Alejandro González ha sido para muchos aficionados y periodistas uno de los porteros más brillantes en la historia de Alajuelense, en el que se convirtió en el dueño del arco erizo durante los años 80.
Una de las principales características que distinguió a don Ale fue su valentía y personalidad. Era un ganador por naturaleza, nunca se arrugó ante ningún rival, ni siquiera ante el mítico River Plate, al que enfrentó en 1987 por la Copa Interamericana.
La misma fortaleza con la que enfrentó el cáncer
Esa mentalidad ganadora y su forma de ser, de no temerle a ninguna prueba, es la misma actitud con la que enfrentó el cáncer desde septiembre del 2024, periodo en el que ha librado una fuerte batalla al lado de su familia, y con el apoyo de muchísima gente, incluso, de personas que ni siquiera conoce.
González dio su testimonio a La Teja, donde contó cómo enfrentó la enfermedad y cómo, tras meses de lucha, se encuentra bastante repuesto y con muy buen ánimo para seguir adelante. Aunque la peor parte ya habría pasado, todavía debe esperar más exámenes y controles médicos.
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Tuvo una cirugía compleja en febrero, de la que salió exitosamente, y nos compartió cómo ha sido el proceso de recuperación.
“Pasé un tiempo bastante enfermo, pero ya, gracias a Dios, estoy repuesto, ya casi al 100%. Falta un poquito todavía, pero es más que todo por control. Me hace falta el seguimiento de ciertas condiciones, de algunos exámenes de laboratorio para ver que todo esté clarito, reforzar eso para que todo esté bien y ver que el cáncer no se expanda a ningún lado. Eso es con el tiempo que, poco a poco, se va dictaminando para ver cómo va uno, hasta que te digan que ya quedaste bien. La parte más dura ya la pasé”, nos comentó.
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“Lo más difícil fue escuchar que tenía cáncer”
El Gato González recordó con serenidad lo más complicado del proceso: el momento del diagnóstico.
“Lo más complicado es darte cuenta de que tienes cáncer, y dos, que te digan que para sacarte eso te tienen que hacer una operación radical, muy compleja y peligrosa. Gracias a Dios, lo pudimos superar y acá estamos”, comentó.
El fútbol como escuela de vida
El deporte es una disciplina que también moldea el carácter de las personas y González nos comentó que muchas de las cosas que aprendió en la cancha, las aplicó en situaciones así.
“El fútbol me enseñó que uno tiene que hacerle frente a lo que venga, la disciplina, pensar en positivo, que sí se puede y a luchar, a nunca rendirse. Solo Dios sabe hasta cuándo estaré, pero de esta, al menos parece, que la libré. Este partido ya casi lo ganamos.
“Esto es muy fácil, usted vea para adelante, nunca para atrás; lo de atrás ya lo pasó, entonces hay que enfocar sus energías en lo que viene. Por dicha, nunca pasé depresiones ni nada de eso, sino que estuve consciente y con la misma disposición de salir al frente”, explicó.
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El apoyo de su familia y del fútbol
A sus 70 años, Alejandro González mantiene muchas motivaciones y sueños por cumplir; especialmente, disfrutar tiempo con su familia y nietas, quienes han sido su mayor apoyo durante el proceso. Tiene tres hijos y dos nietas.
“Es de las partes más duras, ver a la familia preocupada, había mucho trabajo qué hacer, pero por ellos también había que ser fuerte y luchar
El exarquero también agradeció el apoyo del mundo del fútbol y de muchas personas que estuvieron pendientes de su estado.
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“Tengo que agradecer mucho a mucha gente que estuvo atenta a la situación, apoyándome, con muchas oraciones, ayudando con lo que podían. Hubo muchas personas, así que no voy a decir una; fueron muchas, tanto del ámbito deportivo como no deportivo, familiares, amigos.
“Parte de lo que es el fútbol es esto, ha dejado muchos amigos, de gente que lo estima a uno hasta sin conocerlo”, destacó.
Incluso, contó que, cuando estuvo internado en el hospital Calderón Guardia, lo visitaron personas que ni siquiera conocía.
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“Hubo gente que, sin conocerme personalmente, me apoyó. Llegaba gente al hospital que no me conocía; mucha gente se dio cuenta en el hospital quién era, les comentaban qué había hecho y eso te ayuda, pero acá vamos para adelante”, remató.
El testimonio de don Alejandro González es una lección de coraje, fe y mentalidad ganadora. Un atleta puede perder condiciones físicas con los años, pero el espíritu competitivo y la fortaleza interior jamás se pierden.