El portero Miguel Ajú inicia una nueva etapa en su carrera al convertirse en uno de los refuerzos de Pérez Zeledón para el Clausura 2026, club al que llega por un año, en un momento de madurez personal y con la convicción de competir al máximo.
El arquero, de 26 años, vuelve a la primera división, luego de su paso por la Asociación Deportiva Sarchí, equipo de la Liga de Ascenso al que llegó a mediados de año y más allá de lo deportivo, el guardameta celebra los éxitos que consiguió este año, al obtener su título de bachiller y matricularse en la carrera de Sicología.
Ajú conversó con La Teja y reveló que a mitad del torneo fue contactado por Robert Arias, gerente deportivo del equipo generaleño y mostró interés en él. Además, comentó que su misión en el equipo generaleño será competir con respeto, dar lo mejor en la cancha y demostrar que el esfuerzo constante, dentro y fuera del fútbol, termina abriendo puertas.
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“Me siento muy contento, muy agradecido con Dios, con mis compañeros en Sarchí, con el cuerpo técnico y con toda la gente que me ha apoyado a lo largo de este año; mi familia, mi representante y la gente del colegio del CAR, que me han sostenido para finalizar mis estudios.
“Sé la responsabilidad que conlleva estar en un equipo como Pérez Zeledón y este año me enseñó a ser agradecido, no solo con las personas, sino con las bendiciones que van llegando poco a poco con el esfuerzo”, afirmó el arquero.
El 2025 y el crecimiento de Miguel Ajú
— ¿Con qué grado de madurez llega a un equipo como Pérez Zeledón, luego de sus experiencias en primera división y Liga de Ascenso?
Llego con una madurez muy integral, como persona antes que como profesional. Me he dado cuenta de que hay que ser agradecido con las oportunidades, cuidar el trabajo y ser constante.
Ha sido un 2025 muy bendecido porque, por fin, conseguí mi bachillerato y eso se lo debo a Wálter Centeno y al cuerpo técnico del Santos y eso me motivó aún más a seguir trabajando, porque no es que lo fuera a dejar, simplemente que antes tal vez no tenía esa mentalidad porque estaba en otra nube.
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— ¿Cuál ha sido la clave para ser paciente en este proceso?
La perseverancia. A veces al jugador de fútbol le sirven todo en bandeja de plata y eso lo puede confundir. Si no tuviera la mentalidad de hoy, no hubiera tenido la iniciativa de estudiar.
A mediados de año, el llegar a segunda división, después de tantos años en primera podría golpear el ego, pero para mí fue una bendición. Me topé a grandes personas con potencial de primera que luchan cada día por sus sueños.
Y el éxito de volver a primera se lo debo a no rendirme nunca y poner a mi familia por delante de todo. Se lo resumo en persistir, en bajarme de esa nube que lo confunde a uno cuando le dan todo y en saber que uno está para más.
— ¿Cómo se organizó para seguir estudiando y conseguir el bachillerato?
Don Joseph Joseph se ha portado muy bien conmigo y pese a que no estoy en Alajuelense, él me dejó seguir en el colegio del CAR (Centro de Alto Rendimiento), que tiene un convenio con el Colegio Calazans y ahí estuve estudiando con jóvenes de 17 y 18 años.
En Sarchí me ayudaron a organizarme, mi familia me apoyó muchísimo y cuando fui a hacer los exámenes viajé con los muchachos del CAR en una buseta y fue una experiencia muy enriquecedora, porque entre todos nos tranquilizamos, íbamos compartiendo la materia y les hacía sentir que todo iba a salir bien.
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Don Fernando, es el subdirector del colegio, me acompañó en este proceso de casi cuatro años, porque yo inicié sin tener siquiera el noveno año.
— ¿Qué le dejó el compartir con esos muchachos?
Fue muy satisfactorio. El futbolista y el adolescente tienen muchas distracciones: redes sociales, la calle, cosas que te pueden confundir. Al ser capitán en Sarchí me rodeé de muchos jóvenes y pude darles consejos basados en los golpes que me he llevado en la vida.
A pesar de las distracciones, ellos escuchan. Les decía: “Respeten a sus profesores y entrenadores, y apenas se gradúen, busquen la universidad” y hay personas que tienen dos trabajos y aun así estudian; de ese tipo de gente hay que ganar el ejemplo.
— ¿Su deseo sigue siendo estudiar Sicología?
Sí, la graduación de bachillerato es este jueves 18, pero no podré ir, porque debo estar en Pérez Zeledón y ya me matriculé en la universidad, empiezo el 11 de enero y en efecto, estudiaré Sicología. Antes lo veía muy lejano, pero ya es una realidad.
— ¿Cuánto lo ilusiona saber que está a un paso de tener su título?
Mucha gente lo ve como algo pequeño, pero no saben lo complicado que ha sido para los jugadores que no han tenido tiempo para estudiar. Compañeros en Santos o en Puntarenas me motivaron al ver el esfuerzo que hacían para estudiar después de entrenar.
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Quiero llegar a ser profesional. Me gusta expresar mi historia porque es de resiliencia; me gustaría que otros adolescentes se den cuenta de que después del fútbol hay una vida.





