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Dueño de Toyota Land Cruiser: “Uno tiene que sentir en las venas lo que siente el carro en la pista”

El Toyota Land Cruiser de don Guillermo Valverde nació para batir barro incluso fuera del país

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Guillermo Valverde bate buen barro dentro y fuera de Tiquicia bien montado en un Toyota Land Cruiser modelo 1977.

La nave, de dos puertas, tiene buen motor desde que lo ensamblaron, ya que salió de agencia con motor diésel B3000 sin turbo.

El chuzo ya tiene quince años de se conducido por Valverde, quien lo chinea a más no poder en su propio Taller IVAL, el cual se especializa en carrocería y pintura y está ubicado en Cinco Esquinas de Tibás, aunque él es vecino de Desampa.

–¿Cómo consiguió ese carro?

Decidí comprar un auto y me puse a revisar CRAutos y fue ahí donde lo encontré.

–¿Y por qué lo flechó esta nave?

Siempre me ha gustado el Toyota, me gustó cuando lo vi y eso que busque bastante, fueron como tres meses que pasé buscando. Algunos no me gustaban y otros no se ajustaban a mi presupuesto, en el caso de este me gustó y aunque no se ajustaba al presupuesto conversé con el vendedor y lo logré.

Tenía algunas características que siempre me han gustado de la marca, no estaba al cien por ciento original, estaba más tuneado, tenía aros anchos, llanta de perfil bajo, era más Sport y se veía bastante agradable. Lo que más me gustó es que que lo tuviera bien cuidado.

¿Qué es lavado interno del motor?
“Es un mantenimiento que se le debe realizar al vehículo una vez al año o cada 20 mil kilómetros. Consiste en remover sedimentos y contaminantes que se van alojando a lo interno del motor, básicamente sería como quitarle el colesterol al motor, esto se realiza en conjunto con el cambio de aceite y lo hace una máquina diseñada exclusivamente para este fin que contiene una solución especial que limpia todos los conductos del sistema de lubricación, dejándolo limpio para el nuevo aceite. En caso de que se le pase mucho el tiempo o el kilometraje del cambio de aceite del motor, lo mejor es realizarlo lo antes posible para evitar daños mayores”, explicó Bryan Guido, mecánico automotriz (teléfono: 8603-5135).

–¿La negociación para comprarlo estuvo dura?

No, las fichas se movieron bien, conversamos un precio, negociamos y partimos a la mitad. El señor no recuerdo de dónde era, pero creo que era de Cartago.

–¿En ese momento ya tenía en mente qué iba a hacer con el carro?

Desde que lo negocié siempre fue con la idea de mejorarlo o modificarlo para el barro, así que realmente no anduvo mucho tiempo como lo compré, un año a lo mucho. Después de ahí comenzamos a hacerle los detalles.

–¿Qué fue lo primero que le hizo?

Lo primero que le hicimos fue cambiarle las llantas por unas un poquito más altas, ya después de eso comencé a andarlo más a menudo y a meterme un poco más con el carro. Me gustaba y visitaba la mayor cantidad de eventos relacionados a competencias de barro.

Hoy anda un motor de 6 cilindros de gasolina y una cilindrada de 4.500. Le quité el sistema de suspensión y le instalé un sistema Orling delantero y trasero, con compensadores Coilover. Ahora lo ando con un sistema de dirección asistida o orbitrol.

–¿Y qué tal le ha ido?

Hasta el momento bastante bien, pero como todo proyecto, se requiere de tiempo y dinero para mejorarlo, aunque actualmente participamos en competencias a nivel profesional. El domingo pasado andaba compitiendo en Panamá y no puedo decir que me fue mal porque todo salió bien solo que no nos trajimos los primeros lugares por un par de detalles. El carro se comportó muy bien, pero se nos desarmó una rueda delantera y todo se acabó.

–¿Y está como a usted le gusta?

El carro nunca estará como a uno le gusta porque entre mejor lo tenga uno, mejor lo quiere tener, siempre uno ve extras que pueden ayudar al desempeño y siempre se anhela un poquito más de lo que se tiene.

–¿Es muy costoso tenerlo así?

Sí, es bastante costoso, porque en esto de las modificaciones y de preparar un vehículo el precio de la mano de obra y los respuestos son bastante caros. Aunque todo es relativo y depende de lo que se le quiera hacer porque algo barato no baja ¢1 millón, mientras que los trabajos más caros salen en unos $40 mil o $50 mil (Entre 23 y 29 millones de colones).

Siempre le hacemos bastante al carro y cuando no tenemos conocimiento de algunas modificaciones buscamos la ayuda de amigos que tiene talleres.

–¿Cada cuánto compite?

Carreras a nivel competitivo no hay todas las semanas, a nivel competitivo puede ser una cada dos o tres meses, pero a nivel recreativo se hacen todas las semanas, gracias a diferentes clubes o grupos. Uno n se puede apuntar a todos porque sería dejar el negocio botado y el carro no se puede maltratar mucho en algunos eventos, por eso lo tenemos a nivel competitivo y buscamos los mejores eventos.

–¿Entonces siempre lleva la nave al máximo?

En todos los eventos competitivos el carro se exige al máximo porque es la única forma de tratar de hacer algo bueno o traer algún premio, resultado o tiempo. El último acá fue hace como seis meses en San Carlos, contra pilotos y carros muy buenos, porque llegaron los mejores de Panamá, Costa Rica y un par de mexicanos y entre todos esos logramos sacar el segundo lugar.

–¿La competencia produce mucha adrenalina?

Uno tiene que sentir en las venas lo que siente el carro en la pista, por supuesto que hay adrenalina. Es como dicen todos los atletas, la adrenalina está al máximo porque en el momento de la competencia toda la atención está sobre uno y se corre con mucha presión.

Andrés Mora

Periodista con licenciatura en Comunicación de Mercadeo. Forma parte del equipo de Deportes. En Grupo Nación desde noviembre del 2011.

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