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Papá de Jonathan Moya le agradeció sus goles con siete palabras

Don Juan Luis y su hijo protagonizaron un momento lleno de orgullo y alegría

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Valió la pena la gran mojada que se pegó el domingo Juan Luis Moya, papá del delantero manudo Jonathan Moya, en el estadio Morera Soto.

La Liga ganó 4 - 1 al equipo Universitarios en medio de un diluvio que al final del partido iluminaba con rayos el cielo manudo.

Pero antes de los truenos y de la rayería, específicamente al minuto 29, este peón de construcción estaba abrazándose y besándose con su único hijo varón, quien le cumplió lo prometido y corrió a un costado de la cancha a festejar con él su primer gol de la tarde y el segundo de la Liga.

“Primero me fui con él al estadio, me presentó a jugadores, a amistades y todo. Me dijo: ‘papi, váyase a su esquinita (en el sector este)’. Yo le respondí que ahí me quedaba para celebrar y dicho y hecho, gracias a Dios pudo anotar”, cuenta Juan Luis, vecino de Santa Elena de Monteverde.

Cuando cayó el gol y lo celebraron juntos, el orgulloso papá besó al jugador y le dijo “te amo, gracias por hacerme tan feliz”.

La linda y conmovedora escena fue vista en vivo por quienes también celebraban con el León, que con la anotación de Jonathan ya ganaba 2-0.

Juan Luis cuenta que ha visto las fotos que les tomaron durente ese festejo tan familiar y ha pensado qué quiere hacer con ellas.

“Las vi ahí mismo, son muy lindas, son recuerdos que le quedan a uno. Quiero andarlas en mi teléfono y tal vez imprimir algunas para llevárselas a mi mamá, que es muy liguista y está feliz”.

Y tiene razones la señora para estar contenta. La Liga ganó con doblete de Moya, un gol de José Miguel Cubero y otro de Christopher Meneses y es líder. (Por el visitante anotó Christian Montero).

Al Morera cada vez que pueda

Moya, como llaman simplemente a Juan Luis en la linda zona de Monteverde, se puso como meta visitar el Morera Soto y estar en todos los partidos que pueda para acompañar a su hijo.

Así lo hizo el domingo y salió de Santa Elena en el bus de 5:30 a.m. y a las 9 a.m. estaba ya en la parada del aeropuerto Juan Santamaría.

Ya anunció que volverá a la ciudad de los mangos para la mejenga del sábado 24, a las 7 de la noche, contra el Santos de Guápiles.

Festejo doble

El domingo, después del sabroso triunfo de la Liga con doblete de su hijo, Juan Luis regresó a Monteverde con Jonathan para celebrar este lunes en familia el Día de la Madre puesto que el jueves pasado no lo pudieron hacer ya que el delantero debió jugar contra el Municipal Grecia.

Para el segundo tiempo Juan Luis se movió a la gradería, que, por cierto, no es precisamente su lugar favorito para ver los partidos en el estadio.

"Nunca me ha gustado (ver los partidos) en la gradería, me gusta estar con la gente, eso es lo bonito de estar ahí abajo, donde están los jugadores y todos. Para el juego ante Saprissa (el sábado 10 de agosto) quise estar en palco”.

Juan Luis es manudo de toda la vida, especialmente por influencia de su mamá, doña Carmen Ramírez, a quien Jonathan incluyó en la dedicatoria de los dos goles contra Universitarios. También metió a su único hijo Julián, cuyo nombre lució en la camiseta durante el segundo tiempo.

El papá de Jonathan tiene, por supuesto, una opinión del trabajo del técnico Andrés Carevic. Le parece bien, pero cree que debe jugar siempre con dos delanteros desde el inicio, como lo hizo este domingo, porque así el rival se cansa más rápido.

Del nivel de juego de su hijo dice que lo ve muy bueno, piensa que ha madurado futbolísticamente y que juega cada día mejor, pero hay un aspecto que debe trabajar.

“Siempre le digo que debe estar más atento cuando baja a defender y subir pronto porque los laterales son más rápidos, debe entrar a cerrar al segundo palo porque así juegan los nueve”.

Juan Luis es un hombre optimista. Ve muy bien a Alajuelense, como lo ven quizás en este momento todos los manudos, pero él va más allá y cree que –por fin– en diciembre alzarán la copa treinta que no consiguen desde el 2013.

Moya combina su trabajo en construcción con la preparación del ceviche que venden en la taquería Moya, negocio que el futbolista les puso a sus papás hace un año en el centro comercial Plaza Monteverde.

“En el día, mi esposa (Damaris Aguilar) trabaja en la taquería y yo llego en la noche a ayudar en todo lo que pueda”, cuenta.

Karol Espinoza

Bachiller en periodismo y licenciada en Comunicación de Mercadeo. Periodista de Deportes con más de 14 años de experiencia. Integra La Teja desde setiembre del 2006.

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