El proceso judicial contra un hombre de apellido Morales, dueño de un local en el que encontraron 700 cambutes, está en pausa porque el sujeto está en cuarentena.
Así lo informó la Fiscalía este viernes por medio de un correo electrónico. Las autoridades detallaron que él es sospechoso del delito de pesca ilegal, debido al montón de moluscos en peligro de extinción que le decomisaron.
"El imputado fue detenido la semana pasada, sin embargo, debido a que se constató que se encontraba en cuarentena y debía cumplir esa medida, tan solo se le identificó y posteriormente fue dejado en libertad.
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“Una vez que pase el período de confinamiento, la Fiscalía citará a Morales para tomarle la declaración indagatoria y definir la posibilidad de solicitar medidas cautelares; mientras tanto, la investigación avanza con la recolección y análisis de pruebas, dentro de la fase preparatoria”, detalló el comunicado.
El Ministerio de Seguridad Pública informó que el operativo en el que arrestaron al sospechoso se realizó el 28 de mayo en Sámara de Nicoya, Guanacaste.
Un grupo de oficiales de Guardacostas y funcionarios de Incopesca visitaron un centro de acopio propiedad de Morales y al revisarlo encontraron los moluscos. El decomiso de esa especie fue de 157 kilos.
Las autoridades también incautaron 22 kilos de pepino de mar, otra especie cuya venta está prohibida en el país.
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En el acuerdo de Incopesca se especifica que: “Se prohíbe en forma permanente la captura, extracción dirigida y comercialización de toda especie de cambute, en aguas Jurisdiccionales costarricenses… Las diversas especies de esta especia son muy vulnerables al esfuerzo de pesca, constituyendo poblaciones relativamente pequeñas de muy lenta reproducción, lo que ha repercutido en una disminución significativa del recurso", se detalla en el documento.
En cuanto al pepino de mar, esta es una especie con una gran función dentro de los ecosistemas marinos, ya que se encargan de la renovación y limpieza del fondo marino.
La pesca del pepino de mar es sumamente restringida y las licencias para explotarlo las extiende el Incopesca bajo estrictos estudios científicos, pero en la actualidad no se están otorgando, pues es una de las especies marinas más amenazadas en toda América Latina.
Tras revisar la documentación del establecimiento, las autoridades descubrieron que tanto el permiso de funcionamiento extendido por Incopesca como el de Senasa habían vencido hace un año.
Por tal razón cerraron el local y notificaron al Senasa sobre lo sucedido con el establecimiento.