“¿Qué le hicieron a mi chiquita? ¿Por qué tanto daño?”.
Esas preguntas siguen doliendo en la memoria de Jorge Guzmán, padre de Yerelin Alejandra Guzmán Calvo, la niña de 5 años, que desapareció durante unas vacaciones de medio año.
A la pequeña nunca la dieron por fallecida; incluso, en el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) sale que, actualmente, tiene 16 años, pese a que su rastro es incierto desde julio del 2014.
El pasado viernes 11 de julio se cumplieron once años de este triste hecho, que marcó a la familia de la inocente, a sus vecinos y hasta las autoridades que se esforzaron por saber qué había pasado con la niña.
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Carlo Díaz, fiscal general de la República, recuerda este hecho, porque es uno de los que le marcaron en su carrera en el Ministerio Público.
Lo último que se supo de la pequeña es que salió de su casa, a las 6:20 de la tarde, caminó 75 metros hasta la pulpería El Rinconcito; llevaba solo una moneda y se compró un confite.
En el 2014, Díaz era el jefe de la Fiscalía en Heredia, y fue uno de los que más insistió para que su equipo acusara a Alejandro Guzmán, alias “Capucho”, primo segundo de Yerelin, pues tenían pruebas de agresiones sexuales que había cometido contra la menor y, además, fue la última persona con la que andaba la niña antes de desaparecer.
Los jueces del Tribunal Penal de Heredia condenaron a Guzmán desde el 2 de julio del 2015. Actualmente, descuenta una sentencia de 25 años de cárcel, 5 años por un abuso sexual y 20 por la sustracción de la niña, pero no le achacaron un posible homicidio.
Más de una década después, Díaz considera que la pequeña no fue sacada del país, como se rumoró en ese momento.
La desaparición ocurrió en San Martín de Santa Rosa de Santo Domingo de Heredia, zona en el que hay predios de tráileres. Por esta razón, surgió la versión de que la niña ya no estaba en suelo tico.
No obstante, Díaz explicó que detrás de la casa en la que vivía la chiquita, pasa una acequia, y su presentimiento le dice que a la niña la pudieron haber tirado ahí. Hubo rastreos en ese sector; sin embargo, el día que la vieron por última vez estuvo lloviendo mucho y esa quebrada aumentó su caudal.
“Ese día hubo una lluvia bastante fuerte, por lo que una tesis que se manejó fue que le habían dado muerte y la habían lanzado al río, pero nunca aparecieron sus restos; incluso, la parte de la búsqueda fue en ese sitio”, manifestó el líder judicial.
Agregó que es un hecho que no olvidará jamás.
“Hay casos que lo marcan a uno y este fue uno de esos, porque se trataba de una niña. Esto siempre causa conmoción, un trauma; me recordaba el caso de Josebeth Retana (otra niña víctima de la violencia). Intenté reabrir el caso y no se pudo.
“El primo segundo de la niña resultó condenado por la sustracción; parte de la línea de investigación es que él le pudo haber dado muerte y la lanzó al río, pero no hallamos sus restos”, recordó.
Otro de los sitios en los que buscaron fue en letrinas sanitarias, servicios de huecos utilizados hace años, que estaban cerca del río, en la misma propiedad en la que vivía Yerelin.
“Este fue un caso que me conmovió, estuve muy pendiente de la investigación. Como fiscal me quedó ese sinsabor, porque aunque se logró una condena por la desaparición, no se logró esclarecer qué pasó con ella, pero reitero que la línea investigativa siempre fue que se trató de un homicidio”, señaló.
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Abuela de Yerelin anhela la verdad antes de morir
Yesenia Guzmán, tía de Yerelin, señala que la desaparición de su sobrina sigue doliendo.
“Mi mamá ya tiene 75 años, y a raíz de todo esto, a ella le quedó un temblor, no es Parkinson, pero cuando ella está muy preocupada, le tiemblan las manos o la cabeza.
“Estos once años han sido tristes, no sabemos si está viva o muerta; lamentablemente, a la persona que condenaron nunca la obligaron a decir qué hizo con ella”, expresó la tía.
Yesenia afirma que su mamá (abuelita de Yerelin) siempre ha tenido un presentimiento y que su mayor deseo es confirmarlo o descartarlo antes de morir.
“Mi mamá dice que la chiquita está enterrada en el cuarto en el que vivía Capucho, (él vivía cerca de la acequia). El OIJ dijo que habían revisado con la Unidad Canina y no encontraron ningún rastro, pero él disecaba animales y pudo haber echado algo para que el olor no saliera.
“Ella le ha pedido mucho a Dios para que no la deje morir sin saber de la nieta”, exclamó.
La tía también recordó que el día de la desaparición hubo mucha lluvia, por lo que no descartó la teoría que maneja el fiscal.
“Sí, pudo haber tenido la oportunidad, porque la propiedad donde ellos (familia de Yerelin) vivían colindaba con la de Capucho, y esta daba con la quebrada”, recordó.
Lo último que la familia supo es que Capucho dijo que iba para donde la mamá y Yerelin también salió hacia la pulpería, pero él nunca llegó a la casa de la mamá.
La familia de la inocente conserva una foto, dos peluches y todos los recuerdos que dejó la pequeña.
A la niña nunca le hicieron una despedida y tampoco existe un lugar (cementerio) donde la puedan visitar.
Otro golpe para la familia de Yerelin
A raíz de este hecho, a Hellen Calvo, mamá de la niña, le abrieron una investigación y la sentenciaron el 2 de setiembre del 2020 por el incumplimiento de la patria potestad; es decir, por fallar en el cuido y protección de su hija.
Según la Fiscalía, Hellen y Alejandro mantuvieron una relación amorosa; incluso, le permitía estar en su casa, ir a la escuela por los niños, pese a saber que a este sujeto le gustaba ver pornografía.
El lunes 11 de diciembre del 2023, Calvo, fue hallada sin vida en la habitación de un hotel; en apariencia, estaba embarazada, pero esto nunca lo confirmaron las autoridades.
Para ese entonces, Hellen y Jorge, el papá de Yerelin se habían divorciado; y aunque ya no mantenían cercanía con la familia paterna de la menor, a ellos sí les dolió la muerte de ella.
“Con la desaparición de Yerelin, a ella le echaron la culpa, pero siento que no fue cómplice de eso. En su rol como mamá es otro punto, pero no para causar este gran daño con la niña”, aseguró Yesenia.
Comunidad no olvida a Yerelin
Elizabeth Araya fue la última vecina que vio a Yerelin, pues ella atendía el negocio y recuerda, como si fuera ayer, cuando la pequeña llegó una moneda de ¢5 y le preguntó: “¿Qué me alcanza?”.
Los vecinos mencionan que este hecho les causó un gran trauma, el cual es imposible de superar, y por ello se volvieron más desconfiados, y no permitían que los niños llegaran solos a la pulpería.
Cuando escuchan un helicóptero, se devuelven a los ocho días de búsqueda que realizaron por la menor, en la que hubo una gran cantidad de personas rastreando cada punto.
El próximo 15 de agosto, Yerelin cumpliría sus 17 años, estaría saliendo del colegio; sin embargo, en la memoria siempre permanecerá como la niña de 5 años que no volvieron a ver.
Su tía Yesenia dice que, a veces, se la imagina con los camanances grandes que la caracterizaban.
La pequeñita estuvo en la escuela Rubén Darío, en donde solo cursó medio año de kínder y, justamente, esas fotos con el uniforme son de los pocos recuerdos que quedaron de la criatura.