Gabriel Quirós era una de esas personas que le huía a la vacuna del covid-19.
Los batazos de la gente sobre el tema y el temor a los efectos secundarios lo hicieron evitar el pinchazo, pero un golpe de realidad le permitió cambiar de opinión, ya que su tío, Saúl Quirós Ledezma, de 60 años, murió de coronavirus el pasado lunes 20 de setiembre.
El dolor por la pérdida de su su tío le abrió los ojos con respecto al virus y un día después de la muerte de don Saúl, Gabriel se vacunó.
“La verdad no sé si mi tío estaba vacunado o no, pero reconozco que yo había evitado a toda costa vacunarme, pero ya no más, porque sé que mi tío sufrió, le faltó el aire, tuvieron que intubarlo y ni siquiera pudo ser despedido como se lo merecía. Ahí me di cuenta de la importancia de la vacuna”, dijo Gabriel.
Don Saul vivía en Quepos, era casado y tenía dos hijos. Se ganaba la vida como chofer de bus en la empresa Tracopa.
“Mi tío tenía a Dios en su corazón, hace 19 años él se dedicaba a la pesca, pero tuvo un naufragio en el que murieron varias personas, entre ellas su mejor amigo. Estuvo 27 días a la deriva y cuando lo rescataron le entregó su vida al Señor.
“Era un hombre estricto porque le gustaban las cosas bien hechas y siempre que podía predicaba la palabra de Dios. Tenía un buen corazón, por eso lo querían tantas personas; hemos recibido mensajes de apoyo de pescadores, de pasajeros de bus que le tomaron cariño, de compañeros de trabajo y de personas de la iglesia”.
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Enfermedad ingrata
Hace aproximadamente un mes, don Saul empezó a sentirse mal y lo incapacitaron porque le empezó a faltar el aire, por lo que lo llevaron al hospital de Quepos donde confirmaron que tenía covid.
Los médicos lo estabilizaron y lo mandaron al hospital México, pero empezó a complicarse y tuvieron que intubarlo.
“Él siempre estuvo preparado para irse con el Señor, decía que si tenía que morir de covid-19 lo haría tranquilo porque estaba en paz con Dios.
“La última vez que yo hablé con él fue poco antes de que lo intubaran, él me había llamado para pedirme que le revisara el carro porque algo tenía malo y como yo soy mecánico siempre me lo llevaba, me dijo que apenas saliera del hospital me lo iba a llevar, pero después me llamó y me dijo que seguía complicado”.
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Luego de que lo intubaran el chofer luchó por su vida ocho días, pero lo venció el coronavirus.
La despedida fue difícil, sobre todo porque en el centro médico les entregaron el ataúd cerrado y no permitieron abrirlo.
“Yo le digo a la gente que se vacune, es importante y necesario, el virus es peligroso y si uno se pone el medicamento ayuda a que al menos no le de tan fuerte. Debemos protegernos para proteger a nuestros seres queridos”, dijo.