Es alarmante la cifra de adolescentes que están consumiendo alcohol y más aún la edad en la que lo prueban por primera vez.
La escuela de Trabajo Social de la Universidad Libre de Costa Rica (Ulicori) dio a conocer datos sobre el tema que preocupan mucho y por eso hace un llamado a la reflexión y a tomar medidas para frenar el consumo de alcohol por parte de menores de edad.
“Costa Rica enfrenta un aumento sostenido en el consumo de sustancias psicoactivas entre adolescentes, con cifras de alcohol que alcanzan uno de los niveles más altos de las últimas dos décadas.
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“Los datos más recientes muestran que el 23,3 % (es decir, 23 de cada 100) de los adolescentes costarricenses ha consumido alcohol en el último mes, el segundo dato más alto desde que iniciaron las mediciones en 2006″, señaló Paulina Molina, directora de la Escuela de Trabajo Social de Ulicori.
Además, la universidad señaló que 40 de cada 100 muchachos lo ha hecho en el último año y un 70 de cada 100 lo ha hecho alguna vez en su vida.
Uno de los datos más dolorosos es que la edad promedio del primer consumo de alcohol es de apenas 12,8 años.
“Estas cifras son una alerta clara. La prevención no puede descansar únicamente en la responsabilidad individual de los jóvenes. Requiere la participación activa de familias, centros educativos, instituciones públicas, gobiernos locales y comunidades para construir espacios protectores y ofrecer alternativas reales de desarrollo”, agregó el jerarca.
Ulicori señala que las estrategias preventivas deben ir más allá de campañas aisladas. Propone recrear espacios culturales, deportivos y comunitarios, fortalecer los vínculos intergeneracionales y promover conversaciones abiertas sin juicio.
La universidad propone estas acciones concretas:
- Campañas de educación sostenidas y con lenguaje cercano.
- Supervisión y acompañamiento adulto sin criminalización.
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- Activación de espacios públicos y culturales seguros.
- Oportunidades reales de participación social, educativa y laboral.
- Protocolos claros en hogares y centros educativos.
- Vocerías institucionales alineadas para dar respuestas coordinadas.
“Cada espacio seguro creado, cada conversación abierta y cada política comunitaria efectiva es un acto de transformación social. Proteger y empoderar a las juventudes es una responsabilidad colectiva, darles voz fortalece el tejido social de todo el país”, expresó Molina.



