Nacional

Serie de espanto: Caballos viven atormentados por las brujas

Un finquero de Pérez Zeledón relató como unas hechiceras han hecho estragos en su caballeriza

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Los fantasmas y otros seres paranormales no solo se meten con seres humanos ya que los animales también sufren por ellos.

Que lo digan unos caballos en barrio San Francisco de Asís de Daniel Flores en Pérez Zeledón, que viven atormentados por una bruja que no los deja en paz. Así nos lo contó el finquero Jean Carlos Arias Mora.

Eso sí, el generaleño nos dejó claro que este no es el típico caso de brujería, donde a una persona, familia o lugar le suceden cosas malas porque alguien les echó un maleficio.

En su finca lo que pasa es que las brujas se jalan muchas tortas ya que, según cuenta, les encanta divertirse con las crines (conjunto de pelos largos que tienen algunos animales sobre el cuello y en la cola) de los caballos y hacer diabluras en las caballerizas.

Fue hace cinco años cuando las malvadas arpías empezaron a hacer de las suyas.

Don Jean Carlos tiene una finca que tiene una pendiente, en la parte de abajo de esta, como a unos 50 metros de la casa, construyeron una caballeriza y ahí llevaron siete caballos, hasta ahí todo bien.

Sin embargo, de un pronto a otro por las mañanas, cuando llegaban a sacar las bestias, comenzaron a notar que tenían trenzas en sus crines. Los peinados eran muy extraños, muy bien hechos y difíciles de quitar.

“Nosotros por las noches siempre dejamos los caballos bien peinados, es parte de lo que normalmente se hace para cuidarlos, por eso nos parece inexplicable que amanecieran llenos de trenzas. El problema es que para soltarlas casi que había que cotarles todo el pelo, algo fatal”, explicó el finquero.

Además, siguiendo el relato de don Jean Carlos,las brujas también botaban el agua que les dejaban a los rucos ya que le daban vuelta a los baldes.

“Cuando la familia comenzó a investigar, otros finqueros nos dijeron que es muy normal que las brujas lleguen por las noches a divertirse con los caballos y a hacerles trenzas, que nos acostumbráramos a sufrir con eso”, comentó.

Fue tanta la majadería que el hombre decidió quitar la caballeriza del fondo de la propiedad y traérsela casi a la par de la casa, para así poder vigilar muy bien sus caballitos, pero de nada sirvió porque el tormento siguió.

“Cómo puede ser posible que un día en la madrugada me llamó mi papá para decirme que un caballo se había salido. Primero, la tranca de la puerta solo se puede abrir con una mano humana, un caballo no puede, ni por accidente, abrirla. Segundo, cuando encontré al caballo estaba todo nervioso y cansado, además, estaba lleno de trenzas.

"En la casa nadie pudo explicar qué fue lo que sucedió, por eso estamos seguros que las brujas no nos dejan en paz”, aseguró este generaleño quien hace 22 días tuvo que volverle a cortar una trenza a uno de sus caballos porque lo volvieron a atacar las hechiceras.

Arias estaba tan desesperado que ya ni dormía por estar vigilando la caballeriza ya que quería asegurarse que no fuera una persona la que estaba haciendo las diabluras. En una de tantas conversó con un finquero, ya adulto mayor, quien hace años pasó por el mismo problema.

“Ese señor me dijo que él tenía el remedio para lograr que las brujas dejaran de molestar a mis caballos: 'Por las noches, antitos de irse a dormir, échele sal a las crines de caballo, también a las colas, porque en las colas también hacen trenzas, la sal ayuda a espantar las brujas'.

“La verdad fue un buen consejo porque desde que comencé a usar sal las brujerías bajaron mucho, casi totalmente. Hace 22 días volvieron a hacerle trenzas a uno de mis caballos, pero fue porque se me olvidó echarle sal”, comentó el vecino de Pérez Zeledón.

Hace menos de un año sí hubo algo que le paró la peluca a don Jean Carlos. Una noche estuvo vigilando y no vio a nadie entrando a la caballeriza, por eso estaba muy tranquilo.

A la mañana siguiente se alistó, desayunó y se fue a ver sus rucos, fue en ese momento que quedó congelado cuando vio en el puro centro de la caballeriza un círculo hecho con el mecate que usa para lazar a los animales.

Era un círculo perfecto, grande y en el centro le pusieron un poquito de comida para los potros.

“Hasta hoy nadie ha podido explicarme qué pasó. Yo no entiendo cómo se hizo ese círculo porque nadie entró y mucho menos cómo llegó ese poco de alimento al centro porque todo estaba oscuro.

"Yo digo que las brujas lo hicieron, pero ¿para qué? No lo sé", concluyó muy asustado porque la bronca no tiene fin.

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