Un milagro acabó con la angustia y las noches de dormir mal que durante un mes atormentaron a Karen Bedoya, gracias a la aparición de su amado gato Mateo.
El viernes pasado la mamá del felino recibió la llamada que tanto había esperado, en la que le decían que habían encontrado al peludito.
“Ese día se cumplía exactamente un mes de que mi gato se había perdido, fueron semanas muy duras, a ratos perdía la esperanza de encontrarlo, pero después recuperaba la fuerza y seguía visitando lugares y pegando volantes.
“El viernes un hombre, que se llama Nicolás, me llamó y me dijo que a su casa había llegado un gato como el que yo andaba buscando, luego hicimos una video llamada para que yo viera el gato, de inmediato lo reconocí y me fui a recogerlo”, contó emocionada Karen.
Misteriosamente el peludito se escapó de su casita en Sabanilla de Montes de Oca, y llegó a dar hasta Santa Elena de San Isidro de Heredia.
El domingo 23 de setiembre un hermano de Nicolás posteó una foto de Mateo diciendo que el gato había llegado a su casa, pero que no podía dejárselo, por lo que le estaba buscando dueño.
Karen vio la publicación el miércoles 26 de setiembre y se contactó con la persona que tenía el gato, pero ya lo habían regalado.
Pese a que Bedoya se decepcionó de perder la pista más fuerte que tenía de su mascota, en lugar de desmotivarse se dedicó a buscarlo en San Isidro de Heredia.
“Toqué puertas en los barrios, pegué volantes y a cada persona que me topaba le enseñaba la foto de Mateo para ver si lo habían visto. La publicación de La Teja ayudó mucho también porque hizo que la gente se mantuviera pendiente de la historia”, aseguró.
Estaba asustado
Cuando la mujer se reunió al fin con Mateo, el peludito estaba como desubicado y desconfiado, pero al escuchar la voz de la mamá se tranquilizó y le dio un chupetazo en la nariz.
“Cuando lo llevaba en el carro le iba hablando y al momento en que entró a la casa volvió a ser el Mateo de siempre. Se fue a buscar sus cosas, su cama, su comida y desde ahí ha estado en completa paz”.
Durante el tiempo que Mateo estuvo perdido perdió un kilo y 200 gramos, pero ya está recuperando peso.
“Ya lo llevamos al veterinario y le pusieron vitaminas, una tratamiento contra las pulgas y gotas para desinflamarle un oído. Está supercariñoso y muy dormilón, solo se levanta para comer y se vuelve a acostar”.