Sucesos

Policía lucha contra los malos y cuida el ambiente por partes iguales

Eduardo Grijalba usa su tiempo libre para hacer trabajos con llantas recicladas

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El oficial de la Fuerza Pública Eduardo Grijalba, de 41 años, tiene sangre azul y alma de artesano. Es por eso que disfruta por igual su trabajo como policía y el tiempo libre, que le permite convertir, gracias a su talento, llantas aparentemente inservibles en objetos muy apreciados.

Desde hace diez años viste con orgullo el uniforme y trabaja en la delegación de Jicaral de Puntarenas, pero le gusta ir más allá.

“Hace seis años busqué la manera de ganar platica extra para la casa y se me ocurrió la idea de trabajar con llantas. Actualmente eso produce (las llantas) mucha contaminación y entonces pensé que además de ayudarme, al reutilizarlas podía también ayudar a la naturaleza", explica.

“Poco a poco fui probando y aprendiendo a hacer trabajos. Al principio hacía solo maceteras, pero ahora hago camas para perros, mesitas, espejos, adornos y hasta juegos de sillones”, nos dijo.

Eduardo tiene en la Policía un horario de seis por seis, es decir, trabaja seis días seguidos y luego descansa seis días, eso le permite avanzar con los pedidos.

“Los días que termino la guardia salgo a las seis de la mañana y me voy de una vez para mi casa, en Santa Cruz de Guanacaste, me cambio y empiezo a sacar los trabajos que me han pedido.

“En los seis días libres logro sacar un juego de sillones con todo y la mesita. Cuando tengo muchos encargos unos muchachos del barrio me ayudan a ensamblar los muebles y yo los detallo y los pinto; también mi compañera sentimental, Leidy, me ayuda en los ratos que tiene libres”, aseguró.

Nada se desperdicia

Eduardo contó que él recibe la materia prima de sus trabajos de tres distintas llanteras de ‘Guana’.

“Ellos me dan el material y yo de vez en cuando les llevo trabajos para pagarlas. Me siento bien al saber que estoy reciclando, eso lo aprendí de mi abuelo, él siempre buscaba la forma de contribuir con el medio ambiente”.

El oficial dice que el negocito ha crecido tanto que a veces le falta tiempo para sacar los encargos.

“Cuando alguien quiere algún producto de los que hago yo le enseño las fotos y ellos eligen los colores y el estilo”, explicó.

Una de las cosas que más le gusta de ser artesano es que puede ayudar a personas que lo necesitan.

“Cuando me doy cuenta, por ejemplo, de que una familia no tiene qué comer yo le regalo alguna cosa para que la rifen y se ayuden. Esa es mi forma de colaborar”, expresó.

Es un oficial comprometido no solo en sus jornadas de seis días, sino de tiempo completo.

Adrenalina y peligro

Explica que mientras está en la casa su vida es tranquila, pero cuando está en sus días de servicio en la Fuerza Pública hay peligro y adrenalina.

“Me ha tocado vivir situaciones complicadas. Por ejemplo, una vez en Puntarenas participé en un operativo en el que la gente nos agarró a pedradas y a balazos. En otra ocasión, en Cóbano, tuvimos que perseguir a un hombre que había cortado a otro en un pleito, ese día también fue complicado.

“El policía que diga que nunca siente miedo estaría mintiendo, pero la adrenalina que uno siente y la gratificación de saber que uno hace el bien hace que todo valga la pena”, argumentó.

Esa forma de entender su trabajo explica porqué aborrece cuando algún policía es arrestado por cometer un delito. Por eso él se empuncha por hacer las cosas de la mejor forma posible y dejar en alto el trabajo de los oficiales honestos.

Rocío Sandí

Rocío Sandí

Licenciada en Comunicación de Mercadeo de la Universidad Americana; Periodista de la Universidad Internacional de las Américas, con experiencia en Sucesos, Judiciales y Nacionales. Antes trabajó en La Nación y ADN Radio.

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