John Paul Ruiz, de apenas 18 años, es el menor de cuatro hermanos barranqueños criados en un entorno con elementos dispares como la pesca, las drogas, violencia, aún así hoy es integrante del primer equipo del Club Sport Herediano.

John creció entre bolas de fútbol, entre barcos pesqueros y en un barrio lleno de drogas, alcohol, violencia y donde no es extraño que de vez en cuando haya balaceras, en el barrio Los Almendros en Barranca de Puntarenas.

Junto a sus hermanos Manuel y James, (gemelos de 34 años), Jessie de 28 años, y él, más la influencia de don Felix Ruiz, el papá, los hermanos crecieron y cada quien tomó el camino que quiso. Dos de ellos son futbolistas, uno es capitán de un barco y el otro cogió el mal camino.

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Don Félix fue quien los colocó en escuelas de fútbol de Puntarenas y al menos tres de ellos le hacían al fútbol, Jessie incluso estuvo en Puntarenas FC y en Jicaral.

Mientras Jessie era jugador de Jicaral llevaba a su hermano menor a las escuelas de fútbol junto a su mamá, Abigail Guadamuz. John iba a ver a su hermano en Jicaral y se colocaba de juntabolas, pero ya hacía bulla en Puntarenas por sus condiciones.

“¿Qué está haciendo aquí? Vaya donde está su mamá”, le decía Jessie en pleno estadio jicaraleño pero John le decía, “quiero estar cerca del partido, por eso soy juntabolas”, recordó Jessie.

John tiene algo diferente que todos los demás, su presencia física y su buen juego lo hicieron debutar con 15 años en segunda, con Puntarenas FC, donde tuvo la oportunidad de jugar con su hermano.

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“Con 13 años estaba en segunda con Puntarenas y jugaba en el alto rendimiento, con 14 lo querían debutar pero por una regla no se pudo. Hubo que esperar a los 15 años cuando debutó y luego llegó el proyecto de Heredia, Pablo Salazar lo agarró y lo firmó por varias temporadas”, expresó orgulloso.

Jessie recuerda que John debutó con Heredia a los 16 años, en un partido contra Sporting, en el torneo Apertura 21 donde salió campeón con el Team.

Después jugó a préstamo con Grecia y regresó este torneo para anotar el primer gol de los rojiamarillos en el Clausura y darle los tres puntos ante Guadalupe.

Incertidumbre

El papá de los Ruiz, don Félix, es dueño de dos barcos pesqueros Rosa 3 y Génesis y se dedica a la pesca de peces grandes como atunes, marlins, tiburones, etc.

Ese oficio no es fácil de llevar para la familia, pues don Félix sale 20 días o más a altamar y luego de las primeras seis horas, se pierde la comunicación y empieza la incertidumbre.

El padre regresa con buena mercadería y recibe el cariño de los suyos, pero la preocupación por saber si estará bien durante los días de ausencia es un fastidio con el cual los familiares de los pesqueros tienen que aprender a lidiar.

Y la incertidumbre es doble cuando un hermano, Manuel, es el capitán de uno de los barcos, o sea, doble sufrimiento.

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A John no le dio por la pesca; sin embargo, cuando había que descargar mercadería se apuntaba con sus hermanos en esa labor, que prácticamente realizó durante su adolescencia.

“Todos pasamos por eso, la incertidumbre. A veces se tarda más de lo que se esperaba en regresar y entonces empieza la preocupación, uno le pregunta a la gente de otro barco que viene llegando, que si lo vieron y cosas así, pero es tedioso”, explicó Jessie.

Tampoco el ambiente de la comunidad es el ideal, cargado de drogas, alcoholismo y violencia. Uno de los hermanos cayó en malos pasos y todos han intentado ayudarlo, pero es un caso complicado por el tiempo que tiene de estar en eso.

Pero más allá de eso, los Ruiz disfrutan esta nueva etapa del cumiche y siempre están atentos a los partidos del Herediano.

“Para el partido contra Guadalupe él me dijo que iba de titular y por supuesto que puse el tele, estaba solo en Jicaral y sentía como si fuera yo. El mismo hormigueo en la panza, se me aceleró el corazón. Yo gritaba solo, ‘tome tome’. Y le hablo al tele, vaya marque, cierre”.

Ahora, cada vez que John juega, los Ruiz se sientan frente al tele para ver al menor cumpliendo el sueño de todo futbolista.