la que hace la boca agua a los turistas.

Churchill sigue vivo, churchilleta murió

Algunos le han agregado frutas y “toping”, que han fortalecido el producto.

La churchileta era un helado de paleta con sirope, leche en polvo encima y leche condensada adentro y fue un bombazo en cuanto salió, en el 2017. Recordaba al churchil porteño,no solo por el nombre, sino también por los ingredientes, pero no logró sostener su producción y en una nota de este viernes, El Financiero dio a conocer que cantó viajera.

Óscar Ruiz, quien tiene un puesto en el Paseo de los Turistas llamado Churchil El Colombo Porteño, dijo que el hecho que explica que el churchill siga siendo tan popular es que es refrescante y delicioso.

Cuenta ahora que nunca le tuvo miedo a la competencia que significó la churchileta, eso más bien los obligó a mejorar el producto que ya ofrecían.

“Cada día tenía que hacer mejor el churchill, la competencia es buena porque mejora todo. Yo creo que esos muchachos (Los Paleteros) no pusieron las cosas en manos de Dios. Si uno pone todo en manos de Dios las cosas son bendecidas”, afirmó.

En el caso suyo, dice que el negocio ya cumple 20 años y tiene un lema que le ha funcionado a la perfección.

“Si el helado no le gusta, no lo pague. Lo hago porque vendo el mejor churchill de Puntarenas y la receta me la dio mi mamá. Ella me dijo ‘vaya a Puntarenas con esta receta, será un hombre próspero’”.

El churchill que prepara lleva el hielo raspado, las dos leches, el helado y, ojo, le agrega piña, mango, fresa, guanábana, banano y otras frutas.

Angie Bustos, de Churchill Caldera, nos dijo que la churchileta era rica pero que quizás faltó variar un poco el producto.

“Venía la paleta, pero con un poquito de leche pinito encimita; quizás si le hubieran agregado otras cosas, como los toping, hubiera sido diferente”, dijo.

Cuenta que prepara el churchill como un granizado con dos leches, helado, frutas y toping líquido y seco.

Estancados

Daniel Suchar, asesor financiero, explicó qué pudo haber pasado con un negocio que brilló en sus dos primeros años y que luego cayó estrepitosamente, como el de Los Paleteros.

“Pasó la vaina más sencilla que hay. Suena trillado, pero esos maes se quedaron creyendo que esa paleta era todo, que les iba a resolver todo y no. Hay que diversificar siempre. Lo otro es que nunca entendieron que la competencia es agresiva y ellos se quedaron caros”, dijo.

En ese punto dijo que otros negocios sacaron paletas a ¢300, ¢400 o ¢500 que le aportaban lo mismo al cliente y Los Paleteros no bajaron el precio. “Los mantuvieron altos, no cambiaron y con los costos elevados que tenían, como treinta tiendas y una planta enorme no podían sostenerlo”.

- ¿Por qué los que venden churchill en Puntarenas siguen?

- Porque no dependen del churchill. En los kioscos hay más cosas, un cevichito, un casado, refrescos. De hecho, el churchill muchas veces es después de que usted ha comido, pero sigue siendo el producto estrella.

Franklin Arroyo

Franklin Arroyo

Periodista egresado de la Universidad Federada. Integra el equipo de Nuestro Tema de La Teja. Trabajó en el Periódico Al Día, corresponsal del diaro Marca para Centroamérica y editor de la revista TYT del Grupo Eka.

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