Cuando hablamos de adicciones, erróneamente pensamos solamente en las drogas o el alcohol, pero es importante tomar en cuenta que existen otras adicciones como: a la comida, el Internet, a comprar y aguardar cosas, entre otras. No obstante, la adicción a la pornografía es la que vamos a tocar en varias columnas.
La pornografía es un acto muy privado y tiene mucha importancia para Dios, ya que no solo involucra un acto de masturbación, sino que también involucra a tu corazón. ¿No le pertenece tu corazón a Dios? Claro que sí, Dios desea que le des tu mente y tu corazón por completo, porque le pertenece a Él.
La pornografía revela la suciedad que está en nuestro corazón. No debemos alimentar los malos deseos.
1. Si eres adicto a la pornografía, lo primero que debes hacer es eliminar todo contacto con ella. Deshazte de las revistas, fotos, sitios web, películas o periódicos que contengan propagandas de lencería.
Toma el control de tu vida, ¡Libérate de la pornografía! Estoy liberado ¡No más pornografía!
¡Muy bien! Si ya te deshiciste de todo el material pornográfico que tenías guardado, ahora saca tu ordenador o computadora de tu habitación.
2. El siguiente consejo lo debes tomar muy en serio: ¡Saca la computadora de tu habitación! Si la dejas en tu cuarto estarías dejando una reserva “por si acaso” sientes alguna tentación o deseo. Colócala en la sala o en algún lugar abierto y visible donde no te encuentres solo.
Harás lo mismo con la computadora de la oficina. Según estudios realizados, se ha determinado que la hora de mayor tráfico a las páginas web pornográficas es entre 9 a. m. y 5 p. m. No obstante, rodeado de personas, difícilmente abrirás sitios Web pornográficos; es como un plan de protección.