En una casa de Jalapa, al norte de Nicaragua, una familia esperó con gran ilusión el regreso María Ivannia Peralta, de 55 años, quien tenía dos años de no poder ir a su hogar y ahora, la Navidad que prometió volver, no podrá hacerlo porque murió en un accidente en Puntarenas en el que también murió su pareja.
María Ivannia llegaría este sábado 20 de diciembre para pasar las fiestas con su familia, abrazar a sus seis nietos y reencontrarse con su madre, quien contaba los días para volver a verla.
Ese viaje fue una ilusión para todos, en su casa nadie hablaba de nada más que la llegada de la mujer.
María Ivannia falleció la noche del sábado junto a su pareja, Édgar Gutiérrez Hernández, de 51 años, tras un accidente de tránsito ocurrido en Fray Casiano de Chacarita, Puntarenas, en el sector conocido como El Bolí.
Este martes, sus familiares aguardaban el proceso de incineración, para poder llevarla de regreso a su natal Nicaragua.
“Ella solo hablaba de ese viaje”, cuenta entre lágrimas Nerys Peralta, su única hermana.
“Hasta compró un cerdo para la Navidad. Ya lo tenían en la casa de mi mamá, engordándolo para la gran fiesta que íbamos a hacer por su llegada. Era para alegrar la Navidad… y ahora mi mamá no deja de preguntar a qué hora vamos a llegar con ella, con sus cenizas”.
María Ivannia tenía 26 años de vivir en Costa Rica. Se había naturalizado costarricense, tenía su casa en Desamparados y una vida hecha a base de trabajo y esfuerzo. Dejó dos hijos adultos, de 30 y 35 años, y una familia que asimila la inesperada tragedia.
“Cuando venía, la chineábamos mucho”, recuerda Nerys.
Añadió: “Ella era muy trabajadora, muy especial. Siempre nos traía regalitos, cosas para todos. Era una locura, una alegría. Hace apenas una semana hablé con ella por última vez, solo hablamos del viaje, me preguntó si ya estábamos listos para recibirla, porque quería estar con sus nietos, con sus hijos, con todos”.
El fatal accidente quedó registrado en una cámara de seguridad. En las imágenes se observa a la pareja llegar caminando hasta una carretera de doble carril, detenerse a un lado y esperar para cruzar.
Un vehículo activa la direccional para girar, pero otro automóvil, un carro blanco que circulaba a alta velocidad, intenta esquivarlo y termina impactándolos. Ambos quedaron tendidos a varios metros del sitio y el vehículo derribó un poste del tendido eléctrico.
El automóvil era conducido por un oficial del Servicio Nacional de Guardacostas, quien viajaba con su pareja y un bebé. El OIJ identificó al conductor y mantiene el caso bajo investigación. Trascendió de forma preliminar que la prueba de alcoholemia habría dado positiva, información que aún forma parte del proceso judicial.
La familia de María Ivannia ha acompañado también a los seres queridos de don Édgar.
“Le teníamos mucho cariño, muchas veces fue a Nicaragua. En este viaje no iba a acompañarla porque tenía mucho trabajo”, relató la hermana.
Ahora, en Jalapa, una comunidad ubicada cerca de la frontera con Honduras, a unos 270 kilómetros de Managua, ya no se prepara una fiesta. Se prepara un velatorio cargado de dolor, de no poder entender por qué se las arrebataron.
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Llamado a la justicia
“La gente la quería mucho. La vamos a despedir como se merece, sus hijos quieren que sepultemos las cenizas.
“Clamamos justicia, eran dos seres humanos valiosos, no merecían esto. Mi hermana era una mujer luchadora, de carácter fuerte, pero con un amor inmenso por los suyos, estamos indignados”, dijo la mujer.
Doña Nerys aseguró que una de sus sobrinas era el único familiar que María Ivannia tenía en Costa Rica, vivían cerca y será esa joven quien se encargue de buscar justicia y poner la denuncia ante las autoridades.
“Le dejamos un poder para que ella se haga cargo, esto no puede quedarse así, esa persona nos hizo un gran daño, provocó un gran dolor, acabó con dos familias en segundos, la mía y la de mi cuñado, este dolor no se lo deseo a nadie, es algo tan inexplicable”, concluyó Nerys.
Don Édgar era dueño de una empresa de bordados y su pareja trabajaba como miscelánea.


