Gabriel Vílchez Mora, de 18 años, el costarricense sospechoso de matar de manera despiadada a su mamá, Silvia Gabriela Vílchez, había obtenido un triunfo académico en mayo del 2025.
Él estudió en Sequatchie County High School, en Dunlap, Tennessee, y su mamá era la más orgullosa de este logro de su hijo, así consta en las redes sociales de Gabby, como le decían de cariño.
La costarricense vivía en Estados Unidos con su esposo, David W. Gardiner, de 64 años, y Gabriel, su hijo menor.
Silvia Vílchez, tiene otra hija mayor que vive en Costa Rica; a esta mamá la vieron con vida por última vez el 28 de octubre anterior.
En sus redes sociales parecía que vivía una vida normal como cualquier otra familia, compartían paseos, almuerzos y cenas, estos momentos son parte de las fotos que se ve de la familia.
En la casa en la que vivían se notaba el amor, sobre todo para estas fechas cercanas a Navidad en la que la adornaban.
Gabby era oriunda de San Rafael de Heredia, graduada del Liceo Ingeniero Carlos Pascua Zúñiga.
LEA MÁS: Madre conoció Quepos por una cruel razón que ninguna mamá merece vivir
LEA MÁS: Demasiado amor: así amaneció bebé rescatado en Hatillo
Escena de terror
De acuerdo con los medios de comunicación Fox 17 y ABC 13 News, dos días después, el 30 de octubre, las autoridades allanaron la vivienda y descubrieron que estaban ante la escena de un asesinato.
En la vivienda los agentes encontraron manchas de sangre en paredes y alfombra, así como una aspiradora industrial con rastros hemáticos (había restos de sangre dentro del aparato). Días después, el cuerpo calcinado de la costarricense fue hallado en un bosque cercano.
Durante un interrogatorio grabado, según consta en el informe de detención, Gabriel Vílchez admitió haber golpeado a su madre con un bate de béisbol mientras su padrastro observaba.
Después declaró que la arrastraron hasta una hoguera y quemaron sus restos.
Vecinos lloran muerte de costarricense en Estados Unidos
La comunidad de Lewis Chapel Tennesse vive días de profundo dolor tras el brutal crimen de la costarricense.
Los vecinos aseguran que aún no encuentran consuelo ni explicación a lo ocurrido. Ellos no logran reponerse del impacto por la muerte de la tica.
En el vecindario hay una mezcla de tristeza, dolor y miedo, luego de conocer que los principales sospechosos de su asesinato son su propio hijo, Gabriel Vílchez, de 18 años, y su esposo, David W. Gardiner, de 64.
“Cada día que pasamos por su casa rompemos en lágrimas, vivimos la misma pesadilla una y otra vez. Es sumamente doloroso”, confesó una vecina a NewsChannel9, medio estadounidense que ha seguido de cerca el caso.
Los sospechosos del crimen son David W. Gardiner, esposo de Vílchez, y Gabriel M. Vílchez, hijo de la víctima.
Una familia que parecía feliz
Los vecinos de Silvia aseguran que la familia tenía muchos años de vivir en el vecindario y que siempre se mostraban unidos y alegres.
“Ella, su esposo y su hijo parecían tener una relación hermosa. Siempre juntos, siempre sonrientes. Nunca habríamos pensado en algo así, nunca”, comentó una residente consternada.
Según los testimonios, el hijo sospechoso era amigo de varios jóvenes del lugar, un muchacho tranquilo y respetuoso. “Nunca lo vimos ser agresivo con nadie”, recordaron.
Otros vecinos expresaron la impotencia que sienten ante lo ocurrido:
“Saber que pasas toda tu vida, crías a un hijo, le das todo lo que tienes y que él te quite la vida… eso es terrible. No hay palabras que alcancen.
“Aquí todos la queríamos. Era amable, sonriente, trabajadora. Este dolor no se va a ir nunca”, concluyó la vecina
La tragedia ha tocado el corazón de todos, especialmente por el dolor que enfrenta la otra hija de Silvia, quien vive Costa Rica.
Un crimen que sacudió a toda una comunidad
Según los medios locales como Fox 17 y ABC 13 News, Silvia habría sido golpeada con un bate de béisbol y su cuerpo arrastrado hasta una hoguera, donde intentaron quemar sus restos para ocultar el crimen.
Las autoridades allanaron la casa el 30 de octubre, luego de detectar contradicciones en las declaraciones del esposo y el hijo, quienes aseguraron que la mujer “se encontraba en Costa Rica”. Sin embargo, la señal de su teléfono celular indicaba que seguía en su casa.
Durante la inspección, los agentes hallaron manchas de sangre en paredes y alfombra, así como una aspiradora industrial con rastros hemáticos (había restos de sangre dentro del aparato). Días después, el cuerpo calcinado de la costarricense fue hallado en un bosque cercano.




