Sucesos

Esposa de dueño de bar asesinado: “Cuando escucho que alguien muere en un robo revivo el dolor”

Rosa Alvarado sintió mucha indignación al escuchar que un empresario hotelero murió el sábado a manos de unos asaltantes

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Cada vez que Rosa Alvarado escucha que una persona muere en un robo, siente que su corazón se hace un puño porque recuerda que unos desalmados asaltantes le arrebataron la vida a su esposo, Gregorio Vega Vargas, hace ocho años.

El último caso que le abrió la herida fue el del empresario hotelero israelí Menachen Kinron, de 55 años. Él fue asesinado a balazos el sábado pasado en su casa, en Bahía Ballena de Osa.

En apariencia, el extranjero fue atacado por varios hombres, pero él se defendió y respondió a las balas ya que estaba armado. El OIJ informó que, presuntamente, Kinron hirió a uno de los asaltantes, quien murió poco después en el parqueo del hospital de Quepos, donde fue llevado por dos hombres. Esos dos sujetos fueron detenidos como sospechosos de participar en el homicidio del empresario.

La viuda de Gregorio dice que el domingo, cuando se enteró de dicho crimen, se sintió muy dolida ya que se le vino a la mente todo lo que ella y sus hijos vivieron en el pasado.

"A mi esposo también lo mataron en la zona sur del país, nosotros vivimos en Alajuela, pero como él tenía familia en Laurel de Corredores se fue para allá y alquiló un local para poner un bar, siempre quiso tener su propio negocio.

“Tenía poco de tener el negocio cuando ocurrió la tragedia. El 31 de mayo del 2011 unos hombres con pasamontañas y armados entraron al local y le dijeron a Gregorio que era un asalto. Él creyó que era una broma y no les hizo mucho caso, entonces le dispararon. Primero en la espalda y luego en el pecho”, contó la mujer.

Los maleantes huyeron del bar Las Palmas llevándose 30 mil colones y tres botellas de licor, además dejando a una familia devastada.

“En ese tiempo yo trabajaba en un Palí y sentí un presentimiento muy raro. Poco después me di cuenta que a mi esposo lo habían herido en un asalto y que lo habían llevado muy mal al hospital de Ciudad Neily, donde poco después murió”, recordó.

Terrible golpe

Doña Rosa nos contó que ella y Gregorio tuvieron seis hijos y que con la muerte de él sufrieron un gran golpe económico, pero el mayor daño fue en la parte afectiva.

"Al principio todo era más duro, mis hijos lloraban cuando se acercaba el Día del Padre, la Navidad, los cumpleaños, todo fue muy complicado. Las personas que cometen crímenes no se imaginan el daño que hacen.

“Por motivos laborales yo no pude ir al juicio, pero sí sé que los acusados eran tres muchachos. A uno lo absolvieron y a los otros dos los condenaron a veinte años cada uno. Para mí ese tiempo no es nada porque ni con una condena de por vida pagarían la vida de mi esposo”, aseguró.

“Yo no sé si algún día podré perdonar a los hombres que mataron a mi esposo, sería mentirle si le digo que ya lo hice, es algo muy difícil para mí”, aseguró.

Luego de la muerte de Gregorio, sus familiares tuvieron otras pruebas duras, pero con la ayuda de Dios han salido adelante.

"En el 2014 me despidieron del supermercado y fue muy complicado porque tenía que sacar adelante a mis hijos. Empecé a trabajar en casas haciendo limpiezas y actualmente me sigo ayudando con trabajos así.

“Ese mismo año uno de mis hijos tuvo un accidente muy grave que lo dejó con secuelas. Él ha necesitado mucho mi ayuda y el no tener un trabajo fijo me ha permitido estar con él cuando más me ha necesitado, todo pasa por algo”, comentó.

Mensaje claro

Rosa dice que no comprende por qué los jueces a veces imponen penas insignificantes a los criminales y asegura que eso hace más dura la cruz que llevan las familias de las víctimas.

"Yo quisiera que los jueces se pusieran en los zapatos de las familias que perdieron a alguien a manos de delincuentes desalmados y que sean severos con las penas. Si bien es cierto eso no va a devover al ser querido, por lo menos daría la paz de saber que los asesinos están pagando un castigo fuerte.

“Cuando uno pasa por un golpe tan duro queda sin fuerzas, yo lo que hice fue aferrarme a mis hijos y luchar por ellos porque sabía que me necesitaban mucho. El verlos crecer y lograr sus triunfos me hace sentir orgullosa de ellos y de lo esforzados que son”, detalló.

Rocío Sandí

Rocío Sandí

Licenciada en Comunicación de Mercadeo de la Universidad Americana; Periodista de la Universidad Internacional de las Américas, con experiencia en Sucesos, Judiciales y Nacionales. Antes trabajó en La Nación y ADN Radio.

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