La religión cristiana establece algunos días específicos de la Cuaresma para el ayuno y la abstinencia, en especial se sugiere no comer carne.
La tradición cristiana establece para los creyentes que hay algunos días en los que no se debe comer carne durante la Cuaresma, el período religioso que comenzó con el Miércoles de Ceniza y que pasará la Semana Santa para culminar con en el Domingo de Pascua, en el que los fieles celebran la resurrección de Jesús.
Los rituales de la Semana Santa rememoran episodios del Nuevo Testamento, como la pasión y muerte de Cristo. El relato evangélico comienza con la llegada de Jesús a Jerusalén, recordada el Domingo de Ramos (en alusión a las hojas de palma y ramas de olivos que según el texto religioso le arrojaba la multitud), y culmina con la mencionada resurrección luego de recordar otros momentos como su oración en el huerto de Getsemaní y la última cena.
En ese contexto se celebra el Viernes Santo, cuando la tradición se detiene en el episodio de la crucifixión y muerte de Jesús. Al tratarse de una jornada de reflexión, surgió el mandato de no comer carne solo en este día de la Cuaresma como una manera de unificar la penitencia de los fieles, que la Iglesia aconseja hacer extensiva a todos los viernes de este período.
El origen bíblico de esta práctica se puede encontrar en versículos como Mateo 9:15, donde Jesús dice a sus discípulos: “¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán”.
El derecho canónico establece esta práctica en distintos puntos de su doctrina religiosa: “Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia; sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia, a tenor de los cánones que siguen”, define el canon 1249 de la ley evangélica.
Cómo se debe comer en Viernes Santo
La tradición vigente en nuestros días establece que el Viernes Santo -aunque como se dijo esta práctica es extensible a todos los viernes de la Cuaresma- se debe guardar ayuno, que no significa necesariamente no ingerir alimentos, sino hacerlo de manera más moderada, y dejando de lado las carnes rojas y de ave. Por asociarse con el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, este tipo de animal, así como los mariscos, sí pueden consumirse en esta fecha.
Además de los ingredientes, también se debe observar la cantidad de las porciones. La práctica usual es que se debe tener -como máximo- una comida durante el día. Por otra parte, se puede consumir luego de esta dos platos pequeños, siempre y cuando no equivalgan al peso de uno regular.
Algunas personas quedan excluidas de este mandato. Tal como establece el Código de Derecho Canónico, en su numeral 1252, la ley del ayuno rige para “todos los mayores de edad (18 años), hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años”, por lo que las personas por fuera de ese rango están eximidas.
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A su vez, como señala la agencia de noticias católica ACI, también quedan libres de esta normativa “aquellos que tienen problemas mentales, los enfermos, los frágiles” y las mujeres que estén embarazadas o amamantando a sus bebés. Lo mismo ocurre para “obreros, de acuerdo a su necesidad; invitados a comidas que no pueden excusarse sin ofender gravemente, causando enemistad” u otras personas que no puedan hacerlo por situaciones morales o por una imposibilidad física.