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Estudio revela que el fútbol no nos hace tan felices como creemos

Investigación indica que sufrimos más tiempo por las derrotas de lo que disfrutamos las victorias

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¿Qué dura más, a alegría o la tristeza tras ganar o perder un juego decisivo como el de hoy entre Saprissa y Heredia?

Uno de los más recientes estudios sobre estas emociones lo hizo la Universidad inglesa de Sussex y fue publicado por el prestigioso medio de comunicación inglés BBC.

Según la investigación, los aficionados pasan el doble de tiempo tristes cuando pierde su equipo de fútbol favorito, con relación al tiempo de alegría cuando su club obtiene la victoria.

Mucha participación
En la investigación participaron 32 mil personas que respondieron las preguntas por medio de una aplicación celular.

En palabras sencillas: una victoria se puede disfrutar una hora, mientras que la amargura de la derrota puede duras dos horas o más.

Los investigadores hicieron el análisis apoyados en cerca de tres millones de respuestas conseguidas a través de las 32 mil personas que participaron en un sondeo en que se utilizó una aplicación de celular.

De acuerdo a los resultados publicados por el centro universitario, la derrota del equipo favorito deja a las aficionados un 7,8% más tristes una hora después del pitazo final.

“Mientras que un triunfo nos hace apenas 3,2% más felices durante el mismo lapso de tiempo”, dice la investigación.

Para George Mackerron, uno de los investigadores de la Universidad de Sussex, aunque la mayoría de fanáticos aseguran que el fútbol los hace felices, es irracional seguir a un equipo continuamente, especialmente cuando puede causar más sufrimiento que placer, de acuerdo a los resultados deportivos que se den en la cancha.

Un ejemplo de lo anterior lo conocen muy bien los leales fiebres del Cartaginés, ya que la gran mayoría de ellos solamente saben que el equipo fue campeón por última vez hace 77 años.

En el video realizado durante la investigación se ven aficionados ingleses que siguen equipos acostumbrados a llevar palo y aseguran que lo hacen porque no pierden la esperanza de que el triunfo o el añorado título lleguen en algún momento.

No hay duda de que en la época reciente uno de los resultados más dolorosas que han vivido los ticos con la Tricolor es el empate a 2-2 contra Estados Unidos el 14 de octubre del 2009, en el estadio Robert F. Kennedy de Washington, Estados Unidos.

Costa Rica había jugado una primera fase perfecta de la hexagonal rumbo a Sudáfrica 2010, ya que solo perdió un juego al mando del técnico Rodrigo Kenton, pero para la segunda vuelta las cosas se invirtieron.

Kenton perdió tres partidos consecutivos, lo fumigaron y su puesto lo asumió el brasileño René Simoes, quien se encargó de dirigir a la Sele en dos mejengas.

El 14 de octubre del 2009, en el frío otoño estadounidense, Costa Rica hacía historia al ganar 2-1 por primera vez en una eliminatoria en casa del Tío Sam, resultado que le daba el boleto a Sudáfrica, pero llegó el minuto 94 y un cabezazo de Jonathan Bornstein, tras un tiro de esquina, puso el 2 a 2 definitivo y envió a Costa Rica a un repechaje que perdió ante Uruguay.

Rodolfo Villalobos, presidente de la Fedefútbol, recuerda que tal y como dice el estudio inglés, pasó varias noches sin dormir después de ese empate con sabor a eliminación. Y es que el dolor del fracaso dura más que la satisfacción del triunfo.

“Ha sido una derrota que nos marcó, estábamos prácticamente en el Mundial y en el minuto 94, a 20 segundos de finalizar el partido nos anotaron.

“Uno se pone a pensar que pudo pasar cualquier cosa menos el gol, pero pasó”, añadió el dirigente.

“Es parte del fútbol y los que estamos metidos en el fútbol debemos entenderlo”, agregó don Rodolfo, quien vio ese tristemente inolvidable juego de la Sele, en Guápiles.

Villalobos sabe que el drama y la alegría forman parte del deporte más seguido del mundo y nos dio dos ejemplos.

“Voy a poner dos ejemplos claros: Sudáfrica, cuando quedamos eliminados en aquel último minuto que nos mandaron al repechaje.

“También está la alegría de haber pasado a los cuartos de final en Brasil (2014); es una alegría que quizá la euforia fue más corta, pero la alegría siempre la llevamos en nuestro corazón”, dijo Villalobos.

Para el presi de la Fedefútbol, así como Dios le da a la gente la oportunidad de pensar en una derrota, también la da para una victoria, por lo que la cosa se compensa.

Pára Carlos Hernández, exselecionado nacional y quien actualmente es jugador de Puntarenas, en la Segunda División, las emociones causada por la derrota o el triunfo se deben equilibrar en un "cincuenta- cincuenta".

"Hay que ser un buen perdedor y no solo por perder un partido o una final, uno es el más malo del mundo, o por ganar es el más bueno. Uno debe tener un equilibrio para saber disfrutar el momento o digerir mejor las malas experiencias.

"En el caso de un aficionado, depende de cada uno la forma en la que lo tome, aunque existen algunos que son muy fanáticos y otros que viven el fútbol más allá de lo que se tiene que vivir", añadió el volante.

El Zorro recordó que el juego que más feliz lo hizo ocurrió en octubre del 2005, cuando anotó dos golazos ante Estados Unidos, en el Ricardo Saprissa, para darle la clasificación a Tiquicia al Mundial de Alemania 2006.

Mientras que los momentos más tristes las vivió en las finales perdidas con Alajuelense o cuando jugaba en Australia, donde perdió una final en los lanzamientos de penal.

Karol Espinoza

Bachiller en periodismo y licenciada en Comunicación de Mercadeo. Periodista de Deportes con más de 14 años de experiencia. Integra La Teja desde setiembre del 2006.

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