Esteban Flores, de 35 años, es el fiel reflejo de lo que se está viviendo con la crisis generada por la pandemia.
Este piloto de avión comercial, con más de 100 mil horas de vuelo y 7 años de experiencia, ahora vende mascarillas antifluidos para ir pasándola.
Luego de que la empresa donde labora, Copa Airlines, suspendiera contratos de trabajo y ofreciera licencias no remuneradas debido a los cierres de fronteras y la caída en la cantidad de vuelos, a este joven no le quedó otra opción que buscar alguna forma de ganarse los frijoles.
Pero lejos de desestimularlo, hacer mascarillas ha sido un reto que le ha dejado muchas enseñanzas.
Cuando Flores llegó a Costa Rica luego de su último vuelo (realizado el 22 de marzo), visitó un supermercado para comprar mascarillas. Como le encantan los aviones fue a que les bordaran unos y de ahí nació la idea de empezar a hacer por su cuenta.
Desarmó una mascarilla, una tía le enseñó lo básico sobre el uso de la máquina de coser y practicando le agarró el toque.
Flores asegura que sus diseños han pegado tanto porque son personalizados y muestran lo que le gusta a cada cliente. Tiene de aviones, flores, elementos típicos, todo lo que le pidan.
Además las hace con telas antifluidos de tres capas y llevan un filtro de polipropeno, que las convierten en un producto de muy buena calidad.
-¿Había cosido algo antes?
LEA MÁS: Ángeles azules en el cielo rinden homenaje al personal de salud
Yo si acaso había cosido unos botones cuando se me caían del pantalón. Pero empecé haciéndolas yo solo, todo el proceso de cortado, estampado y coser y entregar. Conforme aumentó la carga de trabajo, porque los pedidos se dispararon, llegó una prima mía, estudiante de Derecho que también le gusta el diseño y me ayudó con los estampados. Una tía también me comenzó a ayudar a coser. A ellas les encantó la idea y empezamos a invertir en material y maquinaria. Mi papá me ayuda con entregas, aplanchado y empacando y mi mamá tomando pedidos y haciendo publicidad en redes sociales. Es todo un grupo de trabajo.
-¿Cómo hizo para adaptarse a un cambio tan grande en su salario?
Lógicamente es un cambio drástico, no hay comparación. Pero uno se puede ajustar, a veces tenemos esa mentalidad de que entre más ganamos, más gastamos. Es una ajuste a una nueva realidad, mentalizarse, pero simplemente ya no nos damos los mismos gustos. Me tocó vender mi motocicleta, alquilar mi apartamento en Panamá y vivir con lo que tenemos ahora.
-¿Qué tanto pesa la actitud en esto?
Aquí juega mucho la actitud, personalidad y humildad. Todo depende de cómo se enfrenten las cosas y si se asumen con una mentalidad positiva, de que saldremos adelante, ahí cambia la cosa. A algunos los puede frustrar y amargar, para otros es algo positivo y echamos para adelante. Yo resalto mucho que estoy haciendo algo similar a mi profesión, porque sigo al servicio de las personas. Antes los transportaba por todas las Américas, ahora les ofrezco un producto de protección. También resalto que ahora paso más tiempo con mi familia, a mi prima llevaba meses de no verla, ahora la veo día a día. Esto ha traído unión familiar.
LEA MÁS: Pilotos argentinos accidentados en Pavas sueñan con vivir en Costa Rica
-¿Y cuanto pesó que fuera una persona que tuviera ahorros y orden con su plata?
Yo soy una persona hogareña, si no estaba volando, estaba descansando o estudiando. Salía en moto a tomar café. Gracias a Dios tenía mis ahorros, y yo a veces no les daba mucha importancia. Hasta que pasó todo esto. Luego pensé en utilizarlos lo menos posible, generando un ingreso y por eso me vine a Costa Rica para compartir gastos con mi familia. Juega mucho la organización y la madurez para afrontar este tipo de cosas.
-¿Sabe cuándo regresará a volar un avión?
El pronóstico son aproximadamente dos años. Todo depende de la demanda y de que los demás países abran fronteras. Si aumenta van reactivando al personal con base a antigüedad. Juega mucho cómo nos comportemos nosotros como ciudadanos y si somos responsables o no. Si no nos cuidamos no podremos volver a tener cierta normalidad. De ahí también surgió esta idea de las mascarillas, de proteger a la gente y tratar de disminuir el contagio.