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Pareja original se dio el “sí, acepto” en medio del parque de La Sabana

Estos tórtolos aprovecharon el parque más popular y visitado del país para darle legalidad a su amor.

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María Isabel García y Alfredo Zambrana se casaron el sábado 18 de agosto, a las dos en punto de la tarde, en uno de los espacios públicos más populares de Tiquicia, el parque metropolitano La Sabana, un lugar al que la gente está acostumbrada a ir a hacer deportes, por lo que ver a una pareja cerca del lago contrayendo matrimonio, dejó a más de uno con los ojos bien abiertos.

Desde que se hicieron novios hasta que dieron el esperado “sí, acepto”, no pasaron más de seis meses, sin embargo, como ellos mismos dicen: “Cuando el amor llega, no hay dudas y es mejor no hacerlo esperar”.

En La Teja no nos anduvimos por las ramas y le entramos de una, ¿por qué casarse al aire libre en La Sabana y no como lo hacen la mayoría de los mortales?

“Yo soy trabajadora social en la Municipalidad de Carrillo, Guanacaste y desde siempre me ha encantado estar y compartir con la gente, por eso, cuando una compañera me recomendó que me casara en un lugar público le agarré la idea y se la propuse a Alfredo”, dijo. María.

Los ahora esposos analizaron las opciones e hicieron una pequeña lista en la que empezaron a descartar sitios como el parque de La Paz. Después de hacer mucho coco, ambos coincidieron en dos cosas, que no sería en el centro de Chepe (por aquello de los permisos) y que mientras más público se diera cuenta de la boda mejor. En ese momento la idea de hacerlo en La Sabana los conquistó.

Gran decisión

“Desde que apareció el nombre de La Sabana dijimos que sí, que ese iba a ser el lugar”, explicó Alfredo.

Para el novio el parque era un lugar muy conocido, ya que a principios de los noventa entrenó con una preselección nacional de patinaje y solía visitarlo con regularidad para ejercitarse en bicicleta o corriendo.

“Jamás me imaginé que el lugar en el cual hice y hago tanto ejercicio sería donde me casaría, dejó de ser La Sabana del deportista para ser La Sabana del amor”, afirmó el esposo.

Ya con el “salón” natural seleccionado, los novios comenzaron la carrera con los otros preparativos, que salieron como semilla de guaba porque ya lo más importante estaba resuelto.

“Para mí lo realmente importante era que llegara el novio, la abogada y yo, y por supuesto que la gente que queremos. No me importan las cosas materiales, nunca me han importado, por eso estaba muy contenta de que se realizara a plena luz del día y sin complicaciones de espacios”, aseguró María Isabel.

El mismísimo 16 de agosto, un día después del Día de la Madre, la todavía novia se puso inquieta y decidió alquilar unas sillas y una mesa para que la abogada que los casó, Adriana Zamora y los invitados estuvieran cómodos.

Alfredo tuvo que correr para encontrar quién le alquilaría las sillas y la mesa, pero en la pura saprihora logró que le llevaran 30 sillas y tres mesas al lugar que eligieron tan solo una semana antes.

“La Sabana es grandísima por eso el sábado antes de la boda, el 11 de agosto, nos fuimos a recorrerla por completo debajo de un aguacero para elegir el lugar exacto. Caminamos mucho, pero al final lo encontramos, justo a la par de donde está la escultura del esqueleto de una ballena. Ese lugar me pareció muy romántico y abierto, accesible para mi gente y para cualquier persona que quisiera llegar”, comentó la esposa.

Todo perfecto

Cuando algo se hace en positivo todo sale bien, es como una ley del destino y por eso Alfredo recordó que la gente le reclamó dos cosas, una el porqué la locura de casarse en La Sabana delante de todo el mundo y la otra por qué a las dos de la tarde en pleno agosto y con lluvias todos los días.

“Siempre respondí que en La Sabana porque así lo queríamos y a las dos de la tarde porque no iba a llover. Nadie me creía, pero mi esposa y yo jamás dudamos que haría buen clima… y así fue”. El viernes 17 de agosto llovió desde el mediodía hasta las cuatro de la tarde y el domingo 19 de agosto llovieron sapos y culebras entre el mediodía y las tres de la tarde, pero el sábado 18 de agosto no llovió. Los novios la pegaron al mejor estilo del meteorólogo Max Mena.

Para terminar de confirmar la buena decisión, incluso el sol llegó puntual a las dos de la tarde y no jaló como hasta las 4:30 p. m., cuando ya no quedaba ni un invitado.

“No gastamos en salón, ¿para qué? Ahora me alegra mucho más haberme casado en La Sabana porque todo estuvo perfecto: el clima, los invitados, la gente que se acercó a ver y hasta el lago se veía precioso. No hay un salón en el país para casarse que tenga palmeras, bambú, lago, sol, una brisa sabrosa y tanta tranquilidad”, reconoció María.

Lo volvería a hacer

Alfredo y María no vivieron ningún momento de estrés con los preparativos, por lo que tuvieron un matrimonio muy relajado.

El propio día de la boda, el novio se levantó temprano, desayunó, confirmó lo de las sillas y las mesas, se alistó a eso del mediodía y desde la una de la tarde ya estaba bien acomodado en el “salón La Sabana”.

A la 1:30 de la tarde llegaron las sillas (el alquiler costó 30 mil colones), se acomodaron 15 a un lado y 15 al otro, de dos en dos. Luego se puso la mesa con un mantel blanco, mientras que a las sillas que usarían los novios se les puso un cobertor blanco que hizo la hermana del novio, Luisa. Así de fácil quedó todo listo para el esperado “Sí, acepto”, así que tan solo gastaron los treinta rojitos de las sillas y el pago a la abogada, porque lo demás lo puso la naturaleza y la muni de Chepe, ya que el zacate estaba bien chapiadito.

Al preguntarle a María si se volvería a casar en La Sabana, no lo pensó dos veces y respondió: “Una, dos, tres y hasta cuatro veces. Fue algo que salió mucho mejor de lo que me había imaginado. La verdad nunca esperé que todo saliera tan perfecto y tan económico".

El ahora marido, no se quedó atrás y también se mostró complacido por la elección. “Es una experiencia única, en verdad que dos novios que se aman deberían vivir su matrimonio en La Sabana, sobre todo en estos tiempos en que todo esta tan caro, aunque nosotros no lo hicimos por un asunto de dinero sino de filosofía de vida, pero nunca está de más ahorrarse los platales que se pagan por un salón".

Según los últimos datos (2017) del Instituto Nacional de Estadística y Censo.

TOTALCATÓLICOCIVIL
COSTA RICA25.5016.42019.081
San José8.7651.9906.775
Alajuela5.1951.5333.662
Cartago2.2139501.263
Heredia2.8699481.921
Guanacaste1.9763801.596
Puntarenas2.3813931.988
Limón2.1022261.876
Eduardo Vega

Eduardo Vega

Periodista desde 1994. Bachiller en Análisis de Sistemas de la Universidad Federada y egresado del posgrado en Comunicación de la UCR. Periodista del Año de La Teja en el 2017. Cubrió la Copa del Mundo Sub-20 de la FIFA en el 2001 en Argentina; la Copa del Mundo Mayor de la FIFA del 2010 en Sudáfrica; Copa de Oro en el 2007.

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