Randall “Chiqui” Brenes estaba más nervioso este domingo que cuando le tocó debutar con la Selección Nacional en el Mundial de Brasil 2014.
Ni las grandes potencias de Uruguay, Italia, ni Inglaterra lo tenían tan agustiado como el baile a ritmo de merengue con el que debutó en la segunda temporada de Mira quién baila (MQB).
A pesar de la tensión y lo intranquilo que estaba, el exfutbolista se la terminó jugando en la pista y fue muy aplaudido por su gran participación como cuando casi le hace un gol al portero italiano Gianluigi Buffon en ese mundial.
De hecho, hasta los jueces mencionaron que es el primer exjugador de fútbol que ven tan suelto para el baile.
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Brenes fue el encargado de cerrar la primera gala junto a su pareja de baile Yessenia Reyes, lo que significó una presión adicional para él, pues asegura que nunca antes había bailado de esta manera, pero ni en una fiesta.
“Yo represento a los futbolistas, a los mejengueros, a esas personas que en una fiesta se quedan sentados porque no saben bailar, ese soy yo. Por eso, haber podido dar este show para mí ya es un logro, más allá de todo lo que implica la presión”, dijo entre risas.
Mucha más presión
El exjugador del Club Sport Cartaginés aseguró que el hecho de que los jueces destacaran su soltura y movimientos lo compromete aún más a seguir mejorando para la segunda gala.
“Los jueces dijeron que era la primera vez que veían a un futbolista tan movido y eso es un compromiso enorme, porque al final han pasado varios colegas. Creo que todo ayudó: la energía, las ganas, el ritmo que me tocó y, sobre todo, tener una de las mejores coreógrafas Yessenia, que me ha exigido mucho”, añadió.
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Hasta su familia se sorprendió de verlo con esos movimientos de cadera, pues según contó, nadie le tenía pinta de bailarín.
Su mamá, doña Maribel Moya, fue una que no paró de aplaudirle desde que lo vio salir a la pista.
“Todos estaban sorprendidos, mi hijo (Thiago) pensó que yo no iba a bailar. En la casa, en el colegio, en la academia, todos me decían: ‘profe, ¿qué va a hacer?’. Yo les respondía que no sabía, que había que esperar. pero al final fueron tres horas de ensayo diario, dándole a cada paso, y siento que valió la pena”, dijo.
Todo sea por la causa social
Más allá de demostrar si es mejor futbolista que bailarín, el cartaginés, de 42 años, resaltó que lo más importante es pensar en la fundación que está apoyando.
En su caso, eligió un hogar que atiende a niños y niñas con algún grado de riesgo social y que está ubicado en Guadalupe de Cartago.
“Más allá de que uno gane o pierda, o quede nominado, hay una gente que se beneficia solo porque uno dijo que sí. Eso no se puede dejar de lado. En mi caso bailo por la Fundación Baik, de Cartago, que trabaja con niños huérfanos de cero a ocho años, a quienes se les da todo hasta encontrarles una familia. Eso es lo que más pesa y lo que más motiva”, expresó.
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Aunque ya pasó el primer susto, sabe que la competencia se pondrá cada semana más fuerte, por eso prometió ensayar cada vez más para no decepcionar al público y en especial a esos niños del albergue que están esperando su ayuda.
“Lo hice bien, pero el compromiso es todavía más grande porque la gente se va a quedar con lo que vio y tengo que ir para adelante. Yo siempre le digo a los niños de mi academia: el talento a veces no alcanza, pero si hay actitud, se pueden lograr las cosas”, finalizó con una gran sonrisa.
Ahora al “Chiqui” le tocará luchar para llegar en esta competencia aunque sea a cuartos de final como lo hizo La Sele en el 2014.