El periodista Elías Alvarado estuvo ausente de la pantalla de Telenoticias tiempo atrás y lo que los televidentes no sabían es que estuvo luchando por sobrevivir al sufrir uno de los golpes de salud más duros de su vida.
El corresponsal de Teletica en Estados Unidos desapareció de las cámaras a inicios del 2025, lo que despertó todo tipo de rumores y preguntas entre quienes siguen su trabajo.
En aquel momento solo dijo que se trataba de un problema de salud, pero prefirió no entrar en detalles sino fue hasta ahora que decidió contar, con total honestidad, el episodio que estuvo a punto de costarle la vida.
Este lunes 15 de diciembre, Elías publicó un video junto a su esposa, Tania Mata, donde relató el duro proceso médico que enfrentó y que lo llevó a pasar varios días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
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De una broquitis al susto de su vida
Según explicó, todo comenzó con una bronquitis aguda que parecía común, pero que no mejoraba pese a las visitas a emergencias y a los tratamientos con antibióticos y esteroides.
El cansancio extremo, la falta de aire y una sensación constante de alerta encendieron las alarmas. La situación llegó a tal punto que, según contó, un día le pidió a su esposa que oraran juntos porque sentía que ya no podía más.
“La bronquitis aguda me llevó dos veces al hospital, me empezaron a dar antibióticos, esteroides, no mejoraba, nunca me había sentido tan mal en la vida, nunca, ni las cuatro veces de covid que hemos tenido, nada me había hecho tan mal. De hecho, llegó un momento cuando tuve esa bronquitis que llamé a Tania y le dije que me diera la mano e hiciéramos una oración en mi cama porque no era que sentía que me iba a morir, pero yo ya no aguantaba más”, dijo.
Tras pasar por varios especialistas, como un cardiólogo y pulmonólogo, detectaron que lo que tenía era una sinusitis severa y crónica que requería cirugía.
“Me dice el doctor: ‘no muchacho, usted está obstruidísimo, usted tiene un laberinto ahí adentro en esa nariz y hay que operarlo”, señaló.
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Su esposa Tania añadió que tenía mucha infección “vieja” y que como tenía tan obstruida la nariz, no le salía.
El procedimiento era ambulatorio y, en apariencia, no representaba mayor riesgo. De hecho, la operación que le hicieron por la nariz salió bien y Elías estaba listo para regresar a casa con su esposa y su hijo Saúl.
Pero en cuestión de minutos todo cambió. Un dolor intenso en el pecho, la imposibilidad de respirar y un colapso repentino obligaron al personal médico a actuar de inmediato.
“Luego desperté, no sé cuánto tiempo después, en una sala y ya me dicen que la cirugía había terminado, que había sido un éxito, tenía unos cosas en la nariz, me habían puesto unas vendas en la cara... Fui al baño, regresé, ya me estoy poniendo la ropa, sentado en la camilla, y en lo que yo hice así (agacharse) para ponerme las medias, me empieza un dolor en el pecho (...). Yo solo les decía que no podía respirar”, relató.
El diagnóstico fue neumotórax: el pulmón se había colapsado y el aire estaba presionando el corazón, lo que podía provocar un infarto.
“Me dijo la enfermera que eso era lo que típicamente pasa en los accidentes de tránsito, con el golpe a las personas le explotan los pulmones y por eso le da un infarto en el lugar y de eso es que muchas personas fallecen, ‘eso es lo que le está pasando a su esposo’”, recordó Tania.
Sin anestesia y contra el tiempo, le colocaron un tubo torácico de emergencia para salvarle la vida. A pesar de la gravedad del momento, Elías asegura que sentía una paz inexplicable.
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Días muy duros sin su hijo
Luego vinieron los días más duros, pues quedó internado por varios días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), dependencia total para tareas básicas, la angustia de estar lejos de su hijo y la incertidumbre de no saber cuándo podría volver a casa.
Con esfuerzo y determinación, logró caminar nuevamente por los pasillos del hospital y finalmente recibió el alta médica.
La recuperación fue lenta y exigió reposo, rehabilitación pulmonar y un fuerte trabajo emocional para enfrentar la ansiedad y la depresión que llegaron después.
“Me levanté de esa cama y empecé a caminar por cuidados intensivos y fue tan impactante, era como un cuadrado, en el centro estaban los escritorios de las enfermeras y demás, y en todo alrededor había pacientes, había gente conectada a máquinas, y yo tenía la oportunidad de salir de ese hospital, sí podía caminar, entonces empecé a hacerlo, le di como cinco vueltas. Era una enfermera española, Ana, me decía: ‘tranquilo, Elías’, y yo le decía: ‘pero es que yo me siento bien, yo me quiero ir para mi casa, quiero ver a mi hijo, quiero estar en mi casa, ya no quiero estar en este hospital’, y lo logré, gracias a Dios”, dijo entre lágrimas al recordar aquel duro momento.
Elías aseguró a La Teja que ya completamente recuperado y ahora solo tiene que acudir cada seis meses a control general y al cardiólogo y con un estilo de vida más consciente.
“Todo está bien, no tengo secuelas”, agregó.
Lejos de victimizarse, el periodista dice que esta experiencia le dejó una lección profunda de fe y gratitud. Agradece a Dios, a su familia, a los médicos y a sus compañeros de Teletica, quienes lo acompañaron y apoyaron en uno de los momentos más difíciles de su vida.




