Una familia de Vázquez de Coronado encontró en la cocina el camino para construir un negocio que se ha convertido en un proyecto lleno de sabor.
Lo que comenzó como una venta en la Feria del Agricultor terminó evolucionando en la reconocida Soda Parrillera M y K, ubicada al frente de la clínica del cantón.
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Hablamos con el propietario, Michael Rodríguez, quien explicó que la idea nació junto a su hermana Kimberly y su mamá, Everlyn Jiménez, cuando decidieron vender productos caseros como pan y repostería.
“Iniciamos hace 12 años en la Feria del Agricultor de Coronado. Empezamos vendiendo pan casero, queque seco y todo lo que era repostería.
“Luego, nos dieron la oportunidad, en la misma feria, de emprender con lo que eran pinchos de carne y todo lo de carne a la parrilla y de ahí nació el nombre”, comentó Michael.
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La evolución del negocio
Con el paso del tiempo, incorporaron casados, gallo pinto, platillos variados y alimentos preparados al momento. Cada sábado y domingo ofrecían sus recetas a los clientes de la feria, quienes rápidamente comenzaron a identificarlos por su sabor casero y la buena porción.
Gracias a la aceptación del público y al crecimiento constante, la familia tomó la decisión de trasladarse a un local hace seis meses, al frente de la clínica de Coronado.
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Michael y su hermana dejaron sus trabajos para dedicarse al proyecto, mientras que doña Everlyn continuó siendo el corazón de la cocina, como lo había sido desde los inicios.
“Ha sido un cambio muy bonito porque han pasado cosas muy diferentes. No teníamos el conocimiento de todo lo que conlleva esto y entre los tres nos hemos ido dando apoyo, hemos ido pasando pruebas y aquí estamos”, añadió.
Un negocio familiar que no se detiene
Hoy en día, la soda abre de lunes a viernes desde las 6 a.m., hasta las 8 p.m., y los sábados hasta el mediodía.
Además, la familia sigue asistiendo a la feria para mantener la relación con quienes los han apoyado por más de una década.
Su trabajo refleja dedicación, esfuerzo, unidad y tradición, valores que los clientes reconocen en cada plato.
El menú es amplio y pensado para todo tipo de gustos. En el desayuno destacan el gallo pinto, empanadas y sándwiches.
Para el almuerzo, los favoritos son la olla de carne, los casados, el chifrijo y el vigorón. También hay opciones para quienes buscan algo para la tarde, como repostería.
“En la mañana hay un pinto muy completo y la gente lo busca mucho porque aquí al frente está el laboratorio, entonces la gente viene a hacerse pruebas de sangre y de una vez cruzan acá.
“Al mediodía les gusta mucho la olla de carne. El chifrijo lo piden bastante y los casados les gustan mucho. De vez en cuando manejamos algún plato del día, opciones que la gente pide”, explicó el propietario.
Una experiencia casera que conquista
Durante nuestra visita, probamos la famosa olla de carne. Desde que el plato llegó, su aroma lo decía todo: un caldo con suficiente verdura, un buen trozo de carne y ese sabor profundo que recuerda a las comidas tradicionales hechas por la abuela.
Para completar, incluía arroz y una porción generosa, perfecta para quedar satisfecho.
También degustamos un casado de pescado, disfrutado por Joseph Fonseca, nuestro compañero de redes, junto con un fresco natural bien preparado.
El ambiente, la atención, los detalles y el sabor hacen que cada visita se convierta en una experiencia acogedora.
Michael asegura que el secreto está en mantener la esencia familiar:“Tratamos de mantener el sazón, mi mamá cocina muy bien y ahora mi hermana le sigue los pasos”.
Los precios también son accesibles: el gallo pinto cuesta desde ₡2.600, mientras que los casados y la olla de carne tienen un precio de ₡4.000, ideales para visitarlos en familia sin preocuparse por gastar demasiado.
Para quienes deseen pedir a domicilio, la soda ofrece envíos y puede contactarse al teléfono 8485-0096.
“Para las personas que no han venido, les aseguro que se van a enamorar porque todo se hace con amor y esperamos que podamos servirle a mucha gente”, finalizó Michael.










