Bayron Mora llegó a su querido Paso Canoas y fue recibido con los brazos abiertos por toda la comunidad, en una tarde cargada de emoción y orgullo que tuvo como escenario el parque de Ciudad Neily.
Un regreso lleno de orgullo y gratitud
El arquero de 22 años, formado en aquel pueblo fronterizo con Panamá, volvió a casa convertido en campeón nacional y monarca centroamericano con la Liga Deportiva Alajuelense.
Un camino que se inició cuando, con apenas 12 años, dejó su hogar persiguiendo el sueño de ser futbolista profesional.
LEA MÁS: Bayron Mora: el portero que estuvo cerca de dejarlo todo fue el gran héroe de la 31 de Alajuelense
Las imágenes publicadas por Colosal Radio y Televisión muestran a un Bayron cercano: fotos, abrazos, autógrafos y sonrisas en una jornada que quedará grabada en la memoria del cantón.
“La verdad, muy contento de estar acá con mi gente, sentir ese calor del pueblo, un recibimiento muy especial. Todo esto es para ellos y además agradecerle mucho a la organización que hizo esto posible, para compartir un ratito con todos ellos”, dijo Mora a Colosal.
El título que mueve pasiones
Con una sonrisa imposible de borrar, el guardameta destacó cómo el campeonato ha unido y movilizado a la afición rojinegra en todo el país.
“Este título ha movido muchas cosas; la afición manuda es muy grande, como siempre lo he dicho, y estoy muy contento de ver lo que uno puede generar en las personas, en esa afición”, comentó.
LEA MÁS: El secreto que reveló el preparador de arqueros de Alajuelense para ganar los penales ante Xelajú
Familia, amigos y el valor del sacrificio
Mora también celebró el reencontrarse con familiares y amigos a los que ve poco por la distancia, varios de ellos presentes en la final ante Saprissa.
“Es muy importante para mí ver coronado todo este esfuerzo que hizo mi familia, las personas que me siguen muy de cerca, algo que me llena mucho”, añadió.
Las filas para las fotos se extendieron por largo rato. Bayron se quedó compartiendo con su gente en un día difícil de olvidar, sellando un regreso a casa que confirma que los sueños también se celebran en el lugar donde nacen.




