Una de las locutoras más queridas de radio Bésame jamás se imaginó que un simple cambio de medicamento casi acabaría con su vida.
Se trata de Sofía Porras, una de las principales voces de la 89.9 FM, quien dice estar viva “de milagro” luego de pasar días angustiantes.
Aunque ya regresó a la cabina de radio, las marcas en sus brazos por la colocación de tantas vías intravenosas le siguen recordando los dolorosos momentos por los que pasó.
Ella fue diagnosticada a los 24 años con diabetes y desde entonces es insulinodependiente para controlar los niveles de azúcar en su sangre.
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Según explicó, en los últimos tres años le han hecho varios cambios de medicación; sin embargo, esta vez el medicamento casi la mata.
“Resulta que me hicieron un cambio reciente en la medicación y mi cuerpo casi que colapsa. Desde el miércoles 20 de agosto empecé un poquillo mal, a vomitar. El jueves ya estuve un poquillo más jodida; sin embargo, el médico que me veía me daba algunas instrucciones, como que otras pastillas podía tomar para sentirme bien, pero jamás pensamos que sería algo tan grave”, explicó.
La madrugada del viernes ya el asunto de salud empeoró más, al grado de vomitar cada media hora y lo más preocupante es que era un líquido café.
“Yo me imagino que eso eran los jugos gástricos, seguramente, era un líquido café que sabía feo y vomitaba y vomitaba y se le avisó al médico”, narró.
La locutora contó que la recomendación médica fue tomar suero del que receta la Caja Costarricense de Seguro Social y que si seguía así mejor fuera a emergencias del hospital.
Lo que por su mente nunca pasó es que terminaría en una ambulancia luchando por sobrevivir.
“Eran casi las 7 a.m. y yo estaba fatal, pero fatal. No me podía ni levantar, me costaba muchísimo respirar se llamó a la Cruz Roja de Santa Ana, que verdad ellos son unos ángeles en mi vida, llegaron a mi casa y me llevaron a emergencias de Santa Ana, pero yo estaba peor. No podía respirar y fue como corran al hospital San Juan de Dios y la misma Cruz Roja me llevó”, explicó.
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Yo no lo culpo (al doctor), sé que él intentó ayudarme a que me mejorara mi situación diabética, pero bueno, no nos salió“.
— Sofía Porras, locutora
No daban muchas esperanzas
Sofi, como le dicen de cariño sus oyentes, contó que pare ese momento tenía la boca destruzada, como con yagas, y la lengua “era como una piedra, la tenía morada, no la podía meter” y, por ende, no podía ni hablar.
Su hermana, Ana María Porras, fue otro de sus ángeles ese día, quien hizo todo lo posible para que la atendieran rápido al ver su estado.
“El diagnóstico fue una cetoacidosis diabética, que significa que el organismo se pone como ácido y todo esto a raíz de ese cambio de medicación. Ellos en términos médicos le llaman bombas a unos aparatos que te ponen, como insulina, me pusieron eso, sueros, de todo. No pude comer absolutamente nada hasta el domingo (24 de agosto), con dieta blanda pasé domingo, lunes y martes”, dijo.
La también maestra de ceremonias contó que cuando ya la dejaron comerse un poco de sopa y un pedazo de papaya la noche del martes fue como saborear la gloria porque antes no podía ni masticar.
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Ella estuvo internada en el quinto piso del hospital San Juan de Dios hasta con sonda porque no podía ni levantarse a hacer sus necesidades.
“Amigas que trabajan ahí en el hospital me comentaron que el personal les decía: ‘no, es que esta muchacha está muy mal’, ‘esta muchacha definitivamente tal vez no pase de esta noche’, y cuando llamaban a preguntar por mí, la gente que se fue dando cuenta, les decían que yo estaba delicada”, recordó.
Me inyecto insulina donde sea, si me tengo que inyectar en el bus lo hago, no me gusta satanizar la diabetes".
— Sofía Porras, locutora
Un verdadero milagro
Sofía recalcó que los doctores le dijeron que el viernes que la internaron y el día siguiente estuvo casi que agonizando, pero que afortunadamente los medicamentos que le aplicaron le cayeron muy bien a su organismo.
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De hecho, le dieron la salida del hospital el miércoles 27 de agosto al ver que su cuerpo había reaccionado muy bien a la nueva insulina.
“Me hicieron todo un cambio del cuadro de insulina, me cambiaron absolutamente todo y ya el miércoles me pude bañar solita, intentándolo porque si me quedaba en la cama imaginate. Yo creo que le diferencia para una recuperación es la actitud y la fe, yo siempre le voy a agradecer a Dios por la oportunidad de vivir, estuve varios días más incapacitada, pero ya regresé a la radio, yo le dije a mi jefe: ‘necesito la terapia de escuchar a los oyentes y escuchar la música, caminar y estar con mis compañeros de Multimedios radio”, mencionó.
Porras agregó que ella no culpa a nadie de lo que pasó y que mucho menos piensa demandar al médico privado que la recetó porque lo único que quiere es estar bien.
“Eso tenía que pasar para dejarme alguna enseñanza, para dejar una enseñanza en las personas cercanas a mí y, agradezco mucho a mi hermana Ana María, a mi novio, Róger, que ellos corrieron con todo, a mis padres que de verdad me han apoyado muchísimo y a los que apoyaron a mami y a papi esos días porque ellos también estaban en crisis pensando que su hija se podía morir por como se pintaba todo”, concluyó.