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Personas abandonadas en hospital siquiátrico Chacón Paut recuperan su vida poco a poco

Conapdis ya reubicó a 151 pacientes que vivieron por años en el centro médico

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La vida de una persona con discapacidad intelectual o problemas sicosociales es muy complicada, sobre todo cuando en su familia no encuentra el amor y la comprensión que necesita para sobrellevar su condición.

Es difícil de creer, pero muchas personas llevan parientes con discapacidad a hospitales siquiátricos y los abandonan ahí a su suerte.

El hospital siquiátrico Roberto Chacón Paut, localizado en La Unión de Tres Ríos, es uno de los centros médicos que ha tenido que lidiar con esa dura realidad.

Para que usted se haga una idea, hace poco se dio a conocer la historia de Rodolfo, un hombre de 62 años, que tiene 53 de vivir en ese centro médico, ya que sus familiares lo abandonaron ahí cuando tenía apenas 9 años.

Él se mueve de forma independiente, pero sus capacidades son limitadas, incluso le cuesta hablar.

En el hospital cuidan a Rodolfo lo mejor que pueden, le cortan el cabello, le hacen la barba, le recortan las uñas, le cuidan la piel y la salud bucodental, incluso, antes de la pandemia lo llevaron a conocer la playa, el parque de diversiones y otros lugares que dejaron a Rodo fascinado.

Así como Rodolfo en este momento en el centro médico hay 25 personas que viven ahí. Ellos visten a diario batas de hospital y su única familia es el personal médico que hace lo mejor que puede; sin embargo, todos son conscientes de que vivir en un centro médico no es bueno para nadie.

176 personas vivían en el hospital

Recurso de amparo

La semana anterior el abogado Dewin Brenes Fernández puso un recurso de amparo en contra del hospital Roberto Chacón Paut, argumentando que no es posible que estas personas continúen en esa realidad.

El abogado dice que, al mantenerlos ahí, se les violenta su dignidad como personas, ya que deben estar en un ambiente apto y que reinsertarlos a la sociedad ayuda a sus procesos de salud.

Al consultar a la Caja y al Consejo Nacional de las Personas con Discapacidad (Conapdis) sobre lo que dice el abogado las instituciones dijeron que ellos nunca han estado de brazos cruzados con el asunto, al contrario, siempre están buscando cómo ayudarlos porque reconocen que no es bueno que estos pacientes se queden tanto tiempo en un centro médico.

El sicólogo Christian Bolaños, de la región central norte de Conapdis cuanta que en el 2004 era 176 las personas que vivían en el hospital Chacón Paut y que con mucho trabajo han logrado irlos reubicando.

“El proceso se ha dado en fases, con capacitaciones, procesos de inducción, y con mucho cuidado para no afectar a los pacientes con un cambio repentino. De esas 176 se reubicaron 145 entre familiares, otras con Conapam (Consejo Nacional de la persona adulta mayor) y de las restantes 31 se van a reubicar con Conapdis, ya el 1° de setiembre se habían llevado a un nuevo hogar seis de estas personas”, informó.

Arraigo y pertenencia

El especialista dice que estas personas deciden quedarse en el hospital porque ahí encuentran arraigo y pertenencia. Aprenden a convivir con los funcionarios que los cuidan, los alimentan, velan por ellos y se acostumbran a esa vida.

“Para sacar una persona de un lugar así en el que ha vivido durante tantos años y llevarla a un lugar completamente nuevo y desconocido, hay que tener mucho cuidado. Esta no es la primera vez que se lleva a cabo un proyecto así, hace unos años lo hicimos también en el hospital siquiátrico Manuel Antonio Chapui, reubicamos más de 100 personas y aunque algunos funcionarios del centro llegaron a creer que los pacientes regresarían porque no soportaría el cambio, el proceso fue muy exitoso.

“Recuerdo el caso de una muchacha con discapacidad que fue abandonada por sus papás desde muy pequeña, la abuelita se hizo cargo de ella hasta que murió, después de eso la joven llegó al hospital. Estuvo ahí unos cinco años y se trató de reubicar varias veces, pero no se acoplaba hasta que encontramos una familia solidaria que la aceptó y la hizo parte de ella.

“Esa muchacha tuvo un cambio de vida increíble, antes de llegar con esa familia ella no sabía lo que era que le compraran ropa nueva, toda su vida usó lo que le donaban, no sabía lo que era que la llevaran a un salón de belleza a que le cortaran el pelo; ella ahorita tiene unos 35 años, vive en una zona montañosa de Heredia y hasta estudia en un lugar especial para personas con discapacidad intelectual”, relató.

Otros de los exitosos casos del Chapuí que recuerda el funcionario es del un muchacho autista oriundo de la zona sur que era llevado en repetidas ocasiones a centros de salud, como era reincidente fue enviado al siquiátrico.

“Luego de estabilizarlo se intentó llevar de vuelta donde su familia, pero los trabajadores del centro médico se dieron cuenta de que en su casa no tenían los recursos ni condiciones para darle al muchacho la atención y tratamientos que él necesitaba, ya que su mamá también tenía una discapacidad, así que lo volvieron a llevar a Pavas.

“Estuvo internado cerca de seis años y luego pudo reubicarse en una residencia privada, se acopló tan bien que ya no necesitó volver porque no tuvo más crisis. El proceso de adaptación en su nuevo hogar duró unos tres meses, pero fue exitoso.

“Cuando uno ve estos casos se da cuenta de que en realidad el problema no es la discapacidad de alguien sino el entorno, quienes rodean a esas personas que tienen necesidades especiales y también la comunidad que discrimina en lugar de comprender y ayudar”, aseguró el sicólogo.

Francisco Azofeifa Murillo, director Ejecutivo interino de Conapdis, explicó que la institución es la que se encarga del proceso de acompañamiento a la hora de reubicar a las personas y también dan seguimiento a cada caso.

“Nosotros no tenemos albergues ni residencias, sino que trabajamos bajo tres modalidades: las familias solidarias que es cuando en un hogar aceptan vivir con uno de estos pacientes y hacerlos parte de su vida; también con las residencias privadas que son casas a cargo de un administrador en los que viven entre cinco y 10 personas con discapacidad y por último, en los casos de las personas que pueden vivir de forma independiente, se les alquila una casa”, explicó.

En todos los casos Conapdis se hace cargo económicamente de los gastos de las personas, en promedio el dinero asignado a cada uno es de entre ¢250 mil y ¢500 mil, pero varía dependiendo de las necesidades y tratamientos de cada persona.

Rocío Sandí

Rocío Sandí

Licenciada en Comunicación de Mercadeo de la Universidad Americana; Periodista de la Universidad Internacional de las Américas, con experiencia en Sucesos, Judiciales y Nacionales. Antes trabajó en La Nación y ADN Radio.

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