La empresa asiática Shein, referente mundial de la moda rápida, anunció que abrirá en noviembre sus primeros locales permanentes en Francia, en alianza con la Société des Grands Magasins (SGM), propietaria de varios grandes almacenes.
Las tiendas estarán ubicadas en el BHV del centro de París y en sucursales de las Galeries Lafayette en Dijon, Grenoble, Reims, Limoges y Angers. Hasta ahora, la marca solo había operado con tiendas temporales en distintas partes del mundo.
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Promesas y defensa del proyecto
En un comunicado, Shein aseguró que la apertura generará 200 empleos directos e indirectos y que representa “un compromiso para revitalizar los centros urbanos en toda Francia, restaurar los grandes almacenes y desarrollar oportunidades para la moda francesa”.
Frédéric Merlin, presidente de SGM, defendió la decisión al señalar que los nuevos locales atraerán a una clientela más joven. “Un cliente puede comprar un artículo de Shein y un bolso de diseño el mismo día”, afirmó.
Críticas desde el sector
La noticia provocó un fuerte rechazo entre los minoristas franceses y organizaciones políticas que impulsan una ley para regular la fast fashion, lo que incluiría la prohibición de que Shein haga publicidad en Francia.
“Tras destruir decenas de marcas francesas, ahora pretenden inundar el mercado con productos de usar y tirar”, denunció Yann Rivoallan, de la Fédération Française du Prêt-à-Porter.
Incluso Galeries Lafayette, pese a que ya no controla las cinco sucursales donde funcionarán los locales, expresó su “profundo desacuerdo” con la decisión, alegando que Shein representa prácticas contrarias a sus valores.
Un modelo bajo la lupa
Fundada en China en 2012 y con sede en Singapur, Shein se ha convertido en una de las plataformas de moda más influyentes del mundo, con ventas por 23.000 millones de dólares en 2022.
Sin embargo, enfrenta cuestionamientos en Europa por competencia desleal, impacto ambiental y condiciones laborales de sus proveedores. La venta de ropa a precios muy bajos, como vestidos por 12 euros o jeans por 20, le permite atraer a consumidores con menos recursos, aunque a costa de fuertes críticas.
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En Francia, varias cadenas locales como Jennyfer y NafNaf ya han entrado en concurso de acreedores, lo que alimenta la preocupación de que la llegada de Shein profundice la crisis del sector.