Diciembre, el mes que muchos tildan como la resurrección de los fantasmas de Alajuelense, pero para eso llegó el “santo” del liguismo: Óscar Ramírez, a derribar y a terminar con esa clase de historias urbanas, que con el pasar de los años parecen hacerse realidad.
La Liga venía de pasarla mal en el estadio Edgardo Baldotodano, por lo que ya muchos alistaban memes y hasta soñaban con un batacazo de Liberia; sin embargo, este sábado la Liga fue mejor desde el minuto uno y no dejó que los coyotes aullaran.
Eso sí, la Navidad se acerca y para el título aún quedan varios obstáculos.
Estadio lleno, juego de pólvora en la entrada de los equipos, todos los ingredientes de una noche de juego grande en el estadio Morera Soto, como lo era esta semifinal entre Alajuelense y Liberia, algo que a su vez ha sido el tormento de los rojinegros, esta clase de encuentros en los que muchas veces los recuerdos del pasado rondan las cabezas del liguismo.
El estadio metiendo y el equipo manudo completamente volcado adelante, con la responsabilidad en sus espaldas de no volverle a fallar en un juego de esta índole a su afición que siempre les responde; sin embargo, la noche empezaría a ser opacada por un actor de la visita: Antony Moreal.
Primero fue Joel Campbell con un disparo al vertical en los primeros instantes, lo que sería un aperitivo al vendaval manudo que caería sobre la portería del arquero azteca, que a como podía lograba mantener a su equipo en el compromiso.
Liberia logró salir ligeramente de ese monólogo liguista en una jugada que puso helado al Morera Soto, tras un remate de Adrián Chévez a los 35 minutos, que por la óptica del disparo parecía que entró a la portería de Bayron Mora; no obstante, quedó en un susto que haría al león sacar sus garras.
Instantes después del susto, la muralla del mexicano se derrumbó y tras una serie de rebotes en el área, Celso Borges, el capitán, al minuto 40, sería el encargado de hacer explotar a un Morera Soto que anhelaba noches como estas y en instancias de este estilo.
La cachetada sería tan dolorosa para los visitantes, que fue cuestión de minutos, tres exactamente, cuando una vez más, la Catedral se ilusionaría como hace rato no sucedía, de ver a su equipo demostrar esa jerarquía que tanto se le pide a un club como la Liga. El el 2-0 tras una anticipación de Ronaldo Cisneros tras un centro perfecto de Ronald Matarrita provocó la locura en las gradas.
En la etapa complementaria, luego de encaminar la serie, la Liga recibió una noticia preocupante, y es que Joel Campbell se tendría que marchar del terreno de juego por una molestia en apenas 50 minutos, el lunar de una noche perfecta manuda.
Liberia presentó una postura inicial muy defensiva, algo que, tras los dos goles, José Saturnino Cardozo buscó cambiar para la segunda mitad; no obstante, la cuesta ya estaba muy empinada, y un león más ilusionado que nunca y con la consigna de cerrar esa ventaja para sellar su boleto sin mayores sobresaltos como los que tuvieron que vivir el pasado miércoles en suelo pampero.
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A los 70, en la cabeza de Joaquín Alonso Hernández veríamos una de las mejores opciones pamperas, tras un remate de cabeza que pasó cerca del poste defendido por Bayron Mora; sin embargo, ya el juego empezaba a acabarse y el tiempo, además de los erizos, sería el mayor enemigo de los pupilos de Cardozo.
El segundo tiempo le sobró al compromiso, ya que los deberes estaban hechos desde la primera parte; sin embargo, un penal en la reposición del juego sobre Diego Campos pondría la cereza en el pastel con el 3-0 por intermedio del mismo jugador.
Los manudos esperan al rival de la serie entre Saprissa y Cartaginés, que, luego del triunfo morado en el Fello Meza 1-2, las cartas parecen alinearse para que haya una final con clásico nacional, escenario perfecto para que Ramírez y sus pupilos acaben por completo con cualquier fantasma que siga rondando en los alrededores de Alajuela o diciembre se convierta en una pesadilla... otra vez.
