Para el locutor Jorge Madrigal, voz emblemática de emisoras como 94.7, Azul 99.9 FM y parte histórica de 103 FM, la radio joven, la subasta de frecuencias que impulsa el actual gobierno y que amenaza con apagar más de 60 emisoras nacionales, es un golpe duro a su corazón.
En sus más de tres décadas de ser uno de los locutores más escuchados del país, jamás imaginó que una decisión así vaya a borrar, no solo emblemáticas emisoras sino también empleos, sueños y voces de Costa Rica.
“Cuando a una emisora se le pone candado, no es solo el portón el que se cierra. Ahí trabajan contabilidad, técnicos, eléctricos, recepción, mensajería, limpieza, mantenimiento, ingenieros en computación y quienes mantienen los transmisores en los volcanes. Es toda una cadena de trabajos que se vería eliminada, no solo yo que soy el que salgo al aire”, expresó con su voz grave y cargada de preocupación.
Para Madrigal, no se trata simplemente de una cuestión de papeles, trámites o cifras. Detrás de cada dial hay familias enteras que terminarían afectadas.
“Es como si te arrancaran un pedacito del corazón que te mantiene vivo. Ese es tu modo vivendi, tu alegría, tu razón para levantarse todos los días. A algunos no los emociona tanto, es cierto, pero otros sí nos emociona mucho.
“La radio para nosotros no es solo un trabajo; es una pasión. Desde niño iba a radio Victoria y luego jugaba a tener una emisora: ponía discos, fingía ser locutor con el equipo de sonido de la casa. Y la vida me llevó a estar acá”, mencionó.
¿Qué es la subasta de frecuencias?
Recordemos que el Poder Ejecutivo decidió hacer una subasta de frecuencias de radio y televisión para subir los montos tan bajos que hasta ahora las emisoras y televisoras han pagado por los derechos, pero se fue muy arriba y peligra que muchas emisoras y canales de televisión queden fuera del aire.
Las tarifas fijadas para esta subasta oscilan entre $386.000 (unos ¢193 millones) por una frecuencia FM nacional digital y $1,6 millones (¢802 millones) por un canal de televisión, costos que varios concesionarios han considerado inaccesibles.
Para alguien como Madrigal, que creció soñando con ser locutor, la radio no es una mercancía, es vida.
“Hay toda una cadena de trabajos que se van a ver eliminados, punto. No se puede, ¿verdad? Y evidentemente, aparte de la angustia que eso trae consigo, la tristeza. Así como el cantante vive y se emociona cada noche que tiene que subirse en el escenario, los que trabajamos en radio o en televisión también vivimos eso, es una emoción, es lo que nos apasiona", mencionó.
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Más que una frecuencia
Para el locutor la radio es más que una frecuencia y aseguró que los “ataques son duros” y los ha sentido directos, pues su empresa, Cadena Radial Costarricense (CRC), el dueño es Andrés Quintana, quien a su vez es el presidente de la Comisión de Gobierno de Canara (Cámara Nacional de Radio), defensor de la radio.
“Hay temas diferentes que los están metiendo en una sola olla para confundir y para hacer que la opinión pública se nos venga encima”, dijo.
A su vez dijo no perder la esperanza que algún recurso de amparo frene todo o bien que ocurra algo que ponga freno a todo.
“No te puedo negar que no hay angustia. Hay incertidumbre. Hay tristeza. Pero por el otro lado también hay esperanza de que efectivamente los tribunales, los jueces, la Sala Cuarta, todos se den cuenta de que efectivamente hay muchos errores, hay ilegalidades, que ha habido confusión, que han tratado de confundir la opinión pública mezclando una cosa con la otra.
“Y de que, bueno, solo los ríos no se devuelven. Y si efectivamente los procesos que están ahorita peleando, los procesos administrativos, ilegales y jurídicos que están en proceso, nos dan la razón”.
Según Madrigal, esta subasta no es más que una “sacada de clavo personal disfrazada de modernización”.
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Mensaje para los que apoyan
Madrigal no dejó de lado a la audiencia, esos que por años han sintonizado cualquier emisora de CRC y, en especial, a los que lo han seguido a través del radio del carro, del equipo de sonido de la casa o por alguna otra plataforma digital.
Pero también envió un mensaje a los que no los apoya.
“Muchas gracias por la compañía de siempre. Si nos escuchan es porque hay una amistad invisible, pero sonora. A los que nos apoyan, gracias; a los que piensan diferente, también. Esta es una sociedad democrática y podemos opinar distinto”, dijo con gratitud.
Con la subasta de frecuencias muchas de estas podrían llegar a pasar a manos de nuevos operadores, se dice que algunos podrían ser extranjeros, lo que posiblemente genere otro tipo de contenido a lo que los oyentes ya estaban acostumbrados al sintonizar 94,7, 99,9 o 103,1 FM, o cualquier otra que no decidió no presentar ninguna oferta por sus frecuencias actuales.


