Elder José Castro y su esposa Marlene Romero, así como el hijo de ambos, de 2 años, estuvieron a poco de ser parte de la tragedia del deslizamiento que cobró la vida de una familia en calle Matamoros, en Piedades Sur de San Ramón, Alajuela.
Marlene es prima de Karla Romero y habían quedado en reunirse para disfrutar de una carne asada, el sábado 4 de octubre anterior y pasar el domingo en familia.
Ese día, el niño de 2 años se durmió antes de lo esperado y el aguacero impidió que ellos salieran de la casa hacia donde estaba Karla.
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“Le dije a mi esposa, alístate, porque después de las dos de la tarde nos vamos para donde ellos, pero no se pudo porque el niño se nos durmió y no dejaba de llover”, dijo Elder.
Pasadas las 11 de la noche del sábado 4 de octubre, Elder y Marlene se enteraron del deslizamiento y corrieron para intentar salvar a sus allegados.
“Cuando estábamos dormidos, vino un tío de Eddy y nos dijo que ellos estaban aterrados ahí; corrí con una pala, cruzamos unas quebradas que están por un potrero, como dicen, uno no ve el peligro por querer ir a salvar a los que están enterrados. Me metí dentro de la casa y comencé a darle a la tranca de una puerta y la abrí, no podía cavar con la pala y lo hice con la mano, era mucha la tierra, encontré que Eddy estaba cerca de la pared”, recordó Elder Castro.
Eddy estaba lleno de sangre y ya no había nada que hacer por él.
Karla y la niña Edith Miranda no se veían por la gran cantidad de tierra.
“Yo quería tener más fuerzas, pero no pude sacarlos a ellos, todo se quería derrumbar y aplastar lo poco que quedaba”, manifestó Castro.
A él no le quedó otra que devolverse luego para la casa y decirle a su esposa que sus seres queridos estaban muertos.
Elder Castro y su familia tienen tres meses de haber llegado a Costa Rica y se van a devolver a Nicaragua para llevar los cuerpos de sus allegados; además, con todo el dolor que han enfrentado, no quieren seguir en suelo tico.